PESTO ROSSO

El tiramisú, más atractivo para golosos, era en realidad el colofón a una comida que ya empezó todo lo toscana que se puede viviendo en Oviedo y es que el sábado homenajeábamos a un  "Pepe" que es italoadicto, así que eché mano del recetario y las ideas de Paula y Anto (expertísimos cocineros-gourmets) y de sus impagables regalos (la máquina de hacer pasta y el libro de la pasta, jjjj) para preparar sencillos platos de éxito asegurado que nuestro invitado agradeció comiéndoselo todo...y más.

Este es mi pesto rojo, el riquísimo "pesto rosso" cuya receta encontré en el libro de la pasta que me trajeron los reyes y que salva cualquier plato de pasta mediocre.

Un vasito de aceite de oliva, 150 g. de tomates secos, 50 g. de piñones, 50 g. de parmesano, un diente de ajo, unas hojas de albahaca, sal al gusto. En mi caso no pongo hojas de albahaca sino aceite de albahaca que preparo por el verano con las albahacas cultivadas en macetas en la terraza.

Mezclar con la batidora todos los ingredientes menos el queso.

Cuando está totalmente triturado, rallar el queso parmesano bien fino y mezclarlo suavemente con una espátula. Reservar tapado a temperatura ambiente hasta el momento de comer.

Esta vez el pesto acompañó a unos ravioloni frescos rellenos de sobrantes de rabo de buey que había guisado unos días antes. Después de hervirlos en agua con sal 4 minutos, los bendigo con un chorrito de aceite virgen y los sirvo con una cucharada del pesto y una ensalada de hojas de rúcula (también de la huerta).

Si el pesto se ha quedado muy espeso, unas cucharadas del agua de cocer los ravioli vienen muy bien para aligerarlo.

No dejeis de probar este pesto, es delicioso incluso solo untado en pan y con muy poca cantidad pone un toque diferente y aromático. Yo lo he probado hasta con patatas hervidas y es genial.