FOBMANÍA
Ya os he contado muchas veces que me enamoro rápida y perdidamente de casi todos los gráficos, telas, hilos y objetos variopintos que las maravillosas tiendas físicas y online que visito ponen en sus escaparates. Todo me gusta y todo quiero hacerlo, pero claro, ni siquiera teniendo todo el tiempo del mundo, como tengo ahora, se puede hacer tanto y tan rápido como las novedades van apareciendo. Aún así, ahora termino muchas labores, cosa que antes no ocurría y creo que se debe a que no me canso de hacer siempre la misma tarea, sino que voy cambiando según la apetencia del momento, de una labor a otra, entre las muchas que empiezo a la vez. También establezco criterios objetivos derivados de otros factores, como por ejemplo, la luz que hay en cada momento del día, que permite hacer unas cosas y no otras, o el lugar donde me apetece estar, dentro o fuera de la casa, de viaje, en casa ajena, etc.
De todos modos, entre las labores en curso siempre hay cosas pequeñitas, pequeños alfileteros, carteritas de agujas, porta-tijeras, labores que caben en un neceser pequeñito que se puede llevar en el bolso para usarlas en el momento que sea oportuno. Por ejemplo, en la peluquería, uno de los lugares que más odio pero al que tengo que ir por fuerza, porque no soporto estar mal peinada y porque mi manta de pelo es ingobernable en casa, sobre todo con la artrosis de manos que yo tengo, ¡como para estar una hora dándole al secador!. Así que, una manera estupenda de entretener ese rato insoportable y no perder el tiempo es llevar una de esas labores pequeñas y dar unas puntadas. Hay una razón más para hacer cosas pequeñas: aprovechar los retales que se van quedando y restos de hilos que no alcanzan para labores mayores y que no pueden desecharse de ninguna manera.
Poco a poco, voy terminando cositas y cuando me apetece les doy el acabado definitivo.
Ayer amaneció un día gris y lánguido, de pronto frío y húmedo, y me pareció perfecto para rematar varios de esos trabajos que tenía ya bordados. Se trata de dos gratuitos deliciosos de Danybrod que podeis encontrar en su página y el precioso "Basket of memories" de Blackbird Designs, que había comprado en La Casina Roja y que ya he interpretado más de dos docenas de veces con hilos diferentes y nunca me canso de hacer.
La melancólica luz de la mañana me invita a sentarme plácidamente con todos mis cachivaches alrededor para elegir telas para las traseras, botones para adornar, complementos para dar un acabado más bonito a los bordados y disfruto del momento mientras pienso en mis cosas en silencio, algo que me encanta, aunque en sociedad hablo como una locomotora.
En las traseras he elegido dos linos estampados de Cabbages&Roses para los dos "Remember me", en tonos coordinados con los hilos. Para el cojincillo de las uvas he puesto un estampado de rosas con un toque vintage en honor a la bonita historia que Dany cuenta en su blog y que os resumo así: El bordado está dedicado a la actividad principal de septiembre, la vendimia, tan importante en Francia como en España. De hecho, el refrán bordado dice "En septiembre, si truena, la vendimia es buena". Y explica Dany la razón por la cual en los viñedos franceses siempre hay un gran rosal delante de cada fila de vides y que no tiene nada que ver con la decoración aunque es una maravilla verlos cuando están todos en flor. En realidad, se trata de "rosales centinela" que, por su extraordinaria sensibilidad a los hongos, avisan al viticultor de la llegada del mildiu y así puede aplicar los tratamientos necesarios antes de que el hongo afecte a sus vides. Ya veis qué solución tan preciosa para un problema común.
Me ha encantado poder fotografiarlo junto a una de las pocas rosas que aún quedan por el jardín.
Y aquí, con más detalle. El bordado lo he hecho sobre un lino de "Cmonmonde" en color rosa empolvado con hilos de seda en tonos degradados, de Atalie. Todo ello comprado en La Casina Roja, naturalmente.
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En este caso, la tela es Belfast en color blanco antiguo y los hilos también de Atalie: la seda Shiraz en el rojo matizado con beige y algodón Cêdre en el azul matizado con marrón. Les he puesto unos mini-botones en los tonos de los hilos y están rellenos con lavanda, cosecha de casa.
El romántico "Merci" es también de lino Belfast bordado con algodones de Atalie matizados en verde y rosa-lila. Le he puesto un marco de puntilla y unos botoncitos de nácar.
Cuando estaba preparando este artículo pensaba en todas aquellas amigas que me cuentan que no pueden bordar porque tienen mucho que hacer, no tienen tiempo, no se atreven con el punto de cruz, les da miedo el lino, no ven bien....Yo también he vivido esas dificultades y entiendo lo que os pasa pero os aseguro que, de todos esos inconvenientes que la vida nos pone, el peor de todos, con diferencia, es el miedo. Porque no me negareis que estas labores tan pequeñas pero tan bonitas están al alcance de cualquiera; basta una bolsita, un monedero, una cajita, metes dentro un trocito de tela, una aguja, un par de hilos y un trozo de papel con un gráfico y, aunque sea solo media hora a la semana, te das el gusto de crear algo bonito y que te hará adquirir confianza y afición. El lino Belfast, en colores claros, se ve muy bien incluso si tienes una presbicia de 5 dioptrías, como es mi caso, así que os animo a intentarlo. La pérdida no es grande y la ganancia puede ser mucha.
¡Ah!, ya sé que todas sois muy jóvenes y veis muy bien, pero si no ves los agujeros de esta tela, no es culpa de la tela, es que necesitas gafas, vete a la óptica.
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El otoño ha llegado puntual y gana terreno rápidamente; apenas quedan ya flores en el jardín, por eso se agradecen tanto los enormes penachos de los Edychium que llenan de aroma el atardecer.