En mitad de agosto, que es lo mismo que decir en mitad de las vacaciones de medio mundo, llegamos a una nueva entrega del larguísimo proyecto que tantas intrépidas os comprometisteis a seguir
durante todo un año incluso antes de saber muy bien lo que os estaba proponiendo y os imagino a muchas absolutamente entregadas, en vuestros pocos días de descanso, a intentar recuperar el
tiempo perdido y bordar las etapas que tenéis atrasadas. Ahora, en ese momento de relax que ansiamos durante todo el año, llego yo con mis ocurrencias y os echo por encima un poco más de trabajo,
para que no tengáis tiempo ni de ir al chiringuito de la playa a tomaros una caña.
Llegamos a la penúltima etapa, y ¡qué emoción!, ya se ve asomar por una esquina el final de este largo recorrido, pienso que fructífero para las que habéis podido llevarlo a cabo, pero
también agotador. Confieso que a mí misma me está costando llegar al final, pese a que me encanta cómo queda cada nueva hoja y también pese a que soy totalmente consciente de lo mucho que se
aprende, del bordado y de una misma, a lo largo de un recorrido tan intenso.
Porque no creáis que os llevo mucha ventaja y que ya lo tengo todo controlado desde mucho tiempo antes, nada más lejos de mi manera de ser, yo solo funciono bajo presión y en condiciones de
estrés límite, dejándolo todo para el último minuto. Además, soy muy indecisa, hago mil pruebas y me cuesta decidir la opción que prefiero en cada caso, así que, aunque lleve meses gastando
metros de tela en hacer pruebas, la hoja definitiva acabo bordándola solo un poco antes que vosotras, así que os siento ahí detrás, casi pisándome los talones y yo con el trabajo sin terminar.
Además, estas últimas etapas, para aquellas que nunca hemos hecho bordado tradicional, vienen siendo un poco cuesta arriba y a mí, ésta en concreto, me ha costado bastante hacerla. Y no es por la
dificultad, sino porque me resulta antipático el famoso "passé empiètant" y me queda bastante chapucero, aunque tengo la excusa maravillosa de que para ser la primera vez no está mal.
Como ya ocurrió en hojas anteriores, he cambiado la composición de los elementos para darle al conjunto orientación vertical y creo que ha quedado bastante bien, incluso he eliminado alguna
pequeña cosa y he dado un poco más de "aire" a los motivos, con lo cual parece que hasta lucen un poco más.
En esta imagen se aprecian mejor los pequeños cambios con respecto al libro y se comprueba que, pese a los cambios, ambos cuadros se ven muy parecidos, incluso en los colores pese a que no
estamos utilizando los mismos hilos que se proponen en el libro original.
Quiso la casualidad que en los días en que yo estaba bordando esta hoja estuvo por aquí la propia Marie Suarez pasando unos días de vacaciones y tengo que confesaros que su ojo experto no le puso
muy buena nota a la ejecución técnica de mi "passé empiètant", digamos que se quedó en un "aprobado raspado". Pese a todo yo estoy tan feliz con mis logros y pienso que cuando haya bordado
varios cientos de hojas más ya me saldrá mejor. Os cuento esto para animaros, sobre todo a las que, como yo, no habíais bordado antes de este SAL y no os sentís muy seguras. Tened en cuenta que a
vosotras yo os voy a dar aprobado general, o sea que poneos a bordar, como sea, pero no dejéis de hacerlo.
A ver, vosotras mirad bien esa imagen; está claro que no es un ejemplo de bordado bien hecho pero confesadme una cosa: ¿a que todas habeis identificado un capullo de rosa? Bueno, pues a eso me
refiero, si no te pones las gafas, no lo miras muy de cerca y haces un poco de ejercicio de imaginación, hasta se adivina lo que es, lo que significa que lo estamos haciendo divino de la muerte.
O sea que, fuera complejos y a bordar, no nos vamos a rendir ahora que estamos llegando al final.
Para la página posterior he elegido esta vez una composición muy simple, muy limpia y con toques de blanco, porque esta página es la que acompañará a nuestro último ejercicio de bordado "el
bordado blanco", que es el más complejo y rico de los que hemos hecho y que no necesita tener al lado nada que le reste protagonismo. Además pensé que ya estas últimas páginas van teniendo más
complejidad y no hace falta añadir trabajos extra, no sea que os dé por cansaros y abandonar. Jejeje, es broma, si habéis llegado hasta aquí ya sé que estáis enganchadas, igual que yo y que lo
acabareis sí o sí.
Con un pespunte, unas hojitas a punto lanzado y unas florecitas de punto de pétalo queda una orla preciosa y rápida de bordar. Esta vez he vuelto a poner la etiqueta de título en tela blanca, por
variar un poco, así cada hoja tiene un pequeño toque que la distingue aunque todas sean en esencia iguales.
Ahora que ya la veo publicada siento una enorme alegría viendo lo rápido que se ha pasado el tiempo y la cantidad de bordados que ya tenemos hechos en este momento, pienso que un pequeño esfuerzo
más y habremos conseguido el objetivo que nos parecía tan lejano.
Mucho ánimo, guapas, ya veis que no era tan terrible y, a cambio de un pequeño esfuerzo cada mes, tendremos un recuerdo precioso para toda la vida, de esos que, de vez en cuando, en las
largas tardes de invierno, sacaremos para mirarlo despacio, saboreando cada minuto que hayamos dedicado a hacerlo.
Feliz verano y felices vacaciones a todas las que las estáis disfrutando.