QUILT DE VIOLETA ("VIOLETA'S FAVOURITE THINGS")
El pasado 25 de Agosto mi nieta Violeta cumplía su primer año y, por suerte, pudimos vivir el momento en mi casa, donde han pasado las vacaciones este año, así que en cuanto se confirmaron las fechas me puse como loca de contenta y decidí que el regalo más bonito que yo podía hacerle era organizar una fiesta de cumpleaños en la que poder celebrar ese momento tan especial con la familia y los amigos de toda la vida, que también pasan las vacaciones en Asturias, punto de encuentro de todos los jóvenes exiliados.
Después de unos días intensos de preparativos y con bastante preocupación por las previsiones meteorológicas que auguraban lluvia para el día de nuestra fiesta al aire libre, finalmente el tiempo nos dio una tregua y pudimos disfrutar a lo grande, sobre todo los niños, un grupo numeroso de edades entre 1 y 8 años, que nos dieron momentos deliciosos con sus risas y sus juegos y que fueron la compañía perfecta para Violeta que aunque era la más pequeñita de la fiesta, desempeñó a la perfección su papel de reina y protagonista absoluta.
Mi otro regalo para la peque ha sido un quilt (ahora que ha estrenado su camita grande) y que he venido haciendo, poquito a poco, a lo largo de los últimos meses. Fue uno de los trabajos de patchwork de este curso y la idea surgió en uno de tantos viajes a Madrid, cuando en una visita a Dechado compramos un libro de Annie Downs, "Some kind of wonderful" y a Paula le gustó uno de los trabajos en él presentados. Después de mil vueltas y otras tantas puntadas, al fin el quilt estuvo terminado justo para el cumple, tan justo que casi no llego a tiempo. Afortunadamente, ahora luce precioso en la cama de Violeta que está encantada con sus dibujos.
Realizado en una mezcla de técnicas habituales del patchwork, casi como un ejercicio de aprendizaje, reproduce muchos de los motivos originales diseñados por Annie Downs pero interpretados en otros colores para adaptarlo al gusto de Paula y también para que coordine con las sabanitas y otras piezas del ajuar de Violeta. No he utilizado todos los motivos del modelo original, porque este quilt es un poco más pequeñito, así que le he quitado una fila completa y he hecho una redistribución de los motivos que más me gustaban, además de diseñar algunos que no existían y que yo quería incluir para acercarlo más al mundo de Violeta.
Titulado "Violeta's favourite things" (Las cosas favoritas de Violeta), cada uno de sus bloques reproduce cosas que aún no han sido elegidas por una niña tan pequeña pero que es muy probable que le gusten en el futuro o, al menos, intentaremos que así sea: la música, la literatura, los viajes, la buena comida, la familia, los amigos, el jardín, la casa, la cocina, la naturaleza, ... todas esas cosas que nos hacen la vida agradable y que tanto sus padres como sus abuelos valoramos mucho y nos esforzamos por transmitirle. Y parece que va apreciando nuestras sugerencias, sobre todo en lo que se refiere a la música y la gastronomía, a las que ya tiene una decidida afición por el momento.
Como podeis ver en las imágenes, los motivos están realizados en appliqué a puntada escondida y los títulos y detalles están bordados a punto de tallo. Las telas elegidas fueron restos de unas colecciones Tilda que había usado para hacer el edredón de su primera cuna y algunas otras que compré en Lunares para completar el colorido necesario, además de los fondos, todos diferentes en estampados muy menudos, tono sobre tono, blanco o crema y alguno de topitos muy finos. Los colores son muy frescos y alegres, perfectos para una niña que ya juega continuamente con los estímulos visuales a su alrededor.
Pese a lo mucho que me esfuerzo al hacer las fotos, me faltaría un master intensivo en tratamiento de imágenes, porque cuando las cuelgo aquí siempre me decepciona el resultado. Sobre todo el color, que no se parece apenas a la realidad; aquí veo colores pastosos, densos, algo sucios e indefinidos, empalagosos, mientras que al natural la impresión es justo la contraria: frescos, limpios, luminosos, un punto ácidos, que con los fondos tan claros y colocados sobre una cuna blanca, hacen un efecto radiante y alegre, estimulante.
Para la trasera he elegido una de las telas de los fondos, blanco roto con diminutos topos rojos y para darle un poco de vida la he cortado con una tira de las utilizadas para el sashing, formada por tiras de telas diferentes combinadas al azar. Con esto y el toque azul del bies de remate, además de las siluetas de los acolchados, se enriquece el revés del quilt y ya no parece simplemente un forro insulso.
Yo aspiro a que Violeta conserve su quilt mucho tiempo y a que, cuando no le sirva de cubrecama lo utilice como mantita de sofá o para tumbarse en el suelo, para jugar o simplemente para guardar de recuerdo, porque cada una de sus puntadas es una declaración del cariño que le tengo, la expresión de mis buenos deseos para que la vida la trate con mimo, el relato de los pensamientos que yo iba dedicándole enredados en el hilo mientras cosía. Y para que no lo olvide, le he cosido una etiqueta impresa con mi dedicatoria. Quizá en el futuro pueda hacerle otros quilts, si conservo la vista y las manos, pero este es el primero y seguramente el más simbólico, por eso quiero que tenga un mensaje especial. A fin de cuentas, es su primer año, su primer cumpleaños y por eso el más especial, yo creo que diferente a todos los demás.
El quilt está acolchado a mano, siguiendo las siluetas de los motivos aplicados, el contorno de cada bloque y unas sencillas guirnaldas sobre las tiras de unión de los bloques.
Las dimensiones han sido adaptadas para ajustarlo al tamaño de una cuna grande o una camita pequeña, aproximadamente 115 x 160 cm, para eso hice un estudio previo de cuántos bloques usar, en qué forma combinarlos y de qué medidas hacer las tiras de unión y los pequeños boques intermedios, formados por cuadraditos de una pulgada. Todos esos cálculos previos me ocuparon bastante tiempo, porque no me podía lanzar a una obra así sin tener absolutamente claro cada detalle y las medidas que Annie Downs propone en su libro no me servían porque mi quilt tenía unos requisitos diferentes. Además, en función de los distintos motivos, cada una de las tiras de bloques es de distinto ancho, con lo cual el proceso tuvo que ser realizado permanentemente con el plano de medidas a la vista y pese a todo no estuve nunca muy tranquila hasta el final.
Afortunadamente todo encajó y el mismo día de su cumpleaños Violeta estrenó su edredón, encantada con tantos dibujos y ese colorido tan alegre y, para mi tranquilidad, le gusta tanto que ahora no quiere más que estar en su cuna todo el día mirando los dibujitos y jugando a buscar los objetos que ya identifica.
Este proyecto ha ocupado todo mi tiempo y mis energías de este curso pasado en relación con el patchwork, así que ahora estoy deseando empezar una nueva temporada y ya hay varios nuevos proyectos bullendo por mi cabeza, aunque siempre empiezo con mucho brío y luego me voy desinflando. Veremos en qué acaban mis buenas intenciones, sobre todo teniendo en cuenta que me busco tantas labores para hacer simultáneamente.
De todos modos, es una satisfacción ver los trabajos terminados y especialmente en este caso estoy muy feliz, porque el quilt queda precioso en su lugar y tanto a Violeta como a sus papás les ha encantado y eso es lo más importante.
Como Romeo, el mejor amigo de Violeta este verano, echamos de menos su presencia que llenaba el jardín de movimiento y de alegría. Ahora el otoño avanza rápidamente, los cielos se vuelven oscuros y tormentosos y llega el tiempo de encerrarse en casa, de retomar las agujas y empezar a coser, a bordar, a tejer, a discurrir y a crear y aunque las horas son muchas acaban haciéndose cortas para tantas buenas intenciones.
Esperando que mis problemas con el blog se solucionen pronto y pueda mejorar su configuración para que mis artículos mejoren su aspecto, os deseo feliz semana.