Y aquí está la manta terminada, lista para arropar a cualquier friolera. También he pensado una utilidad estupenda para el verano y es servir de plaid para extender en la hierba debajo del sauce y dormir allí la siesta, que es una de mis actividades preferidas en vacaciones. Ya os contaré cuendo eso suceda.
Realmente, he puesto el bies antes de que la profe lo ordenase, pero tenía tantas ganas de acabarla que no pude esperar.
Aunque nunca hice patchwork, me doy cuenta de que los acolchados y otras menudencias se pueden hacer mucho mejor, pero no hay arrugas excesivamente importantes y, como es para regalarme a mí misma, la miro con muy buenos ojos.
Ahora veo bien los colores porque una vez terminada queda una combinación limpia y agradable, que queda muy bien con los colores de mi salita de costura.
Incluso me atrevo a enseñaros el revés, que es una cosa que yo no hago nunca porque suelo hacer trampas continuamente. Alguna costura falta y otras están donde no deben pero eso son los defectos que les dejo a propósito, como las Amish, jjjjjj
Creo que voy a seguir los consejos de la profe y lavarla para quitarle todo el apresto y hacerla más amable, aunque eso suponga privarme de la siesta de hoy.
Hasta hoy pensaba que el patc no sería para mí; ahora creo que no será la última cosa que haga.