BE HERE NOW
Termina un día precioso, lleno de paz y de cariño, celebrando el Día de la Madre con mis niñas y niños en la distancia pero tan cerca en el corazón, en el Face Time, en el wathsapp, como nos pasa continuamente, que no podemos evitar estar todo el día cotorreando y contándonos hasta las cosas más triviales. Qué suerte la ayuda de la tecnología en tiempos en que el trabajo se lleva a los hijos lejos, de esta forma la distancia se acorta y seguramente hablamos más que si viviéramos a la vuelta de la esquina.
Empezó el día muy pronto, porque durante este mes suelo tener una colaboración especial con las primeras comuniones en la parroquia de mi hermano cura, al que le gusta que yo le haga arreglos florales para que los niños y niñas que la celebran tengan el día más especial posible y por eso a las 8 de la mañana andaba yo por el porche dando los últimos retoques a las flores bajo un sol ya radiante y una brisa gélida que me hacía castañetear los dientes pese a llevar hasta bufanda. Ensimismada en mis flores y mis cavilaciones, quita aquí, pon allá, corta, ata, mira y remira, de pronto el timbre de la puerta me sacó de mis pensamientos con no poca extrañeza (¿un domingo a esas horas quién puede llamar a la puerta?)
Corrí hacia la entrada, porque en mi casa rústica no hay ni portero electrónico, vamos a carrera limpia los 30 metros que separan la casa de la entrada al jardín y así nos mantenemos en forma. Solemos gritar "voy" por el camino, para que el llamante no pierda la paciencia, una forma muy moderna de dar acuse de recibo y en esta afortunada mañana una voz deliciosa me contestó con un cantarín "buenos días". Como soy muy, pero muy intuitiva, de pronto até cabos y me dio un vuelco el corazón porque comprendí que la voz pertenecía a Aymar, dueña, alma y sonrisa de "Ma Petite Pâtisserie", la pastelería más chic y especial de Oviedo, con permiso de todas las demás.
En efecto, de la mano de Aymar llegó mi regalo del Día de la Madre por encargo de mis hijas y nietos, el increíble desayuno especial de esta pastelería, que para mí es el regalo top de todos los que te pueden hacer y sobre todo si no lo esperas y aparece por sorpresa. Recibir esa cesta preciosa llena de maravillas comestibles, con ramo de flores incluído, te hace sentir como la reina del mundo y a mí lo de ejercer de soberana me gusta mucho.
En fin, que empezando así el día tenía que ser estupendo y finalmente puedo certificar que lo ha sido, por eso esperé hasta que casi se terminaba para escribir estas reflexiones.
Una vez que la cabeza ya se pone en modo "día feliz", fue fácil pensar que podía hacer algo por alegrar también el día a las/os participantes del SAL Cajas 2019, suponiendo que muchas de ellas son madres y la totalidad somos además hijas e hijos, así que en cuanto acabé las otras urgencias que tenía entre manos, me dispuse a terminar de redactar el tutorial de esta etapa número 4 para intentar enviarlo al grupo del SAL como un modo de felicitar el día y finalmente lo conseguí, lo cual también me pone muy contenta.
Esta vez he presentado una caja muy discreta, en mi opinión llena de encanto, serena, elegante, de colores suaves, con un bordado que es una verdadera joya y que tuve que bordar en cuanto estuvo en el mercado. Me encanta su mensaje, "Be here now", aquí y ahora, esa circunstancia vital que tan pocas veces valoramos en su justa medida y que a mi edad ya es de obligada consideración en cada momento para no olvidar que el momento presente es la única certeza que me queda y por eso no quiero dejar ninguno sin disfrutar.
El diseño, titulado "Be here now", es una reciente publicación de la marca The Drawn Thread, una de mis favoritas en esto de los bordados, de hecho colecciono todos los gráficos de esta marca que llegan a La Casina Roja, aunque no sé cuándo podré bordarlos, pero suelen ser una maravilla en todos los sentidos.
La delicadeza del bordado, con ligeros motivos florales subrayando la fuerza de las letras, los colores frescos y contenidos y el tono Flax del lino Belfast utilizado, me dieron la idea de continuar dentro de esa gama contenida y elegante y por eso he optado por forrar la caja con lino, en los mismos tonos neutros y el resultado no puede ser más elegante.
Ya se sabe que menos es más, pero suelo yo tender a la exageración y por eso me sorprendo a mí misma cuando consigo dominar esa natural inclinación y me sale algo tan diferente y, por tanto, tan especial.
Afortunadamente la marca Zweigart fabrica Belfast en una amplia gama de colores: el color Flax liso, el precioso Flax con lunares blancos, Flax con lunares rojos, Flax con cuadritos blancos, en fin, muchas posibilidades para elegir.
Desplegadas todas las opciones y alguna más que me encontré por el armario de las telas (al que ya se le ha reventado una bisagra, de tan lleno), me tomé un tiempo para hacer combinaciones, os aseguro que todas preciosas, porque hasta los lunares rojos quedaban muy bonitos y por fin me decidí por usar tres telas: el Flax liso para el exterior de la caja, los lunares blancos para la base y la tapa y un lino estampado que me había quedado de otra labor de hace años y que resultó perfecto para la combinación de colores.
Me gusta muchísimo el resultado y he de confesar que tenía ganas de probar porque estaba en mi cabeza desde hace tiempo, casi desde el principio del SAL, revestir con lino la caja que haremos en último lugar, paradójicamente la primera que elegí y que será un auténtico espectáculo de caja y de bordado, os lo aseguro.
Así que esta caja, además de quedar preciosa, me ha servido de laboratorio de pruebas para esa última que quiero que sea muy especial.
Confieso que me daba mucho miedo manejar el lino, acostumbrada a las telas de algodón de patchwork, que son finas, dulces y fáciles de doblar, pegar y cortar, me preocupaba bastante el resultado con una tela gruesa y dura como el lino que habitualmente usamos para bordar.
Pero al fin el lino es una materia noble y se comporta igual de bien en casi cualquier circunstancia, tanto si se borda, como si se cose o se pega, siempre mantiene su cuerpo y prestancia, no se arruga, no se deforma, se deja estirar en acabados impecables y sin una arruga, dando un acabado espectacular.
Ahora bien, se necesita más dedicación en las esquinas, en los pliegues, en los lugares donde se acumulan más capas de tela, pero con un poco de paciencia se consigue un acabado perfecto.
Creo que en las imágenes se puede apreciar perfectamente el acabado perfectamente liso, terso, que deja el lino y el aspecto de solidez que da a la caja, la textura tan especial, la calidad en definitiva, que me hace ver la caja más valiosa que otras que he hecho.
Esto me anima a seguir experimentando por esta vía y ahora que ya he perdido el miedo, os animaré también a que probéis en algún momento con el lino, porque estoy segura de que os encantará.
Lo único que hay que tener en cuenta es el tema de los cortes que se venden en los linos de bordar, que no son metrajes corrientes, por lo que requieren cálculos diferentes a la hora de comprar para forrar una caja. Por ejemplo, forrar el cuerpo de esta caja por el exterior requiere una única tira de lino de 77 cm de largo y 12 de ancho, por lo cual yo me compré un corte de 50x140, porque ninguno de los cortes más pequeños sería suficiente para obtener ese largo. Parece un desperdicio enorme pero como es un lino que utilizo muchísimo para bordar, siempre me viene bien tener reservas, así que esos gastos a mí no me duelen.
Sin ir más lejos, mi super especial propuesta para la última caja será bordada en ese lino, así que ya tengo hecha la reserva para la ocasión. No hay mal que por bien no venga.
Todos los materiales para realizar el bordado, así como los linos utilizados para forrar la caja (excepto el de florecitas), los he comprado en La Casina Roja
Advierto que no he utilizado los hilos recomendados en el gráfico, ya que son hilos de seda que no se comercializan en España y los he sustituído por equivalentes de las marcas Weeks Dye Works y Gentle Art, mis favoritas en hilos para bordar.
Como el tiempo vuela, muy pronto estaremos empezando la siguiente etapa y una nueva ilusión en este camino alegre y apacible que nos lleva de caja en caja.
Gracias nuevamente por seguirme, por creer en mis propuestas y por ser tan amables y pacientes conmigo. Es un placer trabajar en vuestra compañía.
Hasta pronto
