PASTA FRESCA
Entre las muchas cosas buenas que he aprendido de Paula está la preparación de la pasta fresca; es tan deliciosa que, una vez que la pruebas ya no quieres comer otra.
Yo creo, además, que este clima de Asturias es perfecto para ella porque llueve mucho y un domingo de lluvia, por la mañana, es muy entretenido ponerse a hacer pasta para comer o para congelar.
La receta básica es simple: sólo huevos frescos y harina en proporción de 1 huevo/100 g. de harina
Se amasa bien la mezcla hasta que esté lisa y brillante, dejándola reposar después una media hora en un recipiente cubierto con un paño (es importante que no se reseque durante el proceso).
A continuación, se toman pequeñas porciones y se van laminando con la máquina en pasos cada vez más finos hasta lograr el grosor deseado, según el uso que queramos darle.
La máquina y otros accesorios
Extendiendo la pasta
Rellenando "ravioli"
Los moldes para cortar ravioli
Ravioli rellenos de carne guisada
Y tortellini, un trabajito muy minucioso
Y, para secar los tallarines, espaguetis y otras pastas largas, el "stendipasta", un estupendo tendedero desmontable.
Ya sólo queda dejar secar un poco la pasta formada, cocer 2 ó 3 minutos en abundante agua hirviendo con sal (1 l. de agua con 10 g. de sal para 100 g. de pasta) y acompañar con nuestra salsa preferida, mejor sencilla, que no oculte el delicioso sabor de la pasta.
Servir muy caliente y enseguida empezar a pensar en la variación que vamos a preparar la próxima vez, que será muy pronto, jejeje, seguro.