COJÍN APPLIQUÉ
Como complemento al mantel que os mostraba en la entrada anterior y aprovechando los restos de paño de lana sobrantes, me he hecho un cojín para la butaca de mimbre donde me encanta sentarme en el exterior. Se trata de una butaca clásica, sencilla, pero que tiene una anchura muy cómoda que permite estar bien arrellanada y con espacio suficiente para mover los brazos para coser. La compré en Ikea hace un par de años y lo primero que hice cuando la traje fue cortarle las patas 5 cm., porque siempre he preferido que los asientos de coser sean más bajos de lo normal, ya que acostumbro hacer muchas cosas apoyándome en las rodillas y eso se hace mejor si el asiento es bajo. Desde luego así es estupenda y por eso se ha convertido en mi silla particular.
Para el cojín he utilizado restos de varias telas: un trozo de lino húngaro antiguo, muy rústico, que había comprado en "Federica & Co", en Madrid; una tela estampada color chocolate, comprada en Lunares Patchwork, sobrante de la utilizada en un quilt que hice este invierno y restos de lanas y otras telitas de trabajos anteriores. El diseño es copiado de un libro que encontré en clase de patchwork.
Como veis es un diseño muy sencillo, que se dibuja fácilmente a mano alzada y que se cose en un momento, más teniendo en cuenta que las aplicaciones con lana, pegadas con papel termoadhesivo, admiten puntadas sencillas porque una vez cosidas no se nota nada.
La trasera es una tela estampada en los mismos tonos que las lanas del motivo y la abertura se cierra con dos grandes botones de nácar regalo de Nuria "La Caina Roja". Me gusta mucho esta hechura porque, además de ser muy sencilla de hacer, es fácil de desenfundar y los botones le dan un toque muy bonito.
Me ha encantado combinar las lanas con pequeños toques de telas estampadas, todas de la colección "Double chocolat" de Moda, que ponen una pincelada muy graciosa sobre los tonos tan sobrios de las lanas y he jugado también con distintas técnicas, cosiendo unas piezas a puntada escondida, como las alas del pájaro y otras a grandes puntadas irregulares vistas, que dan un aspecto más rústico e informal que me gusta mucho.
Ya veis que no cuesta tanto hacer un cojín un poco especial y en este caso, además, muy práctico porque se lava perfectamente y resiste bien las agresiones del exterior, sobre todo el sol. Las lanas, al estar ya muy lavadas y fieltradas, no decoloran ni en el lavado ni por el sol y tampoco encogen, o sea que son absolutamente recomendables para estos trabajos.
Solo necesito que vengan muchos días de sol para disfrutarlo, porque ideas para coser no me faltan y el sillón me espera pacientemente. El cojín del asiento que se ve en la foto se vende también en Ikea y está perfectamente adaptado a las dimensiones del asiento, más ancho de lo normal y al ser de color crudo es facilísimo de combinar con cualquier otra cosa.
Han sido tan pocos los días de sol que hemos tenido esta terrible y fría primavera, que cada día que sale me vuelvo loca haciendo fotos, como si no me creyera lo bonito que se ve todo cuando hay esta luz y lo triste que me parece cuando, como hoy, llueve a mares y encima hay niebla.
Más o menos, esta es la vista que tengo desde mi silla, cuando dejo de coser un instante y miro hacia adelante. Bueno, es un decir, la silla se mueve conmigo por todas partes, buscando casi siempre la sombra preciosa que tienen los días de sol. Allí, al fondo, más cerca de lo que parece, Oviedo.