"WARM, WINTER, WOOLENS"
Ninguna imagen es más sugerente y cálida en el largo y duro invierno que la lana, sobre todo si se trata de lana gruesa, esponjosa, un poco peludita, que invita a tejer solo por tenerla entre las manos y a envolverse en un jersey amoroso o en una cálida bufanda. Algo así debió pensar Diane Williams, la diseñadora de "Little House Needleworks" cuando se puso a diseñar el precioso gráfico de punto de cruz que tituló "Warm, winter, woolens", algo así como "Invierno calentito con lana", protagonizado por una rechoncha ovejita vestida con un jersey de flores que es una joya para protegerse del frío.
Desde luego, una imagen muy sugerente en esta larguísima temporada en la que el invierno se ha atrincherado en nuestras latitudes negándose a abandonarnos y obligándonos a mantener al día las ropas más abrigadas. Ahora mismo, mientras escribo esto, veo desde la ventana la imagen imponente de la Sierra del Aramo, por enésima vez en este año cubierta de nieve y un escalofrío me obliga a arrimarme un poco más la mantita, casi como si la nieve estuviera aquí, a mis pies.
Tengo tantas labores empezadas que a veces algunas pasan meses, e incluso años esperando salir a ver la luz. Esta, en concreto, estaba más de medio hecha desde hace más de un año que se la compré a Nuria (La Casina Roja), porque me encantó desde que llegó a la tienda. La empecé con mucho entusiasmo y lo bordé todo, menos el culo de la oveja y la nieve bajo sus pies, porque siempre me aburren mucho los rellenos de muchas puntadas iguales sin cambiar de color. Me esperaba en su bolsillo de la alforja de costura del sofá y aunque tengo la alforja siempre bajo el brazo (estoy sentada en este sillón un montón de horas cada día), me pasé un año sin volver a prestarle atención. Hasta que un día, hace apenas un mes, recibí visita de mi amiga Rosa que traía en su bolsa de labor una ovejita igual pero perfectamente terminada y con la idea genial de aplicarla para hacer una bolsa para el punto. Al ver la suya tan bonita, me dio un poco de remordimiento, así que saqué mi inacabada de su encierro y decidí que ya era hora de acabarla, me puse manos a la obra y esa misma noche la terminé.
Como la idea de la bolsa era estupenda, por supuesto que la copié inmediatamente y enseguida tuve claro qué lana iba a combinar con mi ovejita, porque Paula se estaba haciendo una chaqueta con este color tostado tan bonito y me venía perfecto con el color del cuerpo de la oveja. Así que en mi último viaje a Madrid me di una vuelta por el stand de Rowan en El Corte Inglés de Goya, que me queda al ladito de casa y compré un par de madejas. Se trata de la calidad "Creative focus worsted", una mezcla de merino y alpaca para agujas de 4,5 mm, deliciosa de tejer y muy calentita.
A ratos libres fui tejiendo durante las últimas semanas las distintas partes de la bolsa: un rectángulo de punto al revés con unas trenzas gruesas para el cuerpo, una trenza separada para el zócalo y otras dos para las asas, todo un poco a ojo de buen cubero porque no tenía claro el diseño que le iba a dar al final, así que lo dejé todo sin rematar por si a la hora de montarlo necesitaba quitar o poner vueltas para ajustar las medidas. La verdad es que la suerte siempre juega a mi favor cuando hago estas improvisaciones y luego no fue necesario tocar nada en absoluto.
Ayer nuevamente amaneció un día lluvioso y extremadamente frío, sin posibilidad de hacer nada en el jardín ni de asomar la nariz al exterior para nada, así que me levanté ya cavilando hacer la bolsa y, en cuanto dejé un poco organizada la comida, me encerré en mi salita de costura y empecé a acopiar materiales para la confección. Como es lógico, no sería yo si hubiera tenido algo previsto, así que se me fue la mañana en inventar formas de aprovechar restos que en principio parecían no servir pero que tuvieron que adaptarse porque ya no se podía esperar a que llegara el lunes para comprar algo a la medida. Por eso, el forro está hecho a trozos añadidos, la entretela rígida también tuvo que ser armada como un rompecabezas,....En fin, después de muchas cavilaciones e inventos, finalmente la bolsa quedó terminada para la hora de ir a la cama, a falta de retocar la sujección de las asas, que no me convence mucho, un botón para cerrar la boca, que no me quedaba ninguno adecuado y poca cosa más que arreglaré en cuanto consiga lo necesario.
En principio pensaba hacerla redonda, igual que otras varias que ya hice para mí y para regalar y que son muy prácticas, pero sobre la marcha decidí que me apetecía más de base elíptica, por variar un poco y así la terminé. Desde luego, el proceso de confección es idéntico y también las piezas necesarias, solo hay que cambiar la forma de la base, así que eso no fue ningún problema.
También hice varias pruebas con las trenzas de las asas, planas o redondas, con relleno de guata o sin él, con forro igual que la bolsa y acabé decidiendo hacerlas con un cordón de mecha envuelto en la trenza de punto, así quedan bastante rígidas pero no pesan y quedan cómodas para llevar en la mano o colgadas del brazo. Además parecen más ligeras de aspecto y quedan más compensadas con el tamaño de la bolsa. Solo falta rematarlas bien cuando tenga los botones apropiados, que vendrán en el pedido de La Casina Roja cualquier día de estos.
También tengo que decidir la posición de las asas antes de coserlas definitivamente, aunque me gusta mucho cómo están ahora; si os fijáis, están cruzadas, cada una de ellas se apoya en un extremo delante y el otro detrás. Esa posición permite que no se caigan hacia los lados y que no pesen sobre la boca de la bolsa hacia afuera. Además, se apartan muy bien para tejer y no estorban nada. Y, aunque a primera vista se ve raro, cuando se lleva la bolsa en la mano, no se nota nada que están cruzadas. En fin, quizá las deje así para variar, de todos modos, siempre puedo cambiarlas cuando me apetezca.
El tamaño ha quedado perfecto para las agujas largas y la forma ovalada permite que el bolsillo lateral , formado con el bordado de la ovejita, quede más plano y por ello más cómodo de usar.
Ahora que las veo en la foto, aprovecho para hacer publicidad (gratuita, eso sí) de las agujas "Karbonz", que son esas negras que veis. Si tejeis con agujas largas, estas son el "no-va-más", en todos los casos pero sobre todo en números finos: flexibles, resistentes, ligeríííííííísimas, precisas, deslizan genial, no he probado nunca nada igual, es como no tener nada en la mano. Caras, eso sí, pero las agujas de tejer no se gastan y se pueden dejar en herencia. Yo las he comprado por internet en "Téjeme", una tienda online de lanas de otra asturiana estupenda.
Ya veis que la tela del forro ni siquiera me alcanzó para el fondo, pero encontré esta otra que también está bien y que casi nunca se verá. Ahora me falta solo ponerle unos botones de madera a modo de patas, para que no se manche al posarla en el suelo, que es donde va a estar todo el tiempo porque, además, se tiene muy bien de pie. Imagino que no soy la única que prefiere tener la bolsa en el suelo cuando teje, para que así la lana venga desde abajo recta y sin enredarse, pero si conocéis otra forma mejor estoy abierta a sugerencias. Bueno, si el sitio donde voy a tejer no es apropiado para ponerla en el suelo, también se puede tejer con la bolsa colgada del brazo, pero eso será pocas veces.
De perfil, para apreciar mejor la forma; mide unos 10 cm de fondo y alrededor de 29 de ancho. Las dos trenzas que quedan a los lados del bordado son diferentes, de 9 puntos tejidos en espiga de tres en tres y las demás, incluídas la del zócalo y las asas, son ochos sencillos, de 8 puntos.
El relleno es entretela rígida tipo "jefitex", que es lavable e indeformable y para el forro he usado una tela de algodón Moda. Los preciosos botones de madera natural son de la nueva colección "Natura", de venta en "La Casina Roja", donde también compré el gráfico de punto de cruz, la tela de lino y los hilos para bordar.
Me encanta el resultado, creo que va a ser muy práctica para el punto y además me va a venir muy bien en lo sucesivo porque se avecinan tiempos de mucho tejer, un hábito que tendré que desenterrar después de años de muy poco practicar.
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Otra idea genial de Rosa que acaba en una labor preciosa, práctica, fácil y divertida. Me ha encantado hacerla y creo que será una gran compañera de punto. Si esta semana puedo conseguir un poco más de la tela del forro, me haré una funda a juego para las agujas largas y otra para las puntas, los cables y los accesorios. Ya os lo enseñaré si lo consigo.