QUILT CHOCOLATE
Ya os había contado que los Reyes magos estuvieron muy costureros este año y en mi casa, quien más, quien menos, las personas más especiales recibieron algún regalo hecho "con estas manitas". Claro está que los regalos hechos con las manos suelen estar hechos también con amor, porque nadie regala su tiempo y su trabajo por nada, o yo al menos no lo hago, que valoro mucho mi tiempo.
Entre todos los regalos que hice, este quilt fue el más especial, porque fue pensado y diseñado minuciosamente para una persona también especial, en este caso un hombre, hermano mío y un soltero de oro que tiene de todo y a quien no se le puede regalar cualquier cosa.
El largo proceso de elaboración de este quilt empezó por la selección de los colores, partiendo de que yo buscaba un efecto sereno y cálido, elegante y discreto, que fuera fácil de coordinar en cualquier ambiente y que tuviera un carácter especial acorde a su destinatario. Después de ensayar varias opciones me decidí, convencida, por una combinación de telas en tonos beiges, tostados, chocolate y azules, exclusivamente, en estampados florales mezclados con rayas y cuadros. (Ya siento bastante que las fotos no hagan justicia al colorido, porque la mezcla ha quedado espectacular).
Luego vino la fase de diseño de la composición, teniendo claro que quería algo geométrico, muy lineal, para lo que me inspiré en un modelo creado por las chicas de "Lunares Patchwork" esta temporada y me decidí finalmente por un módulo básico cuadrado, compuesto por nueve piezas rectangulares de telas diferentes y que iba girando un cuarto de vuelta cada vez para conseguir un aspecto aparentemente caótico pero en el fondo muy controlado.
Mi mejor ayuda fue este plano previo, sugerencia maravillosa de mi amiga y profe, Inés, que me llevó tiempo preparar pero que después me fue extraordinariamente útil a la hora de cortar y coser las interminables piezas del top. Una vez cubierto con todas las telas que debían ir en cada posición, lo pegué en la pared delante de mi mesa de costura y eso me permitió sistematizar un trabajo que habría sido un caos imposible de haberlo intentado de otra forma.
El conjunto está formado por doce bloques de unos 45 cm. de lado, en rectánglo de 4 x 3, por lo cual el tamaño final del quilt, incluyendo los bordes, es generoso, unos 2,10 x 1,70 m, útil como cubrecama y también para sofá, porque el "apóstol" que lo va a usar es también de gran tamaño.
Para la trasera he utilizado una preciosa tela estampada con los mismos tonos del top sobre un fondo chocolate oscuro. Tengo que confesaros que es tan bonita que al homenajeado le gustó más su mantita por el revés que por el derecho.
Para el relleno he usado una guata fina de pura lana colocada en doble capa, para que quede esponjosa y ligera al mismo tiempo y decidí no acolchar para conservar esa suavidad tan especial. Solo unos nudos situados en vértices estratégicos sirven para unir las capas del quilt. Os aseguro que coger la manta en brazos es igual que abrazar una nube, así es de ligera, suave y cálida.
Para rematar el top he puesto un vivo en rayas beige que cierra y subraya la composición de los bloques y un borde más ancho en color chocolate con un estampado caligráfico que refuerza el carácter que yo quería darle al diseño.
Ahora, mientras os lo cuento, yo misma me doy cuenta de que todo lo que yo conozco al muchacho ha quedado plasmado en este quilt, que es como una copia en tela de su personalidad: intelectual, tranquilo, callado, tímido, culto, controlado, discreto, cariñoso, contenido y un poco "cuadriculado", solo un poco, como cualquier soltero madurito.
Qué quereis que os diga, he hecho otros quilts más complicados, con más colores, más vistosos, qué sé yo,... Pero este me parece de los más bonitos que hecho hasta ahora. Es una combinación de colores que no me canso de mirar.
Pronto emprenderé una nueva aventura parecida, porque he disfrutado mucho haciendo este quilt y quiero seguir investigando posibilidades de este tipo.
Quiero hacer una mención cariñosa a todas las chicas de Lunares, Inés, Marta, Camino y Carmen, sin cuya asesoría, ayuda y ánimo yo no sería capaz de hacer tantas cosas y tan bonitas. Su profesionalidad, buen gusto y cariñoso trato hacen muy, muy agradable estar en su tienda y aprender patchwork (tendríais que ver la montaña de piezas de tela que les hago mover cada vez que tengo que elegir, ¡Uffffff!). También a mis compañeras de clase, con las que me lo paso en grande mientras cosemos, nos reimos, cotilleamos, en fin, una verdadera terapia semanal que me encanta.