Estrenamos año y no se me ocurre mejor forma de felicitaros que publicar un post, porque eso quiere decir que por esta vez he sobrevivido a los fastos navideños, a los excesos gastronómicos y a la hemorragia de amor familiar y ahora queda recuperar las rutinas, ordenar los trastos de coser, quizá emprender una pequeña reforma de la habitación de costura (apenas cambiar de sitio unas cajas y pasar la escoba mágica) y ponerme a terminar alguna de las decenas de labores inacabadas que me esperan en sus respectivas bolsitas, cestas, cajas y recipientes de todo pelaje. Terminarlas, sobre todo, para tener algo que publicar porque, de lo contrario, me veré obligada a cancelar el blog por sequía editorial.
Pues bien, estreno año enseñando una de esas labores relajantes, que se terminan en apenas un rato y que nos hacen quedar satisfechas con poco esfuerzo, además de ser apropiadas para regalar a alguien amante de la cocina, de la jardinería, de la restauración de muebles, de la pintura decorativa,....vaya, lo que viene siendo un delantal de los de toda la vida pero bonito y especial.
Mi querida Rosa me regaló uno, absolutamente maravilloso, hace algún tiempo y de él he copiado el modelo, aunque no he podido igualar las telas que ella consiguió en su momento, ni los detalles preciosos con que lo adornó, pero ha quedado bastante bonito y se lo he regalado a Paula, que lo necesitaba "urgentemente".
He utilizado un precioso lino rústico de color natural, comprado en "Lunares" y unos retales de tapicería de estampado floral, también de lino.
El trozo de lino que tenía no me daba el largo suficiente, así que tuve que discurrir la manera de alargarlo sin que se viera como un "pegote". Finalmente me decidí por la tela estampada y la utilicé para el bajo, el gran bolsillo central y la parte delantera de los tirantes y terminé de coordinarla aplicando una de las flores grandes del estampado sobre el peto. De esta manera parece más un contraste buscado que una solución de compromiso y le da mucha alegría a la prenda.
De estructura muy sencilla y cómoda pero envolvente, los tirantes lo mantienen perfectamente en su sitio aunque se lleve suelto y permite total libertad de movimientos, protegiendo sin estorbar.
Adornando el peto, junto con la flor aplicada, una inicial bordada a punto de cruz con un perlé matizado de Valdani y un galón de piquillo rematado con dos botones de nácar en los tonos de las flores.
La gran flor está pegada con entretela adhesiva de doble cara y aplicada con el método de festón visto.
La tela estampada había sido un regalo de mi amiga Pilar (Maison Decor) que siempre que puede me guarda trocitos, restos de tapicerías que yo almaceno como tesoros y que, como veis, acaban convirtiéndose en auténticas sorpresas cuando les encuentro la utilidad adecuada. Esta en concreto es una cretona preciosa que encaja perfectamente con el lino de base y que esperaba en mi armario desde hace mucho tiempo y ahora ha llegado su oportunidad. Por eso, nunca tiro un resto de tela por pequeño que sea, son preciosos tesoros que dan muchas alegrías.
Ya veis que entre amigas anda el juego: una me regala la idea, la otra me regala la tela y yo regalo un poquito de cada una de ellas aderezado con unas puntadas. Así es como convertimos nuestros hobbies en una red que nos enriquece a todas y en la que todas aprendemos.
Y seguro que Paula estará muy guapa cuando se reúna con sus amigas para compartir, a su vez, lo que más le gusta: sus recetas de cocina.
¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO A TODAS!!!