COSTURERO DE BOLSILLO "LA CASINA ROJA"
Cuando se escriben tantas cosas, se charla tanto y tan a menudo, inevitablemente acaba una repitiéndose, por eso no os extrañe que os cuente a veces la misma historia repetida, olvidando que ya la había contado en otra ocasión incluso con pretextos distintos. Esto viene a colación porque en este artículo voy a repetir cosas que ya os había contado, aunque por esta vez y sin que sirva de precedente, esa reiteración narrativa está plenamente justificada, porque sin recordar ciertas circunstancias no podría explicar las razones de este relato.
Recuerdo, por ejemplo, que ya había contado que, pese a tener muchas aficiones y una curiosidad que me impulsa a experimentar constantemente cosas nuevas (y el abanico de mis intereses es bastante extenso y dispar), aproximadamente un año antes de jubilarme empecé a prepararme para esa situación que se avecinaba y que para mí iba a ser un absoluto descubrimiento impactante ya que, habiendo trabajado desde los 13 años, no podía recordar a los 60 lo que podía significar el disponer de 24 horas de cada día para lo que me diera la gana de hacer.
Tenía ya en espera el jardín, una de mis ocupaciones favoritas, pero necesitaba alguna otra más ligera, más suave para mis articulaciones y que se pudiera hacer sentada; para este perfil estaba ya la lectura, otro vicio confesable que no pensaba abandonar, pero necesitaba más cosas, poder cambiar varias veces de actividad a lo largo del día y estar permanentemente ocupada en algo. Sin perjuicio de las actividades relacionadas con el bricolaje y el mantenimiento de la casa, que tengo que seguir haciendo, me quedaba reexplorar el mundo de las labores, el tricot, el bordado, el punto de cruz, la costura, el patchwork, que siempre había practicado aunque más de una forma utilitaria que meramente lúdica.
Ya para entonces me había enganchado a los blogs de unas cuantas bordadoras que me tenían fascinada por las bellezas que mostraban y palidecía de sana envidia con cada nueva publicación, deseando lanzarme a imitarlas en cuanto me fuera posible. Y a ese mundo había llegado de la mano de una de mis mejores amigas, bordadora genial y bloguera de éxito, que además de embelesarme con sus creaciones, me ayudó a introducirme en ese mundo y me dio a conocer otros blogs, tiendas, tendencias, trucos y todo lo que quise aprender.
Además de todo eso, algún tiempo después esa misma amiga tuvo la idea genial de abrir una tienda online de labores y punto de cruz; siendo una persona de gustos exquisitos y experta en ese campo, no había duda de que todo lo que pusiera a la venta sería de mi agrado, así que ese fue el impulso que me faltaba para situar los bordados en la lista de mis ocupaciones prioritarias y la tienda de mi amiga Nuria, "La Casina Roja", en el lugar de "peregrinaje" que más frecuento en la actualidad. Ni que decir tiene que las atenciones que Nuria tiene conmigo ahora que yo soy su clienta y ella mi proveedora, continúan siendo de una enorme generosidad, así que el placer de comprar en su tienda es aún mayor: no hay problema de labores que ella no me resuelva.
Hace poquito tiempo, La Casina Roja ha cumplido tres años y pensé que era momento de que yo también tuviera un detalle de agradecimiento por tanto como he recibido. Y como soy muy atrevida, me he atrevido a diseñar un pequeño objeto bordado y ofrecérselo para que lo disfrute y también para que lo comparta con todas aquellas personas que disfrutan igual que yo de su tienda. Entendedme que la palabra "diseñar" le queda un poco grande a este simple ejercicio de reinterpretación de temas ya conocidos: la carterita porta-agujas, el busca tijeras, son objetos que todas tenemos o hemos visto en muchas ocasiones y el estilo "Quaker" uno de los más populares y reconocibles entre las bordadoras de punto de cruz. Así que no hay nada nuevo más allá de un experimento de aficionada hecho con todo el cariño y desde luego, podéis estar seguros de que ni por capacidad, ni por intención, pienso dedicarme a diseñar modelos para punto de cruz, para eso ya están las profesionales. Solo por esta vez y por este motivo especial me he atrevido a invadir ese espacio.
Este tipo de carterita o costurero de bolsillo es uno de mis favoritos y siempre llevo uno conmigo; su pequeño tamaño apenas se nota dentro del bolso y sin embargo puede contener lo imprescindible para bordar o coser: agujas, hilos y tijeras. Por eso tengo ya varios y eso me hizo pensar que quizá le pueda ser útil a más personas, así que me lié la manta a la cabeza y me dije "¿por qué no?".
Después de darle muchas vueltas pensé que el quaker, un estilo que me gusta muchísimo, es muy agradable de bordar, sus motivos son sencillos pero impactantes, son perfectos bordados tanto en multicolor como en un solo color y reproducen elementos simbólicos muy cercanos a la geometría, la simetría, la seriación, que son conceptos matemáticos que siempre me han atraído.
Y he aquí el resultado de mi experimento, que Nuria y yo hemos bordado al alimón, ella en versión monocolor, yo en versión multicolor, para que podáis comparar y decidir cuál os gusta más.
Dos versiones para un mismo objeto, el exterior del costurero cerrado y listo para ser visto.
A la izquierda la versión monocolor, bordada por Nuria con la seda "Shiraz", de Atalie, un precioso granate matizado con beige grisáceo que casi parece imposible que sea un solo hilo.
A la derecha, la versión multicolor, bordada por mí también con sedas de Atalie, de colores matizados en dos tonos de azul y un frambuesa igualmente delicado.
El costurero abierto dejando ver sus complementos: el bolsillo para la tijera, la lana para las agujas y en el modelo elegido por mí, con tres anillas de nácar para llevar unas hebras de hilo; en la versión de Nuria, el detalle de los corazoncitos de nácar sujetando la lana porta-agujas.
Aunque no nos hemos puesto de acuerdo en ello, ambas hemos coincidido en elegir una tela de algodón de efecto marmolado en un tono coordinado para forrar la carterita, un poco más granate en su caso y más frambuesa en el mío.
La carterita desplegada permite ver el desarrollo completo de los motivos quaker utilizados y los símbolos que definen a "La Casina Roja": su logo y las iniciales "LCR". Nuria ha personalizado además su costurero incluyendo su inicial en un hueco de la portada.
El bolsillo porta-tijeras con uno de los motivos florales más recurrentes y característicos del Quaker.
Y por último la parte posterior donde el simpático logo de la tienda se mueve como pez en el agua entre los otros motivos.
El cojincillo de las tijeras reproduce en punto de cruz 1/1 uno de los motivos de la carterita y en la parte posterior le he colocado un botón de nácar en el mismo tono.
A veces es difícil percibir la escala de los objetos a través de las imágenes tomadas con macro a poca distancia, pero la tijera, que mide unos 9 cm, os da una idea de cuál es el tamaño total del costurero.
Aparte de admirar la carterita, podéis disfrutar de esa increíble madeja de hilo donde se aprecia claramente la mezcla de tonos que abarca el color "Shiraz". Realmente una elección perfecta, es también uno de mis colores favoritos.
Claro que también me fascinan estos tonos tan frescos y delicados, la sutileza de los azules (con esa mezcla preciosa en beige en el caso de "Hambourg"), que ceden todo el protagonismo al frambuesa, utilizado como referencia simbólica al color de "La Casina...Roja".
En cualquier caso, es difícil decidir cuál es más bonito, así que lo mejor será hacerse uno de cada, o hacer dos de cada, porque es un detalle estupendo para regalar. Supongo que podrá quedar igualmente bonito con los colores preferidos de cada una.
De lo que no he tenido duda en ningún momento es de que el brillo y la textura de los hilos de seda no tienen igual y por eso tuve claro desde el principio que esa era mi opción. Además el catálogo de colores disponible en seda es casi tan amplio como el de algodón pero en general la calidad de la seda proporciona tonos mucho más delicados y elegantes.
Aunque Nuria me ha cedido el honor de ser yo quien os presente esta primera muestra, lo cierto es que el modelo ya le pertenece en exclusiva, es mi regalo para ella, para su tienda y por eso le corresponde administrarlo en adelante como mejor le parezca y establecer las condiciones mediante las que desea compartirlo o, quién sabe, quedárselo para ella sola (aunque eso no me encaja con su perfil, ;-) )
Por mi parte, solo espero que podamos celebrar juntas muchos cumpleaños y que sigamos disfrutando de todo lo que nos hace felices.
¡¡¡ Feliz cumpleaños, Casina Roja!!!