BOLSO JAPONÉS
Hay personas que me recuerdan que desde hace algún tiempo me muestro menos activa en el blog y que tienen que esperar mucho para poder leer una entrada nueva. Y tienen toda la razón, hace meses que mis artículos van más espaciados y a veces me hago esperar muchos días, pese a que mis labores continúan y a que dedico muchas horas a coser, bordar y discurrir, pero hay varias razones objetivas para que esto suceda: de una parte, ya sabéis que desde hace tiempo la "revolución Violeta" ha cambiado sustancialmente la vida de nuestra familia y he dedicado mucho tiempo a diseñar y coser su ajuar, del cual no he enseñado la mayoría de prendas y no por falta de intención sino porque siempre lo termino todo deprisa, deprisa y se lo llevo sin ni siquiera acordarme de hacerle fotos para enseñaros mis inventos; además, viajo más a verla y en esos días que paso con ella ni publico ni coso, ya os podeis imaginar.
Pero hay aún una razón más y esta ha surgido solo por casualidad y es el hecho de que últimamente me he inclinado por proyectos más largos, con mayores complicaciones y que me cuesta más terminar, como es el caso de este bolso que hoy os voy a enseñar y que me ha tenido entretenida un montón de horas, a las que luego añadí voluntariamente otras pocas para hacerle un neceser a juego. Naturalmente ahora estoy feliz de haber hecho el esfuerzo y ya me acompaña puntualmente a mis clases de patchwork y también en los viajes.
El modelo es una adaptación realizada por Inés, mi profe de patchwork, de un diseño de la japonesa Yoko Saito publicado en el libro "Study boom for taupe color" y me enamoré de él en la última feria de patchwork celebrada en Avilés, donde otra alumna de Inés había expuesto el suyo que era, además, un prodigio de perfección técnica y buen gusto.
Siempre me han gustado algunos aspectos de la estética japonesa en el patchwork, como los coloridos tan sobrios, las texturas de las telas, la minuciosidad de los "appliqués", pero hasta ahora no me había decidido a emprender ningún proyecto, sinceramente porque las telas me resultan difíciles de manejar y porque las aplicaciones a puntada escondida son un pequeño suplicio para mí, porque no me quedan demasiado bien y eso me molesta enormemente, así que procuro evitarlas.
Al menos hasta que vi el bolso en la exposición y me dije "lo quiero" y me vi obligada a pensar que no hay excusa para seguir escapando de las dificultades y que tengo que esforzarme por encontrar la manera de mejorar mi técnica con las aplicaciones. Así que me lancé de cabeza y no solo no me cansé sino que ahora estoy metida en otro proyecto grande con este mismo handicap, ¡A ver si de una vez le pierdo el miedo a la puntada escondida!
En este caso he contado con una ventaja muy importante al haber visto antes el bolso hecho porque eso me ha permitido ir, como se suele decir, "a tiro fijo" y ocuparme solo de coser y coser, tantas puntaditas que pensé que no se acabarían nunca. El resultado es satisfactorio y ha merecido la pena, aunque sé que aún puedo hacerlo mejor y como tengo cierto vicio de hacerme bolsas y bolsos, seguro que llegaré a perfeccionar mi técnica.
Cuando ya había terminado el bolso decidí que le vendría bien un complemento, un neceser que recoja los múltiples pequeños objetos que necesito llevar, tanto si lo uso como bolsa de trabajo o para llevar como bolso de calle o de viaje. Naturalmente, el neceser ya fue un diseño un poco más libre, inspirado en el bolso y realizado con las mismas telas pero con un paisaje inventado por mí.
Una de las cosas que más me gustaron del bolso es su forma, clásica y sencilla pero muy cómoda y también el tamaño, perfecto para llevar un montón de cosas sin que se vea demasiado grande, cosa importante dado que yo soy bajita y no puedo usar bolsos que parezca que me llevan a mí en lugar de llevarlos yo a ellos.
Como es natural, el diseño del paisaje solo va en una de las caras, dejando la parte trasera completamente lisa que con ese acolchado menudito y las sombras que hace el propio tejido, queda igualmente preciosa y cansa menos. También aporta un efecto muy bonito la combinación de telas, de texturas y colores diferentes, que armonizan muy bien sobre todo porque no hay ni un solo tono que destaque, nada que resulte estridente o llamativo, aparte del paisaje aplicado, realizado en las mismas gamas de colores.
La confección del bolso es un proceso en etapas que, pese a ser largo, es muy entretenido porque cada etapa es diferente de las otras, con lo cual se experimentan muchas técnicas de costura y se manejan materiales diversos; primero es la preparación de la tela exterior, uniendo sobre el patrón las distintas secciones de tejido, para después proceder a la realización de los aplicados, empezando por el dibujo del esquema sobre la tela base y siguiendo a continuación la divertida preparación de todas las pequeñas piezas que componen el motivo, para las que he usado entretela adhesiva H-250 que permite la precisión necesaria en las formas.
Una vez terminadas las aplicaciones, he colocado una capa de guata y he procedido al acolchado, primero contorneando todos los motivos aplicados y después realizando una trama de pequeños rombos siguiendo el dibujo que hace la propia tela central. En las telas de la parte superior e inferior, el acolchado sigue patrones diferentes.
Terminado el acolchado, he confeccionado la horma del bolso con entretela rígida tipo Jefytex y la he fijado en el interior con pegamento textil y cosido a la guata ya acolchada.
A continuación he diseñado el forro interior del bolso con los departamentos y bolsillos adicionales que me apetecían y lo he realizado en una tela de la misma colección que las utilizadas para las aplicaciones y la he forrado con entretela adhesiva para darle más consistencia.
Finalmente he unido el forro interior con el resto de capas y he rematado el borde a mano para después colocar las asas, también hechas por mí con la ayuda y dirección de Inés, que es igualmente experta en los trabajos con cuero.
Puesto que el neceser tiene capacidad suficiente para mantener controlados todos los cachivaches pequeños, no fue necesario hacer demasiados departamentos en el interior del bolso, pero sí le he colocado bolsillos de distintos tamaños y utilidades, unos cerrados con cremallera y otros con unas tiras de cuero sujetas con velcro. De este modo consigo tener organizadas el resto de mis cosas y accesibles a la mano casi sin mirar.
Aquí se puede apreciar el acolchado del cuerpo central del bolso, realizado siguiendo esas líneas ligeramente más oscuras que se aprecian en el tejido. Los cuadritos son un poquito más pequeños al natural que lo que se aprecia en esta imagen y este acolchado tan pequeño aporta una textura especial y mejora la estructura del tejido.
El neceser es también muy básico, cerrado con cremallera y con una forma bastante similar a la del bolso. El neceser no lleva entretela rígida, solamente el acolchado exterior, porque así es consistente pero más blandito y manejable.
En esta imagen podeis apreciar un poco mejor la proporción entre el bolso y el neceser y también ese toque de color que le he puesto al neceser que, como va dentro, puede permitirse romper esa estricta austeridad (por otra parte, preciosa) que tiene el paisaje del bolso. También se aprecia muy bien cómo la entretela semi-rígida mantiene perfectamente la forma del bolso en cualquier posición, aunque cede muy bien a la presión y no resulta incómodo de manejar.
Todas la telas usadas en este proyecto son de la marca Lecién y han sido adquiridas en Lunares patchwork, al igual que el resto de materiales del proyecto.
Normalmente soy bastante impulsiva y autónoma en mis trabajos y acabo haciendo un poco lo que me da la gana, pero en esta ocasión se trataba de un proyecto técnicamente bastante complejo y que partía de un modelo perfecto, así que me he dejado guiar, paso a paso, sin salirme del guión. Agradezco infinitamente a Inés, mi profesora, su sabiduría y generosidad tanto como su paciencia y su cariño y también a la persona (que no conozco) que hizo este bolso antes que yo y que con su perfecta ejecución hizo que me enamorase de su trabajo en cuanto lo vi. Ahora yo estoy orgullosa del mío aunque está un poquito peor hecho que el suyo.
En estos días he vuelto a hacer labores pequeñas y rápidas en medio de otros proyectos más complejos, como hacía antes y la verdad es que es delicioso poder terminar rápido alguna labor y aunque sea el objeto más insignificante, me divierto muchísimo haciéndolo. Además eso me ha permitido hacer pequeños regalos sorpresa hechos por mí y eso es algo que me encanta y que intentaré recuperar como costumbre.