MOTHER'S DAY (SAL ABECEDARIAN- X)
Con el sugerente título de "Mother's day" y dedicado a las mujeres del árbol genealógico de su familia, Alma Allen nos propone el décimo de los doce abecedarios que ha proyectado integrar en esta colección y yo os invito a emprender esta nueva etapa en nuestra larga aventura juntos bordando todo lo que ella nos propone que, sin dudarlo, ha merecido la pena porque desde el primer abecedario hasta ahora, invariablemente, hemos comprobado hasta la saciedad que cada vez nos gustan más.
Y, como viene siendo habitual, otra vez ha sido un placer bordar este sencillo abecedario acompañado de muchos de los motivos habituales de esta diseñadora, que ella maneja y administra con sabiduría, jugando con los colores y la composición para lograr que nos parezcan nuevos cada vez.
En esta ocasión ha utilizado una paleta muy sobria y contenida, compuesta por varios tonos en la gama de los berenjena y rosa palo acompañados por dos verdes pajizos también muy discretos y pequeños toques de blanco, que yo he bordado sobre lino Belfast teñido con té, como todos los anteriores. Obviamente, pese a haber teñido la tela siempre de la misma forma, no he conseguido dos trozos iguales, así que mi colección de abecedarios es un muestrario de tonos crema claro con muy ligeras variaciones, todos bonitos, pero todos diferentes.
En cuanto a los hilos, he utilizado exactamente los recomendados en el gráfico porque, pese a que no soy muy aficionada a los tonos morados, estos me parecieron bonitos y en efecto, el resultado es precioso.
Faltan solo dos abecedarios cuyas dedicatorias tengo ya decididas, así que era esta vez o nunca y como se trataba de madres, que es el título que llevo con más orgullo, este me lo he dedicado a mí. A ver, esto tiene una explicación más allá de un ataque de egolatría, que también podría ser: Yo espero que la manta que va a salir de este proyecto será un objeto digno de ser conservado y de ser heredado y si algún día cae en manos de mis nietos quiero que todo su árbol genealógico esté representado, incluyéndome a mí y así, cuando se tapen con ella, espero que el amor con que la hice los abrigue tanto como mis brazos.
Yo no me he querido demasiado y, he tardado casi 60 años en aceptarme y en comprender que lo que me pasaba es que me resultaba agobiante hacer frente a tantas cualidades como la vida me dio y que seguramente suponían una carga importante para sacar adelante. Porque si posees ciertas habilidades naturales y no las desarrollas y no las pones en valor, es pecar de ingratitud o de irresponsabilidad, pero si lo haces es una trabajera que no te deja descanso y a mí,muchas veces, me habría apetecido tumbarme a la bartola, hacerme la tonta y no hacer nada.
Eso sin olvidar que aún pertenezco a un enorme sector de mujeres que habíamos sido educadas en el fundamentalismo religioso y moral y en el machismo más recalcitrante de épocas pasadas y que hemos tenido que librar una lucha titánica, en primer lugar contra nosotras mismas, para sacudirnos tantos prejuicios y después ser capaces de no avergonzarnos de estar a la altura o más que cualquier hombre de nuestro entorno. Yo confieso que he llegado a atreverme a muchas cosas, pero siempre he sido consciente de que mis decisiones eran sistemáticamente sometidas a examen como si fuera una discapacitada.
No puedo evitar recordar con una sonrisa (aunque entonces me subiera por las paredes), las incontables ocasiones en que, cuando estaba construyendo mi casa, llegaba un nuevo operario a contratar algún trabajo y lo primero que me preguntaba era por mi marido, desconfiando de mi capacidad para decidir en qué color pintar una pared o dónde colocar los enchufes; ya para qué hablar de los temblores que les entraban cuando se trataba de firmar documentos o cheques bancarios. Era un auténtico poema ver aquellas caras de desencanto cuando les confesaba que no había más "huevos" que negociar conmigo, porque el "señor" ni estaba ni se le esperaba. Entonces pasaban alternativamente del paternalismo al desdén y, o bien pretendían situarse en la posición del hombre que me faltaba y decidir por mí, "pobrecita", o bien declaraban que mis propuestas eran una locura y que quedarían mal de todas, todas.
Situaciones que no eran muy distintas cuando en el trabajo me han correspondido puestos de responsabilidad y he tenido que ejercer un cierto poder de decisión, por pequeño que fuera, sobre los demás: entonces prepárate a ser cuestionada minuto a minuto, palabra a palabra, hecho a hecho, obligada a demostrar cada vez que tus decisiones nada tienen que ver con las hormonas. En fin, para qué contaros si muchas de las mujeres que me leéis sabeis de qué estoy hablando y de lo que cuesta erradicar todas esas lacras, aún demasiado presentes en el mundo actual.
En un sentido o en otro, han sido enormes las barreras que saltar y muchas las batallas que librar, pero he llegado hasta aquí viva y con los deberes hechos y eso es mucho que celebrar, por eso también quiero dedicarme este pequeño homenaje ahora que tengo ocasión, no sea que a los demás se les olvide hacerlo cuando me llegue "la hora de las alabanzas", igual que cuando me apetece que me regalen flores y entonces voy corriendo a la floristería o me corto un buen ramo y de esa forma ya no tengo que sentarme a esperar.
Hablando de flores, las hortensias blancas están empezando a volverse otra vez verdes y antes de que se marchiten del todo he querido retratarlas aquí como parte de mi regalo, porque son una de mis flores favoritas, esos enormes globos blancos, de diminutas y delicadas brácteas, que ponen una nota de luz en el jardín durante semanas y que siento tanto cuando se acaban y hay que esperar casi un año para volver a disfrutarlas. Pero ese año pasará y espero estar aquí, como hoy, para volver a disfrutar otra primavera, esa época en la que el jardín me da tantas alegrías.
Hasta entonces seguiré llenando los días de todas las aficiones que cultivo y ocupándome de las personas que quiero, como cualquier madre, sin olvidar que en este blog cultivo también muchos afectos, muchas amistades y comparto muchas aficiones que espero seguir alimentando con mis ocurrencias y mis experimentos.
Contar con vuestra presencia, aunque solo sea virtual, me estimula y me obliga a mantener una imagen que responda con respeto a vuestras expectativas, así que seguiré presentando mis labores, mis pensamientos, mis ideas y mis sentimientos, regalándome con vuestros comentarios y vuestras palabras de cariño.
Y que nos dure mucho, mucho tiempo.
Feliz fin de semana