Vuelvo nuevamente de pasar una semana en Madrid, días felices e intensos de nietas, vida en familia y mucho bricolaje; días fructíferos, en los que Violeta y yo hemos leído muchos cuentos y hemos hablado de nuestras cosas, sobre todo de su difícil estreno en el cole, que va asimilando muy poco a poco y también hemos jugado con Catalina, que sonríe siempre a quien se le acerca; hemos hecho bizcocho y nos lo hemos comido, nos hemos divertido y también hemos rozado la tragedia, porque cuando yo y mis locuras andamos sueltas, cualquier cosa puede pasar. Es verdad que a veces hago cosas útiles, pero también soy capaz de los mayores desastres y después de varios días en los que lo pasamos bomba terminando arreglos que quedaban pendientes y viendo cómo la casa cada vez está más acogedora y cómoda, en la mañana del último día, mejor dicho en menos de una hora, perforé una tubería de agua con mi mega-taladro y en cuanto pude parar la inundación y recoger el agua caída, acto seguido me permití un triple salto mortal desde lo alto de la escalera con aterrizaje forzoso de espaldas en el suelo de un baño, donde todo mi cuerpo comprobó lo duros que pueden ser los pavimentos hidráulicos saliendo al encuentro de un cuerpo escombro como el mío.
Después de tan tremendos sustos no queda más remedio que pensar en positivo y aunque estoy machacada de pies a cabeza, me he puesto muy contenta al pensar que en realidad me conservo estupendamente, porque no se me ha roto nada pese a que la caída era mortal de necesidad. La suerte estuvo de mi lado pese a todo y por eso hoy puedo contarlo, aunque no era de estas experiencias tan divertidas de lo que yo venía a hablaros.
Ya os había contado que mediado septiembre pude retomar mis aficiones y volver a organizar mis múltiples proyectos de bordado y costura. Fue un reencuentro pausado, empezando por intentar recordar qué cosas había dejado pendientes, cuáles eran mis planes antes de irme y qué ideas interesantes había dejado en el aire. Poco a poco fueron apareciendo bolsitas y neceseres con gráficos, telas, hilos y una libreta de notas con algunos apuntes que me ayudaron a organizar un poco el nuevo programa de ocio. (No olvidéis que en la jubilación no hay más obligación que hacer lo que a una le da la gana).
Una vez decidido el orden en el que quería ponerme al día con mis atrasados planes, empecé por darme un pequeño capricho y me lancé a confeccionar una nueva alforja de sillón ya que la anterior está muy decolorada y además era un poco pequeña para ciertas labores.
Normalmente elijo un bordado que tenga ya terminado y le busco unas telas que coordinen con su estilo y sus tonos para usarlo en alguna realización concreta. Sin embargo, en este caso me ocurrió justo al revés, de hecho pensaba hacerla solo con dos telas, sin complicarme nada y cuando ya las había elegido, de pronto me encontré con el bordado que quedaba perfecto por su colorido y proporciones
Dicen que el que guarda, halla y, si compras y acumulas cositas que se te antojan, tarde o temprano acaban teniendo su momento. Estas dos telas no tienen, en principio, nada que ver entre sí: la verde de flores es un modelo de una vieja colección de Moda, comprada en Dechado (Madrid), hace cinco años; la he usado en unos cuantos proyectos y me sigue encantando. La roja, de estampado "ton sur ton", también es de Moda y la compré recientemente en Lunares. Ambas coordinan a la perfección y el bordado, titulado "Simply spring", es un diseño de The Drawn Thread sencillo y delicado, de tonos que parecen elegidos ex-profeso para estas dos telas; por otra parte, también el tamaño es ideal para las medidas que deseaba en mi alforja-neceser, así que fue muy fácil tomar la decisión y ponerme manos a la obra.
Para plantear el tamaño, forma, tipo de bolsillos y demás detalles de acabado, tuve en cuenta el formato de los cuadernillos de punto de cruz que suelo usar, los accesorios que necesito a mano cuando coso y, por supuesto, la experiencia de otros neceseres parecidos, aprovechando lo mejor de cada uno de ellos.
Realmente es fácil decidir estos aspectos, porque se trata de tener un sencillo accesorio que mantenga en orden y a mano las cuatro cosas que usamos para el punto de cruz: gráfico, tela, hilos, tijera, agujas. Con eso basta y al colgar la alforja en el brazo de la silla o sofá o, simplemente extendida sobre una mesa, todo queda a la vista y en orden, perfecto para pasar un rato bordando sin preocuparse de nada más.
En cada caso, añadir o quitar complementos a este diseño básico, dependerá de las necesidades o costumbres de cada uno, alguien puede necesitar un bolsillo para gafas, poner anillas para colgar los hilos, una lupa, etc. Bien organizados, caben muchos elementos adaptados a cada persona sin necesidad de variar el tamaño y formato de la alforja. Yo siempre las hago plegables en tres partes, de modo que una vez cerrada y con todos los útiles en su interior, su tamaño y aspecto es idéntico a un neceser cualquiera.
El planteamiento interior es siempre igual para mí: en un extremo un bolsillo grande para la tela, gráfico y bastidor de 15 cm; en el otro extremo un bolsillo más corto, dividido en dos, para los hilos y la tijera. En la parte central pongo una almohadilla para alfileres y agujas y un trocito de lana para las agujas de reserva. La almohadilla es muy práctica porque siempre tengo varias agujas cargadas con hilos diferentes y las clavo ahí cuando voy intercambiando. También queda espacio para el imán de agujas que sirve para el mismo fin.
Cuando extiendo la alforja sobre el brazo de un sillón, siempre pongo el bolsillo de hilos y tijeras hacia mi lado y las agujas quedan a la vista y perfectamente accesibles en la parte superior del brazo, mientras que el bolsillo de guardar la tela cuelga hacia el exterior, ya que no lo necesito mientras estoy cosiendo.
En este caso yo he puesto el bordado en el exterior, para que al cerrar la alforja se vea enmarcado en el centro de la tapa, pero si tenéis una tela preciosa para el exterior podéis prescindir del bordado o incluso podrían ponerse los bordados sobre los bolsillos interiores, para así verlos mientras está abierta; las opciones son múltiples.
Ahora los detalles técnicos, por si alguna quiere hacer algo parecido.
Las dimensiones, en este caso, vienen condicionadas por las del bordado de la portada y son las siguientes:
tamaño extendida: 53 x 23 cm
tamaño plegada: 23 x 17 cm
bolsillo grande: 23 x 14 cm
bolsillo pequeño: 23 x 12 cm , dividido en una parte de 8 cm y otra de 15 cm
el lino del bordado mide 17 x 11 cm y le he puesto un margen de 3 cm, aproximadamente
Para confeccionarla, he seguido estos pasos:
1. Colocar los márgenes al bordado.
Como en este caso el bordado enmarcado forma parte de la cubierta exterior de la alforja, pongo solo el margen en los dos laterales cortos y en el borde largo que queda hacia el exterior.
Mis márgenes miden 3 cm una vez terminados, así que les añado 7 mm para la costura de unión con el bordado y 2 cm más que necesitaré para hacer el bies de remate de la alforja.
Coso en primer lugar los dos laterales cortos y después el borde exterior (Parte inferior del bordado). Con esto ya tengo listo el bordado para unirlo al resto de la tela exterior. Las medidas de la portada en este momento son 16 x 27 cm
2. Unir el bordado enmarcado al resto de la tela exterior.
Corto una pieza de la tela exterior de 27 x 40 cm (incluye 2 cm de margen para el bies de remate y 1 cm para la costura de unión con el bordado)
Colocando derecho con derecho, coso ambas partes del exterior, la que contiene el bordado y la tela restante. Así tendremos un rectángulo de, aproximadamente, 27 x 57 cm, este es el exterior de la alforja.
3. Preparar el sándwich exterior de la alforja
Corto un rectángulo de la tela elegida para el interior que mida 4 cm menos de ancho y de largo que el rectángulo exterior, en este caso, 23 x 53 cm
Con las mismas medidas corto una guata fina de algodón para acolchar un poquito y dar consistencia.
Coloco la tela exterior con el revés hacia arriba, sobre ella centro la pieza de guata y finalmente coloco sobre esta la tela interior con la cara buena arriba.
Sujeto con alfileres y paso un hilván alrededor, cuidando de dejar el margen de 2 cm en todo el perímetro.
Antes de sujetar las tres capas, preparo la almohadilla de agujas y el retalito de lana y lo coso definitivamente en su lugar, sobre la tela interior. Para coser ambas cosas he usado unos botones de nácar rojo.
Hago un sencillo acolchado alrededor del bordado y he dejado sin acolchar el resto de la tapa, aunque también le quedaría bonito
4. Preparación de bolsillos interiores
Para confeccionar los bolsillos, preparo un sándwich igual al anterior, es decir, una capa de tela exterior, guata y otra capa de la tela interior, pero en este caso, la tela exterior quedará en el interior del bolsillo y sale a la vista solo el bies del borde.
Es mi opción, pero podría hacerse al revés o incluso con otras telas, eso es cuestión de gustos e ideas.
Otra opción más sencilla es hacer el bolsillo sin borde y en ese caso basta doblar la tela elegida por la mitad y meter la guata en medio y ya tenemos el bolsillo.
En este caso, corto dos retales de tela de flores, uno de 16 x 23 cm y otro de 14 x 23 cm
Aparte corto igualmente dos trozos de la tela roja y dos de la guata, pero las medidas de estas serán 14 x 23 cm y 12 x 23 cm
Para formar el bolsillo procedo como sigue: coloco derecho con derecho las dos telas, alineando el borde largo y sitúo la guata sobre el revés de la tela roja. Paso una costura a máquina dejando un margen de 1 cm.
Doy vuelta a las telas con el derecho hacia afuera y al hacerlo no doblo justo por la costura, sino que dejo ya el borde de tela de flores a la vista. Sujeto con un hilván y procedo a acolchar, con un diseño de rombos y usando un perlé de Valdani al tono.
Hago lo mismo con el otro bolsillo
5. Montaje de la alforja
Pongo los bolsillos ya terminados sobre los dos extremos del rectángulo de tela interior, el bolsillo grande quedará en la parte del bordado y el pequeño en el otro extremo. Así tengo a la vista el interior de la alforja tal como quedará definitivamente montado. Para dividir el bolsillo pequeño en dos partes hago una costura de acolchado cosiendo juntos el bolsillo con la tela interior de la alforja.
Extiendo sobre la mesa la tela exterior y coloco sobre ella la guata y el interior, ya terminado con sus alfileteros y bolsillos perfectamente colocados. Centro muy bien todas las capas.
Sujeto con alfileres y después hilvano, poniendo mucho cuidado de alinear perfectamente los bordes, sin olvidar que el margen de la tela exterior debe ser de 2 cm en todos los lados.
Paso un pespunte a máquina cosiendo todas las capas cuidadosamente y dejando un margen de costura de no más de 1 cm.
Una vez unidas todas las piezas, utilizo el borde sobrante de la tela exterior para rematar el bies que se verá por el interior de la alforja. Doblo hacia dentro ese sobrante de tela formando un bies de 1 cm y coso a puntada escondida con hilo al tono, procurando ocultar la costura de máquina.
Al ir cosiendo el bies aprovecho para colocar un trocito de goma o cordón con el que luego se cerrará la alforja una vez plegada.
Ya solo queda plegar la alforja y coser un botón de nuestro gusto en el punto exacto para el ojal que hemos dejado cosido en el bies.
Seguramente una primera lectura os parecerá un galimatías, pero si queréis hacer algo parecido, os aconsejo hacer lo mismo que yo, que es tomar un cuaderno y un lápiz e ir trasladando apuntes mientras colocáis las piezas en vuestra cabeza. A mí me ayuda muchísimo hacer esquemas, cuadros de medidas, un dibujito aproximado que me ayuda a visualizar la pieza terminada, acotarlo, plantear luego un ensayo antes de cortar las telas y después ya me resulta mucho más sencillo.
Lo bueno que tiene es que el resultado no necesita ser exacto, no se trata de una pieza de precisión y da lo mismo que sea un centímetro mayor o menor o que los bolsillos tengan otro formato, el caso es que nos quede a nuestro gusto y que sea útil. De todos modos acabaremos haciendo otro modelo en cualquier momento o repitiendo este con nuestras aportaciones. Lo único seguro es que hacemos estas cosas para entretenernos y no estamos obligadas a dar cuenta a nadie de nuestros logros. Disfrutar es la clave.
Aunque no aporta nada especial a este artículo, si queréis comparar con otra alforja parecida pero sin bordado, que me hice hace años, la tenéis aquí
Espero que os guste