RED HOT SCISSORS Y SU CARTERITA
De un capricho y alguna que otra niñería también se van tejiendo sueños, pequeños y efímeros, sueños insignificantes que entretienen los días mientras los sueños importantes se hacen esperar e incluso si no llegan nunca.
Y de caprichos pequeños y sencillos trata este artículo, de esos caprichos y de las historias que podemos escribir con ellos.
Empecemos por este rosal con nombre propio, venido de lejos a quedarse en mi jardín para darme, espero, muchos años de alegrías con sus flores. "Golden Celebration" (David Austin) es su nombre y se ha empeñado en darme esta flor bajo la lluvia inclemente que desde hace un mes nos ahoga sin remedio; llueve y hace frío, pero a ella no le importó, es más, yo creo que lo hizo a propósito para ser la primera, la única y regalarme un momento de felicidad cuando he podido aspirar su aroma indescriptible. La he cortado, claro que sí, porque quiero mirarla de cerca, escudriñar cada uno de sus misterios, tocarla, olerla, retratarla y tenerla cerca, porque es perfecta y porque es la primera de esta variedad que, solo por capricho, me he comprado este año.
Si os digo que este capricho me ha costado unos 18 €, podeis pensar que es un precio caro para un rosal y seguro que lo es, pero intentad ponerle precio a los momentos de disfrute que me dará durante muchos años, si ya, a los 5 meses de plantarlo, estoy disfrutando esta belleza.
Y de capricho a capricho, la foto es fácil de leer: el primero ya lo conocemos, la rosa y el segundo, también con nombre propio, "Red hot scissors", es la preciosa tijerita roja de corazones y la estuve esperando mucho tiempo, porque compré una para regalar en "La Casina Roja" y cuando quise comprarla para mí se habían agotado. ¿Entendeis por dónde van las cosas?, eso es otro capricho, porque si se tienen 12 o 15 o no sé cuántas tijeras, no hace falta una más. Pero ese no es el caso, el caso es que no tenía ninguna roja, ni con corazones, ni tan esbelta, ni tan puntiaguda, ni tan brillante y su precio se amortiza en dos tardes de coser sin descanso. O sea, que también ha valido la pena invertir 10 euros en alegría.
Veréis, no es solo el hecho de comprarla, es que luego tienes que hacerle una almohadilla para no perderla (¿O era solo para adornarla?, ya no lo sé muy bien) y una carterita a la altura de su exquisitez, faltaría más y eso supone unas cuantas horas de distracción, de disfrute, de alejar las preocupaciones y mejorar la salud (la mental, por supuesto).
Ningún diseño podría irle mejor a esta tijera que este "Petit accesoire", creación ya antigua de Danielle Gouriou ("Couleurs croissées"), que he realizado sobre lino Belfast blanco antiguo con hilos que he elegido libremente entre los algodones de Nina's Threads que ahora también se pueden encontrar en "La Casina Roja".
En el interior, un equipamiento mínimo pero suficiente: agujas, hilo y la tijera, listo para tener a mano en cualquier momento. He abusado del acento en rojo con ese forro de algodón con florecitas y para completar la coordinación, he puesto en verde la lana para prender las agujas, a juego con las florecitas del estampado.
El cojincillo portatijeras lleva el mismo motivo que la portada, pero yo lo he bordado en 1/1 para que tenga ese tamaño diminuto que es perfecto para guardar dentro de la carterita. Un botón rojo de nácar y un trocito de cordón en el mismo tono sirven para cerrar y con el mismo cordón colgamos el portatijeras.
Mirad qué conjunto tan precioso para lo poco que me ha costado, no me canso de mirarlo y remirarlo.
Y ya no os digo nada si algún día sale el sol y podemos disfrutar de todo ello al aire libre, va a ser increíble.