Después de unos preciosos e intensos días de vacaciones me cuesta un triunfo recuperar el pulso de la rutina y solo me apetece seguir soñando con lugares preciosos y sol a raudales, flores y cielo azul, amigos, risas y buena comida, ese dulce "hacer nada" que tanto cuesta abandonar.

Demasiado tiempo sin publicar, porque antes de irme de vacaciones había estado en Madrid para despedirme de Violeta y llevarle los últimos regalos que había hecho para ella, así que ya hasta he perdido el hábito de contar historias, eso sin tener en cuenta que tampoco recuerdo cuáles son los últimos trabajos que había terminado y que aún no os he enseñado; tendré que poner en orden las ideas y mientras tanto voy a intentar contaros algunas de las cosas que últimamente he hecho para Violeta, aunque de muchas de ellas ni siquiera tuve tiempo de hacer fotos.

Empecé tejiendo unas chaquetitas de algodón para combinar con los vestiditos de esta temporada; en total fueron tres, en colores muy básicos y según modelos y puntos también muy sencillos, para que sean fáciles y cómodas de usar y combinen sin problemas con toda la ropa.

Una de ellas en verde turquesa, que va muy bien con todos los tonos alegres del verano, otra en un rojo clásico y la tercera en el rosa chicle un poco apagado que también es tendencia este verano.

Luego tuve que arreglar algunos de los vestidos que le hice el año pasado, porque eran preciosos y las telas Liberty se conservan impecables, así que con bajar dobladillos y algún otro pequeño truco, les hemos dado una segunda oportunidad y están perfectos para esta ola de calor que sufren en Madrid.

En cuanto acabé lo principal, la ropa de Violeta y cansada de hacer siempre "cosas importantes", me entraron unas ganas enormes de hacerle juguetes, porque algunos ya los había elegido incluso antes de nacer y solo esperaba el momento oportuno en que ella pudiera disfrutarlos.

Es el caso de estas muñecas de trapo, al estilo de las recortables de papel de toda la vida, que conocí en el blog de su creadora, Charla Anne, que las había diseñado para su pequeña hija Lily y que luego puso los patrones a la venta en Etsy (Los podéis encontrar aquí)

Estas sencillas muñecas, que en Asturias llamamos "mariquitas", fueron el principal juguete de mi infancia y también transmití esa afición a mis hijas que aún guardan en una caja sus preciosas mariquitas de colección, algunas antiguas de verdad. Por eso, en cuanto vi esta preciosa idea, supe que quería hacerla para mi nieta y la he tenido en mente incluso desde antes de que naciera, solo esperando el momento en que ella supiera utilizarlas.

Afortunadamente Violeta aprende muy deprisa y en una de mis visitas de esta primavera comprobé que su mamá ya le había comprado unas mariquitas de cartón y que jugaba muchísimo con ellas haciéndome participar a mí y manejando el juego con mucho criterio. Entonces comprendí que ya estaba preparada para esta versión de tela y en cuanto llegué a casa me puse manos a la obra.

De momento he hecho solo dos muñecos, que representan a la propia Violeta y a su primo Max, pero seguramente haré más, para que haya más variedad y porque Violeta ya pone nombres a sus juguetes, identificándolos con sus amiguitos del parque, así que ya está preparada para tener más muñecas y distinguirlas unas de otras.

Los muñecos son de fieltro, con una fina capa de guata intermedia para darles un poco de cuerpo y las facciones están bordadas para que no se borren en caso de tener que lavarlas, aunque hay pinturas indelebles que habrían servido también.

La bolsa, en forma de casita, se abre en libro y en su interior ofrece la configuración de una habitación, con su camita y su cómoda para guardar la ropa.

El bolsillo que representa la cama sirve para guardar los muñecos y el de forma de cómoda para los trajes. En la cama, a modo de edredón, he puesto un miniquilt con las telas sobrantes del primer edredón que hice para la cuna de Violeta, que también era de cuadraditos cosidos. En este caso son tan pequeños (apenas 1 cm) que me quedaron fatal cosidos, pero está igualmente gracioso y seguro que ella no nota que los cuadritos estén torcidos. Una tira bordada en blanco hace las veces de embozo de sábana para dar más impresión de realismo a la vez que remata perfectamente el borde del quilt.

En la fachada, sobre la puerta, he colocado un cartel bordado a mano indicando que se trata de "La casita de Violeta"

Una vez hechas las muñecas empieza la realización del vestuario y esto se convierte en un vicio que no puedes abandonar, porque cada trocito de tela que sobra de cualquier otra labor, te sugiere un nuevo modelo y otro y otro, hasta el punto de que me vi obligada a inventarme un accesorio donde poder guardar tanto modelito, ya que en la bolsa donde estaba previsto era imposible meter tanto.

Como Violeta es una niña muy viajera, el complemento ideal para guardar los vestiditos de las muñecas era una maleta y eso fue lo que fabriqué un poco a mi manera, porque para ella no tenía modelo. En realidad funciona como una carpetilla con dos bolsillos laterales, uno para cada muñeco, que he rotulado con una cinta bordada con sus nombres.

Como es natural, la colección de vestiditos empezó por reproducir los modelos que le he hecho a la Violeta original para primavera-verano, que alguna ventaja debe tener que sean hechos en casa y que a mí me queden restos de todas las telas, así las dos van vestidas iguales y no podéis imaginar la rapidez con que ella se dio cuenta de ese detalle, "mira, igual como Voleta" y la gracia que le hacía verse retratada.

Es tan divertido y absorbente fabricar estos vestidos que no tendré ninguna pereza cuando llegue el otoño y tenga que ponerme a fabricar una nueva colección otoño-invierno para que así quede completo el vestuario.

Para el vestuario de Max ya no seguí ninguna pauta, sino que me dejé llevar por las telas que tenía y fui montando conjuntos con lo que más me gustaba: pijamas, bodies, pantaloncitos cortos y largos, camisas y camisetas, una colección completita de primavera-verano.

Para sujetar los vestidos a las muñecas no he seguido las instrucciones de la diseñadora, sino que los he montado sobre fieltro blanco y les he colocado un trocito de velcro por detrás, así se pegan al cuerpo de la muñeca con una ligera presión, lo que hace mucho más fácil quitar y poner para una niña tan pequeña, que aún no posee tanta habilidad manual.

Estoy feliz de haberme decidido porque, tanto a Violeta como a su mamá les ha encantado este juguete y estoy segura de que aún le gustará más cuando sea un poquito mayor y pueda jugar conmigo a crear ella sus propios vestiditos.

Imaginad lo que es para mí compartir juegos con Violeta, que es super divertida y tiene ocurrencias continuamente, me hace reinventarme cada día y pensar en qué cosas puedo discurrir para estimular su imaginación. Por suerte tiene unos padres y una cuidadora que dedican todo su tiempo y su energía a hacerla feliz y enseñarle a jugar pero yo quiero también que mi casa sea para ella un mundo de fantasía, en el que alimente esos recuerdos maravillosos que siempre la acompañen y la ayuden a ser más feliz toda la vida. Pronto vendrá de vacaciones y el jardín y la casa se están preparando para que estar aquí sea una aventura extraordinaria.

Además este año tendremos también a MaxManuel que, con sus seis meses y su buen carácter, empezará también a participar de mi "parque de juegos", para que vaya aprendiendo de su prima mayor. Esto, unido a los niños de familias amigas que suelen visitarnos durante las vacaciones, va a hacer que pasemos un verano muy divertido.