APROVECHAR CAJAS
Desde niña siempre me gustaron las cajas y cada vez que una de ellas ha llegado a mis manos he intentado conservarla con cualquier pretexto, sin importar si realmente servía para algo: cajas grandes, pequeñas, de cartón, de plástico, de metal, de madera, cajas de zapatos, de colonia, de lencería, de confitería, de puros,...De unas me encanta la forma, de otras el tamaño, el color, las proporciones, a veces parecen venir a resolver una necesidad de guardar algo o de contribuir a mantener el orden en la casa, pero casi nunca hacen otra cosa que estorbar o andar de un sitio para otro esperando un uso que nunca llega, pero incluso sabiendo que no las usaré para nada concreto me cuesta tirarlas.
Algunas veces las he forrado, con papel o con tela o las he pintado y les he dado una nueva vida guardando tesoros como caracolas, piedrecitas, bisutería, monedas antiguas, cintas, botones, fotos y recuerdos, papeles inútiles y otras mil cosas de escaso valor que van componiendo los tesoros de una vida y que cada vez que hacemos eso que se llama "limpieza general" sentimos que deberíamos tirarlas, pero nunca lo hacemos.
El caso es que este fin de semana acabaron de llegar los Reyes Magos y tuve que ponerme a hacer unos cojines para el nuevo sofá, así que abandoné el punto de cruz y el patchwork; luego Paula y yo nos hicimos unas manteles con unas telas preciosas que encontramos en Ikea y en un ratillo de descanso rescaté una caja que había quedado por casa de las navidades y le hice un tuneado con un trocito de tela y unas cintas adhesivas.
Y así es como quedó
Las cintas son un nuevo descubrimiento fascinante, las he comprado por internet en "Chérie-m", una casa francesa que vende además unos tampones maravillosos y tintas para estampar con ellos sobre tela, papel, madera, etc.
Pronto os enseñaré alguna cosa estampada con ellos, de momento estoy encantada con este nuevo capricho y las cintitas son una pasada, como podeis ver.
La caja, de cartón entelado, no era fea, pero ahora es mucho más bonita y ¡albricias! perfecta para guardar los tampones y los rollos de cinta que acaban de llegar
Así que, de un tiro maté dos pájaros: le di un uso a la caja y me sirvió para experimentar con las nuevas adquisiciones.
Primero pegué un rectángulo de guata en el centro de la tapa, dejando un margen de unos 4 cm alrededor. Luego pegué otro rectángulo de tela, un poquito mayor que el de guata, más o menos 1 cm a cada lado. Y finalmente fui pegando las tiras de cinta de distintos dibujos hasta cubrir toda la tapa y los laterales.
Luego forré los laterales de la base, por dentro y por fuera, solo con la cinta y ya quedó estupenda.