Aunque todo está inventado ya, a veces hace falta darle una vuelta a algún objeto y reinventarlo, simplemente porque se nos ocurre un uso diferente y ello lleva consigo alguna modificación. Yo conocía ya un accesorio de sofá pensado para tener controlados los mandos de las teles y de los DVDs, pero desde hace algún tiempo pensaba que algo parecido podría ser útil para coser y tener organizados los materiales necesarios en el brazo de un sillón.
Y hoy fue el día: el cambio horario trastornó un poco los hábitos del sueño y la mañana se hizo un poco más larga de lo habitual, con lo cual se me descolocaron las rutinas y anduve divagando por la casa hasta que se me ocurrió ponerme a coser. Para colmo, amaneció un día precioso y soleado, lo que siempre significa coser en el jardín. Y ahí fue cuando se me encendió la bombilla esa que en los tebeos anuncia una idea y me puse como una loca a buscar unos retales de tela y a hacer con ellos el accesorio que le faltaba a mi sillón de mimbre.
No me digáis que no era imprescindible:
Una alforja para colocar los útiles de bordar en el brazo del sofá; así lo tengo todo a mano y, lo que es mejor, si muevo la silla de sitio, no tengo que preocuparme de andar recopilando todas las cosas para ir tras ella.
¿Que te vas a tomar un café?, pues ahí te espera tu bordadín tan tranquilo en su alforja. ¿Que es la hora de comer?, ahí lo dejas en espera y ya volverás después. ¿Que hace demasiado calor al sol?, pues llevas la silla a la sombra,...
En cualquier caso, no necesito andar por todas partes con la mesita auxiliar, pon p'acá, quita p'allá, mueve mesa, mueve sillón, un rollo innecesario.
Claro que en el sofá o en las butacas también queda estupendo, basta con hacerlo a una medida que se adapte a nuestras necesidades.
La distribución se me fue ocurriendo sobre la marcha, no muy distinta de cualquier neceser de costura: bolsillos separados para la tijera y los hilos, almohadilla para unos alfileres, fieltro para las agujas, bolsillo para la tela y ya está. Corté la tela exterior un poco más grande para poder hacer la vuelta y rematar y en un pis-pás, terminada.
Luego resultó (de puritita casualidad) que doblaba muy bien al recogerla y entonces vino un botón y un cordón para cerrarla (cosa que no estaba prevista), con lo cual se convirtió en neceser sin haberlo buscado.
Así está muy bien porque si coso en el exterior tengo que recoger al entrar en casa, pero si me instalo en el salón puedo dejarla en el brazo del sofá todo el tiempo que haga falta y no estorba nada.
Si alguna siente curiosidad o quiere hacerla, estirada mide 21 x 44 cm y los bolsillos unos 10 cm de alto, suficiente para mis asientos, pero si teneis un sofá con el brazo más grueso la hacéis un poco más larga y ya está.
Yo ya la estrené y estoy encantada, tendría que haberla hecho antes.