Este año, con el nacimiento de Violeta, hasta los gustos me han cambiado y es que la preparación de su ajuar y luego el goteo incesante de pequeñas cosas que hago para ella, me han quitado tiempo de esas otras cosas que a mí me gusta hacer, como el punto de cruz y el patchwork y por eso el cajón de los proyectos sin empezar está cada vez más lleno y no digamos las incontables cestas de labores en curso, paralizadas a medias.
Así que, en cuanto tuve un rato libre me lancé de cabeza al punto de cruz, que es lo que más me apetece siempre y emprendí un nuevo SAL a largo plazo, el "Abecedarian series", que me ha absorbido también mucho tiempo en las últimas semanas hasta que le cogí el punto y lo hice andar sobre ruedas.
Por otro lado, este curso quiero dedicar un poco más de tiempo al patchwork que tengo un poco abandonado y ya tengo en la cabeza varias ideas para desarrollar pero todo lleva su tiempo, así que algunas están empezando y otras espero que se harán en los meses próximos. Menos mal que a veces la suerte o la casualidad hacen que nos encontremos con ideas geniales,de esas que se hacen en un santiamén y que dejan la mente en paz, con la satisfacción de haber hecho algo bonito y útil.
Eso fue lo que me ocurrió con esta mantita de sofá que pude confeccionar en un par de tardes y que luce preciosa por el momento en mi cuarto de costura, aunque por su tamaño y características quedaría igualmente bien en cualquier otro rincón de la casa.
Fue casualidad que en mi anterior viaje a Madrid yo necesitara darme una vuelta por Dechado que, como muchas sabéis, es una tienda maravillosa que no se debe visitar si no tienes ganas de gastar dinero porque, una vez dentro, es imposible escaparse de esa atracción fatal que ejercen sobre nosotras las cosas bellas. En esta ocasión yo buscaba unas lanas para tejer un jersey a mi yerno como regalo de Reyes y sabía que en Dechado tienen las lanas Drops, cuyas calidades y precios me encantan; así que allá nos fuimos mi hija y yo,con Violeta, claro y entre lana y lana, los ojos se me iban a todas las maravillas que están esparcidas por la tienda. Entre tantas cosas apetecibles me fijé en un par de mantitas que estaban por allí estratégicamente "tiradas" y que Pepa, que es un encanto, me enseñó y me explicó con todo lujo de detalles. Pese a todo, aquel día sobreviví a la tentación y me compré solo las lanas, pero no aguanté más de dos días sin volver a buscar mi recompensa.
No podéis imaginar lo contenta que venía yo en el viaje de vuelta con mi paquete de telas y las instrucciones de Pepa para hacer mi manta, pero fue llegar a casa y echárseme las Navidades encima y el jersey que había que tejer y tantas cosas que hacer y mi paquete de telas tuvo que quedarse esperando hasta que volvió la tranquilidad. Eso sí, luego fue coser y cantar, nunca mejor dicho.
La manta tiene una estructura muy simple, solo dos capas de tela sin relleno intermedio y al no llevar acolchado es rapidísima de hacer. El secreto está en la tela de forro, un tejido de tipo polar con aspecto terciopelo, sumamente cálido y con un tacto muy suave, una verdadera delicia para envolverse en él porque abriga y no pesa nada.
El top está formado por un mosaico de hexágonos precortados de la marca Moda, de la colección "Vin du jour", una preciosa mezcla de estampados en tonos beige, crema y vino que, combinado con el borde de la misma tela que la trasera y un bies de remate confeccionado con una de las telas de la colección, hace un conjunto elegante y delicado, muy fácil de combinar en casi cualquier ambiente.
Unos grandes círculos bordados con sedón en el mismo color vino sirven como adorno sencillo y para unir las dos capas de tela, dando un poco más de cuerpo a la manta. El tamaño final, 110 x 140 cm es estupendo para sofá o pie de cama y de verdad que es una delicia taparse con ella.
Además de otras cualidades que ya os he comentado, la tela usada para el forro es completamente lavable, con lo cual no tengo que preocuparme si me apetece sacarla al jardín, llevarla en el coche o incluso tirarla en el suelo para que juegue Violeta, porque se lava y seca rápidamente y sin problemas.
Y para terminar con las ventajas que le veo a mi nueva mantita es que, al ser tan fácil de confeccionar, puede ser un regalo estupendo para cualquiera y además el conjunto de materiales necesarios es bastante económico, lo cual también es una ventaja importante.
En resumen es de esas labores que te apetece repetir porque se ven resultados excelentes con muy poco esfuerzo.