Desde el tren, Puerto de Pajares, se avecina ventisca. #nieve #invierno #cosasquehacerentren

LA CASA DE ZIPI Y ZAPE<br /> <br /> <br /> Uno no entiende muy bien cómo a veces, la infancia viene a nuestro encuentro de forma inesperada, como una nubecilla que se desplaza por nuestra mente, silenciosa, casi imperceptible, inocente y traviesa, llena de curiosidad, ansiosa por descubrir misterios, capaz de todo por vivir una aventura infantil…<br /> Viene y se instala….<br /> Si nos paráramos a pensar durante unos instantes, repararíamos en que esa pequeña nube de rasgos algodonosos, viene cargada de un gran potencial, positivo o negativo, no sé, pero capaz de provocar reacciones en cadena.<br /> La imaginación de un niño es infinita. Hace real lo irreal, da vida a lo inerte, carga de afectividad a personajes de cuento y puede insuflar vida a pequeños héroes de viñeta. Así, consigue visitar y convivir con sus personajes de cuento, entrar en sus casas que tan bien conoce. Acompaña a los pitufos en cualquier correría; aconseja al druida en la elaboración de sus pócimas, o come un bocado de jabalí asado del plato de Obelix. Todo lo consigue su mente infantil.<br /> Hoy no he podido escapar al influjo de esa nubecilla enredadora, que vino y armó de las suyas. Y lo cierto es que encontró el terreno abonado. Disponiendo yo de más tiempo libre del que acostumbro, de muchísimo más, pues llevo el brazo derecho en cabestrillo, me dispuse a alzar el vuelo a través de mi ventana internet. Salí volando, no sin dificultad, por tener mi ala derecha rota pero con el pensamiento lleno de mis heroínas virtuales. Tanto he leído y releído el blog de Covi “La vida a lo ancho”, que al final me he metido en él. Nada más lejos de mi intención ni más desprovisto de morbo. He sido víctima de mi imaginación todopoderosa y al igual que Mia Farrow en la “La rosa púrpura del Cairo”, es entrar en el blog y… entrar a visitar tu casa, bordar esas labores magníficas, y observar a los gorriones bañándose en el pilón del pobre Antón.<br /> Y como reacción subsiguiente, fui llevada a buscar en Google Map esa casa de mi heroína, en Vixil, Asturias. Vista en satélite, casi me equivoco con la de al lado! Pero no, que la de Covi tiene la chimenea a la derecha de los dos casetones. Además, el diseño del jardín es inconfundible! y oh milagro de internet: estoy segura de haberla encontrado!!!! El corazón me dio una vuelta! <br /> Esta historia me devuelve años atrás, a la infancia de uno de mis hijos, que aprendió a leer siguiendo los comics de Zipi y Zape. Estaba tan identificado con aquella pareja de diablillos que aprendió a leer para no perderse ni una coma de sus diálogos. Para él suponían el paradigma de niños felices y aventureros consumados. El momento más tierno llegó cuando me rogó que le llevase a Madrid porque quería conocer a Zipi y Zape. Estaba seguro de que los encontraríamos, porque en el cuento venía su dirección: Leganés. Seguro que si esperábamos en su puerta podríamos hablar con ellos…<br /> Hoy, en fin, me he visto a mí misma, buscando en Google Map mi Leganés particular. ¡Qué bien entiendo ahora a mi hijo y qué ternura me produce aquella escena!<br /> Un fuerte abrazo Covi, por tu docencia y por hacernos soñar.