SAL "MON CAHIER DE BRODERIE"-2ª ED. HOJA 11
Tranquilidad, no, no se me había olvidado, nunca olvido que es día 15 y que tengo compromisos que cumplir, menos cuando sé que desde primera hora del día hay mucha gente espiando el ordenador a ver si aparece el artículo que habla de ese SAL maravilloso que mantiene entretenida a media humanidad o, en cualquier caso, a ver si en la carpeta de entrada del correo electrónico se encuentra algún mensaje reciente con las instrucciones para una nueva etapa. Afortunadamente aún es día 15 y aunque un poco más tarde de lo habitual, me pongo a la tarea sin más aplazamientos.
Ocurre que he pasado la semana con Violeta en Madrid y que, recién regresada, tengo que poner al día mi casa antes de tener el rato de tranquilidad necesario para sentarme delante del ordenador a pensar y escribir. Y he madrugado bastante, pero hasta ahora mismo no he podido darme ese respiro: limpieza, lavadora, orden y la comida de hoy, recetas calentitas que llevan bastante tiempo pero que apetecen en un día que se ha levantado completamente invernal, con viento, lluvia y frío, lo justo para guisos, un vino, chimenea y siesta con mantita.
Pero hoy no puedo entregarme a la siesta sin antes convocaros a esta nueva etapa, que seguramente muchas estarán esperando a ese momento de la sobremesa para empezar a bordar. Esta entrega, la penúltima ya de este maratón de bordados y titulada "Pintura a la aguja", nos mete de lleno en el mundo más exigente del bordado tradicional, con los puntos de relleno y realce, los matizados de colores, los acabados impecables que no permiten prisas ni precipitaciones, el mundo de la paciencia y la pulcritud en grado sumo.
Confieso que esta preciosidad de herbario bordado estuvo a punto de agotar mi paciencia por mi incapacidad de conseguir el deseado efecto "matizado", el famoso "passé empiétant", en el que las puntadas largas y cortas de los distintos tonos utilizados se entremezclan hasta conseguir que no se noten las transiciones pero sí los cambios de tonalidad. Menos mal que se trataba de aprender y no de pasar un examen de precisión, porque no lo habría superado por esta vez; pese a todo, ya que se trataba de la primera vez que practicaba estas técnicas, me perdoné los fallos y acepté un resultado mediocre pero suficiente aunque, eso sí, me prometí a mí misma que seguiría practicando y no lo he hecho, así que no he mejorado nada lo obtenido entonces.
Igual que ocurre con algunas otras páginas, también en este caso he alterado ligeramente la disposición de los motivos con respecto al modelo del libro original, a fin de darle al recuadro el formato vertical de nuestro libro. Los detalles son los mismos, con ligeras variaciones debidas a que están redibujados a mano alzada por mí y al disponer de un poco más de espacio, quedan más desahogados en la página, como que se leen mejor. Además he eliminado algunas de las hojas sueltas que "flotaban" en el modelo, dando mayor protagonismo a los motivos más grandes.
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Como en un herbario escolar, las sencillas flores que aspiran a ser importantes, aparecen ordenadas y extendidas, mostrando sus mejores galas sobre el lino en un recuerdo idealizado de la lejana primavera: los capullos de rosa, la rosa canina, el convolvulus, la bellis perennis, están instaladas casi de forma silvestre en nuestros jardines pero no por ello son menos apreciadas y bonitas y en este bordado se dejan retratar para ayudarnos con su sencillez a depurar nuestras habilidades con el hilo y la aguja.
La segunda página, dedicada como siempre al título de la etapa siguiente, es la versión esquemática y simple de una guirnalda de flores, un verdadero relax para bordar después del trabajo exigente de la página anterior. En este caso no os llevará más que un rato y ya no volveremos a bordar nada parecido ya que la próxima hoja será especial por más de un motivo, sobre todo porque será la última.
Superada esta hoja de dificultad técnica un poco mayor de la que estamos acostumbradas a encontrar en ejercicios anteriores, nos quedará solo la práctica final, nuestra "graduación" como aspirantes a bordadoras y después, ya con calma y con ayuda de la máquina de coser, daremos forma al libro encuadernando estas joyas para guardarlas a buen recaudo.
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Pero para eso faltan unas pocas semanas que podeis aprovechar para poneros al día con lo que os haya quedado atrás.
Mientras tanto, ya sabéis, trapito de pruebas, el libro de instrucciones abierto, una taza de té o café, un rato de calma y cualquier bordado parecerá fácil.
Feliz fin de semana