EL JARDÍN DE ANA Y JUANPI
Estos días en Hamburgo hemos aprovechado para dar pequeños retoques al jardín de Ana y Juanpi, plantar algunos brezos, limpiar hojas, podar algunas aromáticas, poca cosa en definitiva, porque el jardín es pequeño y se deja hacer fácilmente. Se trata de un jardín urbano, situado en medio de un patio de manzana y presidido por el enorme cerezo que lo adorna, le da sombra muchas horas al día y, sobre todo, produce continuamente residuos que limpiar: las hojas ahora, las flores en primavera (como auténticas nevadas), las cerezas no comestibles en verano, pero siempre majestuoso y precioso. Luego, sentados a la sombra ,era inevitable recordar cómo estaba el jardín cuando ellos se mudaron a esta casa y pensaron que no sería posible hacer nada con aquel terreno embarrado y lleno de basuras.
Unos meses después de su llegada, en la semana santa de 2009 concretamente, me fui a pasar las vacaciones y decidimos acometer el arreglo del jardín. Nos fijamos para ello en los otros jardines que abundan por toda la ciudad y en las plantas que mejor parecían adaptarse al clima húmedo, frío y de inviernos larguísimos de esta región y decidimos elegir un arreglo no muy costoso, ya que se trata de una casa en alquiler y no era plan de dejarse los ahorros en ella. Afortunadamente contamos con un suelo profundo y rico, de tierra ácida, en el que crecen sin problemas las camelias, rododendros, hortensias, hostas, plantas que nos encantan y que una vez arraigadas no dan ningún trabajo. Apenas trabajamos cinco días, entre limpiar, desherbar, pavimentar y plantar la base estructural, además de algunos bulbos y pequeñas plantas de temporada para rellenar.
Ahora, dos años después, Ana me autoriza a mostraros el antes y el después de su jardín. Por suerte conservamos las fotos que habíamos hecho entonces y aunque nunca se está satisfecho del todo con lo que uno hace, es obvio que, dadas las circunstancias del lugar, lo que se puede ver ahora representa una mejora enorme y aún irá a mejor.
El césped sobrevive pese a la sombra y los hielos, el bambú del fondo ya tiene un tamaño importante, la hiedra tapiza implacable la fea valla de separación existente.
Las losas que alguien había dejado olvidadas en el rincón me inspiraron para pavimentar una zona junto a la casa y las hostas (que adoro) crecen magníficas en la esquina más húmeda y sombría
Losas de cemento y un bordillo del mismo material y grava blanca, constituyen el límite de la zona plantada y la separan del edificio. El rododendro que agonizaba en aquel barrizal desolado, se ve ahora encantado con su nueva compañía y tras una poda importante.
Parte de la casa vista desde el fondo del jardín. Se aprecia bien la cantidad de flor que han tenido las hortensias este verano.
Las raíces del cerezo dejan algunos pequeños espacios intermedios que vamos llenando con aromáticas, brezos y hasta una hortensia
El charco ya no ha vuelto a aparecer; el drenaje bajo las losas mantiene el suelo limpio y razonablemente seco todo el año. Los nomeolvides, los brezos y algunas aromáticas bordean perfectamente el suelo de losas. En la zona intermedia con el jardín de los vecinos, se amontonan lilas, un magnolio, camelias, hortensias, algún rosal y varios grupos de crocosmias. Ahora es posible descansar sin ver y sin ser vistos.
Dos perspectivas diferentes en la actualidad. De verdad que el resultado es encantador..