LA CAJA DE LOS BOTONES
Yo sé que quien mucho abarca, poco aprieta o, lo que es lo mismo, que si intentas hacer más cosas de las que realmente puedes, alguna de ellas o muchas pueden salirte mal. Ahora bien, que sea consciente de ello no significa que deje de intentar todo lo que se me pasa por la cabeza aun estando casi segura de que no lo haré tan bien como me gustaría.
Algo así me ha pasado con este proyecto: es mi primera experiencia con el cartonaje, del que sólo sé lo poco que puedo deducir viendo trabajos en páginas de internet y, sin darme apenas cuenta, me he metido en un buen lío. La cosa empieza porque me encuentro con un bordado a punto de cruz recién terminado al que intento buscar una aplicación que no sea el típico cuadro; por otro lado, bolsas, bolsos, neceseres y cestillos varios ya tengo tantos que sería absurdo insistir. Me queda pendiente otra idea que hace ya tiempo me ronda por la cabeza: hacer una caja a la medida para el bordado. Y ahí empieza todo.
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Por tanto, el origen es este precioso diseño de Blackbird Designs aparecido en el "Loose Feathers primavera 2012" y que lleva por título "Spring's Song". Y es que, aunque parezca que solo hago bolsas últimamente, nunca dejo de hacer punto de cruz; lo que sucede es que tengo empezados no menos de una docena de modelos y, claro, voy haciendo un poco de cada uno y así se terminan cuando se puede.
Este en concreto lo he bordado bastante rápido porque me gustaba mucho. Está realizado sobre lino Belfast en color marfil con hilos de algodón Gentle Art y Crescent Colors, en los tonos recomendados por la diseñadora. Por supuesto, ya sabeis que el gráfico y todos los materiales para hacerlo son comprados en "La Casina Roja".
Terminado el bordado y ya decidida a hacer la caja, empecé un peregrinaje a ciegas en busca del cartón y demás materiales adecuados para hacer la estructura, cosa que me ocupó algún tiempo porque la inexperiencia y el desconocimiento no facilitan mucho las cosas, no sabes qué pedir, ni cómo sustituir algo que no encuentras, en fin, se va improvisando sin ninguna seguridad. Luego vino la fase de diseño y eso ya fueron palabras mayores: decidir tamaño, forma, maneras de articular la tapa,... todo eran dudas (Con lo fácil que sería haber aprendido antes).
Después de resolver todos esos problemas y ya con todo aparentemente controlado, me lanzo entusiasta a la tarea y consigo armar una caja medianamente aceptable. Bordado en mano, paso a elegir telas entre los muchos retales que tengo en casa y me decido por una combinación de estampado en tonos crema muy tenue y unas rayas en los mismos tonos, que coordinan genial con el lino y los colores del bordado.
He empezado por revestir el exterior de la caja con el estampado, reservando las rayas para el interior y utilizo para la tapa el mismo lino del bordado. Hasta este punto todo iba bastante bien, salvo por un pequeño detalle con el que yo no había contado y que ya podríais imaginar: no he calculado la tela necesaria y para cuando descubro que no tengo suficiente de ninguna de las dos elegidas, ya es demasiado tarde porque he usado un pegamento que es la monda y eso no hay quien lo desmonte. Además, por norma, antes de deshacer siempre tiro hacia adelante y busco la manera de arreglarme con lo hecho así que no me queda otra alternativa que irme corriendo a "Lunares" a comprar más tela.
A poco perspicaces que seáis, en esta última foto se aprecia claramente lo que sucedió a continuación: en "Lunares" estaban agotadas las telas que necesitaba, claaaaaaaaro, ¡no iba a ser tan fácil!. Por eso la cajita ha terminado siendo un precioso muestrario de telas, eso sí, todas moníiiiiiiiiiiiiiisimas. ;-))))
No apostéis porque ahí se termine la historia de la .... cajita, porque no es así. Hombre, a duras penas habíamos llegado casi al final, con muchas trampas, con pegotes, con "cositas" de ésas que quedan ahí para dar testimonio de la chapucilla, pero ya forrada de todos los colores, con su tapa y su bisagra y hasta con el culo forrado de flores: estupenda.
¿Apostamos por algún contratiempo más?. Hombre, una caja tan hermosa tiene que servir para algo y durante todos esos largos días del proceso yo ya me había empecinado en que la necesitaba para guardar los botones, o sea, que la caja necesitaba estar compartimentada para poder guardarlos clasificados y ordenados. Fácil, ¿no?
No pienso contaros la agonía de hacer y forrar las bandejitas portabotones. Ya están hechas, los botones están dentro, no se caen y hasta están bastante ordenaditos por tipos y colores, así que voy a correr un tupido velo y olvidar la semana que pasé dándoles vueltas. Llegué a tener los dedos unidos entre sí por una membrana de pegamento que pensé que no se iría nunca.
Como tenía altura suficiente, he hecho dos bandejas apilables para ganar espacio y, claro, están forradas con otra tela diferente para completar el muestrario.
Desde luego la utilidad es perfecta pero para una próxima vez tendré que buscar quien me enseñe a forrar decentemente los casilleros.
Al menos el bordado luce espléndido sobre la tapa,que era lo que se pretendía y este proyecto me ha tenido más que entretenida durante un mes, entre idas y venidas, con bastante estrés pero pasándomelo genial.
Ahora tengo otro bordado terminado en espera de buscarle un acomodo pero yo creo que caja no va a ser. Veremos en qué me meto esta vez.