Un día de ésos en que la pereza me invade anduve trasteando por internet (actividad que va ni pintada para esos momentos) y en Casa Cenina me encontré la promoción de unas preciosas telas de lino estampadas y, caprichosa como soy, no pude resistir la tentación de pedir unos trozos para conocerlas al natural.
El enamoramiento aumentó cuando llegaron, porque son directamente divinas y claro, empecé a maquinar para qué usarlas, ya que cuando compras algo que no necesitas para nada, luego vienen estos quebraderos de cabeza.
Por el momento he hecho un pequeño experimento con estos dos mantelitos, tapetitos o naderías "como-se-llamen", combinados con lino Zweigart en color Mushroom y pequeños detalles en punto de cruz.
La verdad es que quedan bonitos y me despiertan el deseo de seguir experimentando, porque son tonos y estampados muy fáciles de utilizar.
Estos van a ser para Pauli, que siempre queda bien regalarle algo a la anfitriona del fin de semana y además le vienen al pelo para unas mesitas de Habitat que acaba de estrenar y en las que me sirve el café en mi silloncito de hacer punto de cruz.
Por otra parte, al ser lino 100%, pueden lavarse y plancharse sin problemas, así que admiten cualquier uso; solo me hace falta estrujar un poco la mollera a ver qué hago a continuación.
Desde luego, quedarse mirándolas un rato inspira, así que en cualquier momento emprenderé otra miniaventura.