DORDOGNE-PERIGORD
Todo el mundo puede compartir experiencias viajeras por los lugares emblemáticos del turismo mundial: Roma, París, Londres, Florencia, Praga,....forman parte de los recuerdos hermosos de una importante cantidad de gente. Y quien no los ha vivido en su realidad, conoce tantas referencias de estos lugares que casi podría recorrerlos con los ojos cerrados.
Por eso no voy a hablaros ahora de esos destinos míticos, sino de una región relativamente cercana, asequible en distancia, precios y tipo de vida y que muy poca gente conoce.
Es demasiado lo que tengo que contaros de Dordogne- Perigord, departamento francés de la región de Aquitania (Sudoeste de Francia) y por eso lo haré por etapas, enseñando cada vez uno de los muchísimos tesoros que ofrece.
El departamento se divide en cuatro zonas, que se identifican con colores en referencia a los productos característicos de cada una de ellas: Perigord púrpura, por el vino, Perigord negro, gracias a la trufa, Perigord verde, por su vegetación y espacios naturales y Perigord blanco, el reino del foie y los derivados del pato.
Mi visita empieza por el Perigord rojo y es su capital, Bergerac, la primera ciudad perigordina que conozco, una encantadora y pequeña ciudad, patria de Cyrano, acostada a la orilla del magnífico y tranquilo río Dordogne, en cuyo puerto hicieron escala y comercio las tradicionales gabarras a lo largo de la historia.
Señorial y tranquila, de callejuelas estrechas y empedradas, llena de hermosos palacios medievales y casitas que conservan todo el sabor de un pasado confortable, Bergerac tiene algo que te enamora desde el primer momento, que te hace sentir bien, como en casa y ello sin ser ni la más espectacular ni la más impactante de las ciudades o pueblos perigordinos, pero su encanto es especial.
Museo del Tabaco (Esta zona produce excelentes tabacos desde antiguo)
Pese a que en verano hay bastante turismo, principalmente familiar y francés, es posible pasear por calles solitarias y comer estupendamente en cualquiera de las múltiples terrazas que ofrecen deliciosas especialidades a precios económicos.
Un paseo en gabarra por el río constituye una relajante experiencia y proporciona vistas excelentes de la ciudad y de sus orillas ocupadas por preciosas villas modernas cuyos jardines bajan hasta el río y algunos campings, realmente perfectos.
Un destino tranquilo y muy agradable, con un clima estupendo, al que he vuelto varias veces y espero volver nuevamente.