En las últimas semanas hemos tenido días de tiempo espléndido y eso siempre significa vivir el jardín el día entero, romperme la espalda intentando lo imposible y de paso abandonar un poco las labores, relegadas solo a la noche y algún ratito de descanso entre segar, cavar, desherbar y un largo etcétera de trabajos forzados. Para estos momentos vienen de perlas los proyectos de bordado pequeños, breves, que calman la ansiedad por tener la aguja entre las manos sin añadir tensión por falta de tiempo para terminarlos. Por eso, siempre que a mi tienda de referencia, "La Casina Roja", llegan gráficos pequeñitos suelo comprarlos de inmediato y a veces los dejo esperando hasta que me veo en situaciones de cansancio o estrés y entonces los rescato y me recreo algún ratito.
Así me sucedió con Esméralda, uno de los nuevos diseños de Atalie que, en la línea habitual de esta diseñadora, aúna un tamaño pequeñito, un colorido maravilloso y una composición encantadora, en una palabra, irresistible; fue verlo y pedirlo, fue tenerlo y ponerme con él.
Una verdadera medicina para calmar el espíritu y aplacar la lumbalgia, hecho en tres o cuatro ratillos al atardecer, saboreando cada puntada y deleitándome con su encantadora sencillez.
Para bordarlo recuperé un resto del lino rosa empolvado que había usado ya hace tiempo, creo que se trata del color Rose Dragée, de Cmonmonde, también en venta en La Casina roja. Si no lo habeis probado aún, deberíais hacerlo porque es el color más delicado que he bordado, siempre queda elegante, luminoso, realza los tonos de los hilos, vamos, una joya.
Si a las cualidades de la tela le añadimos los hilos de seda creados por Atalie (Martine Viard), entonces me declaro admiradora incondicional. Es el "maridaje" más perfecto de todos los que he probado en el bordado, simplemente me emociona.
Como siempre, la tijera para marcar la escala y que podáis haceros una idea del tamaño, unos 21 x 6 cm, realmente un juguetito.
Guardado en su preciosa caja de madera, que ya os enseñé hace algún tiempo, me esperaba pacientemente hasta que llegaba el momento del relax. Tengo que reconocer que algunas veces tenía las manos tan entumecidas que me costaba mucho atinar con la aguja y, desde luego, la seda está totalmente reñida con los padrastros y las cutículas ásperas (no es broma), así que conviene un retoque de manicura antes de acometer el bordado si no queremos andar con los hilos enganchados y deshilachados. No digáis después que no os aviso.
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Por esta vez creo que le pondré un marco porque quiero que se conserve mucho tiempo y creo que quedará muy bonito en un dormitorio.
Pronto os enseñaré otro pequeño tesoro también diseño de Atalie. Ya sabeis dónde encontrarlos, ¿no?. Y sobre todo no olvideis lo importante que es reservarse cada día un rato para una misma y sus aficiones, es salud.
Seamos felices, es fácil si lo trabajamos un poco.