TARTA DE QUESO

Fin de semana y además nieva, así que lo clásico en mí es encerrarme en casa, encender la chimenea, desplegar todas las labores para dedicar un ratillo a cada una, leer de forma intermitente y cocinar algo un poco más especial que el resto de los días, especialmente algún postre, porque todos los fines de semana tenemos invitados.

Ya os he dicho otras veces que cada vez soy más vaga para cocinar, así que ando siempre pensando recetas que sean fáciles y rápidas y que además sean apetitosas. Hoy recordé una tarta de queso sencillísima y exquisita que hace un montón de tiempo que no preparaba y, la verdad, acerté.

Ya sabeis que hay tantas tartas de queso como cocineros, pero esta es especialmente sencilla, cremosa, de sabor delicado (sabe a queso sólo lo justo) y no requiere ningún cuidado especial; además puede hacerse el día antes, como he hecho yo en este caso.

Si quieres hacerla, pon a precalentar el horno en posición aire a 150º y prepara un bol grande y la batidora con las varillas, porque todo lo que vas a hacer es batir los siguientes ingredientes y por este orden:

5 huevos, 1/2 litro  de nata líquida, 1 bote pequeño de leche condensada, 1 tarrina de queso Philadelphia o similar, 5 quesitos (El Caserío o parecido), una cucharadita de coñac o ron moreno (opcional).

Una vez batido, pones en un molde redondo plano de 30 cm y metes al horno; en ese momento baja la temperatura a 120º y durante dos horas dedícate a coser, leer, ver la tele o dormir la siesta. Al cabo de dos horas tendrás algo así:

Deja enfriar, tapa con un film y reserva a temperatura ambiente hasta la hora de comerla.

Mientras, prepara un toffee líquido para acompañar y que además podrás guardar en un tarro durante mucho tiempo para usar en otros postres como por ejemplo con unos frixuelos, con brownies y helado de vainilla, con cuaquier helado cremoso, etc.

Pones en un cazo al fuego 250 g. de azúcar con tres cucharadas soperas de agua y revuelves bien (cuchara de acero) mientras el azúcar se va fundiendo y luego dorando, hasta que tienes una textura y color de caramelo dorado

En este momento se añaden unos 50 g.  de mantequilla y un pellizco pequeñísimo de sal y se hace fundir. Luego se añade un vaso grande de nata líquida y se sigue removiendo durante unos 7 u 8 minutos, hasta que la mezcla se integra perfectamente. Debe quedar bastante líquido, porque al enfriar se espesa bastante.

 Este es más o menos el aspecto que tiene terminado.

Ya no queda más que servir la tarta acompañada de un poco de nata batida y unos hilillos de toffee, que seguro os quedarán más bonitos que estos chorreones que me quedaron para la foto (menos mal que sabe tan rico,...)

Si guardas los restos en un tupper, tendrás tarta jugosa varios días.

Buen provecho