MY LITTLE FARM
Hay labores que son como juguetes: divertidas, estimulantes, entretenidas y llenas de sorpresas. Como este pequeño cojín, que también es un regalo, esta vez para Paula y que he disfrutado muchísimo haciendo en los pocos ratos que las fiestas navideñas y sus complicaciones me han dejado.
Es una de las propuestas, preciosas y llenas de encanto, que llenan el libro que este pasado otoño han sacado a la luz Marta e Inés, amigas y propietarias de la maravillosa tienda "Lunares", de Avilés, a donde yo acudo desde hace un año para aprender las técnicas del patchwork y, sobre todo, para compartir ratos divertidísimos entre amigas y empaparme de la belleza e imaginación que derrocha ese lugar. Es imposible estar en Lunares y no pasarte el día boquiabierta, porque estas dos chicas y sus colaboradoras viven su trabajo como una pasión y eso se traduce en cada uno de los infinitos detalles increíbles que llenan la tienda y en la atmósfera tan especial que se respira en ella. Para mí, es como entrar en un cuento de hadas, del que nunca quieres salir. Un día, si ellas me autorizan, dedicaré un post a enseñaros ese lugar y los tesoros que encierra para que veáis que no exagero nada.
Es el segundo cojín que hago siguiendo los modelos del libro; el otro, también encantador, es el que veis a la derecha en la foto, un delicado y sencillísimo trabajo de aplicación con lanas, completado con bordados simples, que me acompaña en mi cuarto de costura desde hace un tiempo.
Aquí podeis ver con más detalle la decoración a base de hojitas y flores de lana en cálidos tonos otoñales.
Este pequeñín realizado con una mezcla de técnicas, como aplicado, bordados, acolchado y costura, es blandito y cálido y encajará perfecto en un rinconcito del sofá o apoyando los riñones mientras se cose, para lo que tiene el tamaño perfecto.
La trasera, realizada en un estampado monocromo en color chocolate, solo se permite el adorno de los botones de madera con florecitas que me había comprado hace tiempo en "La Casina Roja".
El tierno paisaje rural, con la pequeña granja y sus ovejitas, queda perfectamente enmarcado por una orla de telas de cuadritos que le dan una viveza especial y contribuyen al toque country tan característico de los trabajos de Inés y Marta, auténticas enamoradas de ese estilo.
Mañana llegará a Madrid a lomos de un autobús, porque los camellos de los magos ya están reventados de tanto ir y venir, así que he tenido que decidirme a ir en su lugar a hacer esta entrega. Un regalo pequeño y sencillo, pero ya podeis imaginar que lleno de cariño y seguro que el cojín se lo transmitirá a Paula cada vez que se apoye en él.
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Este año los reyes han estado muy costureros por mi casa, tanto es así que todos mis íntimos han recibido algún presente hecho con telas, hilos y mucho amor. Y creo que los destinatarios están contentos con sus regalos, al menos han entendido la buena intención.
Espero que este sea un maravilloso año de labores y, sobre todo, de ilusiones compartidas y mucho amor.