PAN
De vez en cuando, el día amanece como hoy, con ese frío viento y una lluvia incesante que hace imposible siquiera pensar en asomar la nariz al jardín y entonces es inevitable volver la vista a la cocina y apetece hacer cosas que habitualmente dan un poco de pereza, como preparar hojaldre, hacer pasta fresca, envolver docenas de croquetas o, como en este caso, hacer pan. No solo pan, que pan hago todos los días con mi maravillosa panificadora LIDL, sino pan de verdad, pan de toda la vida, el PAN, hecho con tiempo, con masa madre y con cariño.
Esta maravilla de la gastronomía vino a mi casa, como tantas otras cosas, de la mano de mis hijos (hija y yerno para mí son lo mismo, mis hijos), que viven con los ojos y la mente abiertos y que me enseñan muchas de las cosas deliciosas que yo sé cocinar. La nueva perspectiva en la elaboración del pan se produjo después de conocer a Dan Lepard, en la tele primero y en su libro "Hecho a mano", después y se debe, sobre todo, a la introducción de la masa madre.
La masa madre es un fermento completamente natural obtenido con agua, harina (preferentemente integral) y tiempo.
Cierto es que yo tardé mucho en decidirme, porque soy de natural perezoso y este pan, aunque no es difícil, sí requiere un montón de horas de tener en la cabeza el paso siguiente a realizar, porque si algo caracteriza al pan hecho con masa madre es el TIEMPO, el tiempo necesario para que la fermentación natural, sin aditivos químicos, haga desarrollar una miga densa, compleja, llena de matices, consistente y suave a la vez y de un sabor extraordinario que combina a las mil maravillas con cualquier plato exquisito.
También puedo hacer pan de masa madre con la máquina panificadora, aunque no es exactamente igual, le falta esa corteza crujiente y dorada y la forma característica de los panes de siempre, aunque desde luego está muy bueno y tiene igualmente la cualidad de que tú conoces exactamente los ingredientes y sabes siempre lo que estás comiendo: agua, harina, sal y masa madre (o sea, más agua y más harina, que es con lo que se hace la masa madre)
Esta última vez he reservado un recorte de masa y me he atrevido con un clásico asturiano de siempre, el "Bollu preñáu", bollo de pan relleno de chorizo (un chorizo casero de La Espina), al que con las fotos no he conseguido hacer justicia pero os aseguro que el sabor casi me hace llorar de emoción.
Pues nada, lo dicho, hoy volveremos al pan, porque el día no está para otros trotes.