TILDA
Hace tiempo conocí por internet a esta peculiar muñeca, que vi en cierto modo como la "Barbie" del mundo de las costureras y no me despertó mucho interés o más bien me pareció feúcha. Luego, en uno de mis viajes a Hamburgo, mi hija me llevó a unos grandes almacenes donde la sección dedicada a las Tildas tenía unas dimensiones que me hicieron pensar que estaba ante un fenómeno más importante de lo que yo imaginaba. Aun así, continué haciendo caso omiso de todo aquel despliegue de colorines y complementos, dulces hasta el empalago.
Pese a todo, por aquello de "nunca digas de este agua no beberé", hace algunas semanas en clase de patchwork (día vago, sin ganas de hacer nada, labor recién terminada, sin una idea concreta de qué empezar a continuación...) me encuentro de pronto con el libro "Tilda's Atelier" entre las manos y, después de hojearlo un rato, lo que son las cosas, me digo ¿Y por qué no? Y a los pocos minutos estaba copiando los patrones y empezando mi primera Tilda.
Ya sabeis que la curiosidad y el deseo de aprender son el motor de muchas de nuestras iniciativas y que nunca está de más saber cosas, de lo que sea, eso es lo de menos porque nunca se sabe lo que vamos a necesitar. Así que con esta nueva aventura he aprendido de técnicas y accesorios de costura que no conocía y que sin duda podré aplicar en otras ocasiones.
Así que os presento a "Tildana", la nueva criatura que muy pronto se sentará en su nueva casa, lejos, muy lejos, justo en un país donde existe auténtica devoción por ella. Con atuendo colorido y un punto folk, lo recatado de su peinado desmiente a las locas intenciones de ese corpiño palabra de honor y la tremenda flor que adorna su cintura, así que es posible que próximamente cambie de peinado para que todo concuerde como debe. No imagináis lo difícil que es hacer un peinado loco cuando no has puesto nunca pelos a una muñeca, pero todo se andará.
Claro que, cuando te compras las telas para hacer una Tilda, lo normal es que te sobre para hacer dos y además, yo hago las cosas a pares siempre que puedo porque, aparte de que la segunda vez sirve para corregir los posibles errores de la primera, tengo dos hijas y así van degustando al alimón de mis experimentos, atrevimientos y nuevas adquisiciones. Por eso, casi inmediatamente empecé la segunda, "Currustilda", que luce la misma escandalosa melena pelirroja que su tocaya y un kimono con cierto aire oriental aunque con toques muy libres.
Desde que empecé la primera tuve claro que eran para Ana y Paula y casi sin darme cuenta las dos muñecas fueron haciéndose un poco a imagen y semejanza de sus futuras dueñas, adquiriendo sus gestos, su carácter, su fuerza y yo me dejé llevar por lo que ellas me iban pidiendo a la hora de vestirlas, peinarlas y presentarlas.
Sentadas en el jardín de esta casa que, pese a ser más suya que de nadie, apenas pueden disfrutar, las dos hermanas aprovechan los pocos días que han estado juntas hasta que cada una fue enviada a su destino. Igual que las originales, estas chicas Castañón son preciosas y cariñosas, guapas y coquetas, inteligentes y generosas y posan con mucho estilo para el book que toda belleza necesita.
También han querido posar en el interior, un punto más formales y esa luz más forzada pone de manifiesto algunos defectillos que no he conseguido limar ni en la primera ni en la segunda: las arruguitas en el cuello, la "celulitis" en las carnes porque el relleno no está bien distribuido,... En fin, quizá haga alguna otra o algún otro muñeco de la misma técnica y entonces mejorarán esos aspectos, pero de momento ellas son estupendas y no nos importa nada que parezcan tan reales.
Todas las telas y materiales para hacerlas las he comprado en Lunares y también allí he encontrado la ayuda y asesoramiento necesarios para hacerlas; un trabajo muy divertido, salvo la fase pesadísima de introducir el relleno, pero nada es perfecto. Desde luego, una constatación que siempre me sorprende: lo que no te gusta a priori puede llegar a gustarte si le concedes una oportunidad y por eso ahora ya no las miro de reojo, puede que incluso les dé una nueva oportunidad.
¿Veis cómo se quieren?, pues en la realidad igual, tan distintas pero tan cercanas...
...Aunque a veces discuten y se muestran distantes...
Nada que el cariño no pueda vencer.
Currustilda ya vive feliz en su casa de Madrid y Tildana viaja en este momento hacia Hamburgo donde me reencontraré con ella mañana mismo. Durante toda una semana estaré ausente y a la vuelta prometo contaros mi viaje. Eso si consigo llegar, que hoy el día se ha mostrado difícil y duro, espero que mañana amanezca mejor.