INDIVIDUALES
Lo malo que tiene andar trasteando por internet y visitando páginas maravillosas es que las tentaciones son demasiado fuertes y se acaba metiendo una en líos continuamente, aparte de gastar un dineral en "naderías" de aquí y de allá, unos eurillos en tela, unos eurillos en hilos, unos céntimos en no sé qué (creo que no hay nada de céntimos) y después lo peor: búscate un rato muuuuuuuy largo para ponerte a experimentar y abandona "tus labores" para disfrutar solo del rincón privado de los hobbies. En fin, que una cosa lleva a la otra y así se me van acumulando montones de ropa para planchar, el polvo ya casi hace parte de los muebles, la hierba está falta de un corte, las telarañas ya han vuelto a colonizar todos los cristales de las ventanas,...y aquí están los individuales que he conseguido hacer después de pelear con algunas pequeñas dificultades que he resuelto con éxito dudoso pero con mucho descaro, eso sí.
Pues esto fue que un día me encontré el blog Coton et lavande y justo el artículo de aquel momento estaba dedicado a unos individuales maravillosos, con unas telas increíbles y con un acabado alucinante.
Entonces descubrí que existen los "Charm packs" y los "Jelly rolls" y me puse a buscarlos como loca por todas partes. Ya os habré contado (sé que me repito bastante, es la edad) que en esta estupenda ciudad donde vivo lo del patchwork no está muy bien servido, así que lo siguiente fue internet, claro. Y después de algunas pesquisas, encontré una tienda online que tenía las telas precortadas que me convenían.
Y me compré, para probar, un charm-pack y un jelly roll de la colección "Maison de Garance", de French General para Moda, de la que ya había usado algunos estampados preciosos y que tiene unos coordinados en tonos beiges, rojos y marrones muy cálidos que me encantan.
Luego vino la fase B, es decir, el montaje, tarea en la que no tenía más idea que las nociones generales de costura que aprendí de joven. Recordando lecciones de mi maestra Didi fui ensamblando los cuadraditos y los márgenes sin demasiados problemas.
Si el montaje de los tops fue relativamente sencillo, la parte comprometida vino a la hora de montar el sandwich y acolchar (hago el esfuerzo de utilizar la jerga patch al uso entre las iniciadas, pero no me sale demasiado natural, soy poco cool todavía). Como no tengo ni idea de acolchado, le copié literalmente el modelo de cuadrícula a Coton et Lavande, aunque acabé harta de hacer rayitas y coserlas. También aquí me salvaron las lecciones magistrales de Didi para tensar las telas y el relleno consiguiendo no hacer ¡ni un solo pellizco!, aunque hay alguna curvita que otra y es que no consigo ir siempre recta con la máquina.
Un relleno finito y suave de algodón me facilitó mucho las cosas y también esta vez compré hilo especial de quilting que realmente queda muy chulo y funciona mucho mejor. Para la trasera aproveché una telita barateja que tenía de sabe dios qué guerra pero que tenía un color que me venía bien; no es la gloria pero pasa el trámite.
Todo iba razonablemente bien hasta que llegó la fase del bies exterior y claro, recurrí nuevamente a los apuntes y consejos de Didi, pero algo no me funcionó bien en la interpretación de las instrucciones porque las esquinas de los primeros son más parecidas a un "recapao" redondo que a una esquina de verdad. También debo aclarar que yo jamás ensayo en sucio, sino que me lanzo intrépidamente a la aventura y tampoco deshago lo que sale mal, simplemente lo oculto o disimulo después como puedo, jjjjjjj, así que ahí quedaron dos mantelitos dispuestos a recordarme toda la vida lo burra que soy.
A fuerza de estropear esquinas comprendí (¡Aleluya!) que lo que pasaba es que dejaba poca tela en el pliegue y entonces la esquina quedaba cortísima, redondeada y arrugada, normal. Así que, poco a poco, por el poco científico método de ensayo y error, las cosas fueron evolucionando a mejor y el último ya salió normal, aceptable, aunque seguro que con otras cuatro docenas que haga lo mejoraré.
Pese a todo estoy feliz con ellos, me encantan los colores y sobre todo me encanta haber aprendido esta nueva utilidad del patchwork que seguro repetiré más veces, porque estas cosas siempre vienen bien para la casa y para regalar (No os preocupéis, los de regalar ya los haré mejor).
Por otra parte he descubierto el mundo de las telas precortadas y me parece fascinante porque, para las aceleradas como yo, el hecho de que la tela tela ya venga tan perfectamente cortada facilita muchísimo las cosas. Así que ya estoy buscando otras colecciones para seguir haciendo experimentos, que tengo tres casas que ataviar (las de mis niñas y la mía, a ver si pensabais que ya me había comprado la mansión en la Toscana).
¿Dije Toscana?, ¡Virgen santa! eso me recuerda que tengo pendiente contaros mis vacaciones en la Toscana y el enamoramiento que no se me ha curado por ese lugar.
Bueno, si alguna de mis amigas necesita alguno para las bandejas o para el desayuno en el campo, pues que me lo pida, que estoy en racha de seguir aprendiendo.