COSTUREROS DE LANA
Hay ideas que tienen efectos terapéuticos y hay gente que tiene la cabeza llena de esas ideas y que las hace llegar a los demás, sea a través de internet o por cualquier otro medio de difusión. Y luego hay gente, como yo, a quien la curiosidad, como una fiebre congénita e incurable, le impulsa a conocer y a probar todo lo que se presenta ante los ojos, sin miedo y sin complejos; porque si no se prueba, si no se conoce, si no se comprende, no es posible elegir y poder elegir es muy importante para estar segura de que al menos las equivocaciones nos pertenecen en exclusiva. Y también los aciertos y las alegrías que nacen de ellos.
Dicho así, sin especificar, parece que estoy hablando de cosas trascendentes y fundamentales, pero en realidad es que quiero hablaros de un nuevo descubrimiento divertido, una nueva manera de gastar ese tiempo que por el momento tengo en abundancia y que me encanta disponer a mi antojo, cosa que nunca antes pude hacer.
Se trata de hacer cosas creativas y divertidas con telas o paños de lana, sí, de esas lanas tan bonitas que usamos desde hace tiempo para dar un acabado diferente a nuestros bordados de punto de cruz o en aplicaciones en el caso del patchwork y que son en sí mismas un interesante campo a descubrir, que es en lo que ando ahora. Ya estaba enamorada hace tiempo de esas preciosas telas, tan cálidas y esponjosas, suaves y de colores espectaculares y ya las había usado muchas veces, como en mi mantel del porche o en los divertidos alfileteros hechos a partir de tapones de plástico, pero ahora he descubierto que puedo usarlas como protagonistas en muchos objetos que espero mostraros en adelante.
Y el impulso definitivo vino de la mano de la genial Cécile Franconie a través de su libro "Cadeaux feutrés", comprado en "La Casina Roja" y en el que muestra una colección de objetos y accesorios de bordadora realizados con lanas que me entusiasmaron en cuanto los vi, aunque tardé algunos meses en encontrar el hueco para dedicarles un rato y el resultado me ha gustado tanto que estoy deseando reincidir. Ahora os enseñaré dos pequeñas muestras y vosotras juzgareis si tengo razón.
Desde la primera página a la última, todos los modelos son encantadores y todos están perfectamente explicados y detallados, con patrones y dibujos a tamaño natural y fotografías que no dejan lugar a dudas, hasta un niño podría lanzarse y le saldrían cosas preciosas, os lo aseguro.
En este caso me decidí por un costurero y una funda portatijeras, ambos íntegramente realizados en telas de lana fieltrada y bordados con hilos de lana y perlé.
La casita portatijeras se hace en un rato y claro que ya sé que no la necesitáis, pero hay un montón de amigas a quien regalársela, aunque cuando la hayáis acabado os dará pena deshaceros de ella e incluso la escondereis para que nadie os la pida, jjjjjj. Es solo la silueta de una casita de cuento de hadas con un bolso donde puedes guardar tus tijeras preferidas (caben varias) y en su tejado hay una cinta para que puedas colgarla. Os he puesto la regla al lado para hacer una idea del tamaño.
Unos pocos retales, incluso diminutos, de lanas sobrantes, unas pocas hebras de hilos de colores, brillos y texturas diferentes, un trocito de entretela y ya puedes ponerte a copiar o a improvisar, porque esto es tan divertido que no da ninguna pereza.
El costurero es un poco más laborioso, obviamente, ya que tiene más complejidad y también más utilidad, pero no más difícil, porque usamos las mismas técnicas y materiales. En este caso, se usa una tela de algodón para el bies del borde, lo que pone una nota de contraste fresca y alegre que me gusta mucho; he utilizado una de las telas de la colección "Double chocolat", de Moda, que es una de mis preferidas.
Para cerrarlo he elegido dos botones de madera con dibujos de florecitas comprados en "La Casina Roja" pero también le quedan preciosos unos botones forrados con la misma tela del bies.
Como veis, los bordados están hechos intencionadamente ágiles, un poco descuidados, para reforzar el carácter naïf y un poco country del diseño. Los puntos pueden ser algunos que ya conozcamos o los que propone la propia Cécile, que es una maestra en los puntos de adorno y en el uso del colorido. En algunas ocasiones usa cuentas de cristal en lugar de los nudos pero yo no me he decidido por esta vez, me gusta más el toque un poco rústico de la lana.
El modelo lleva la trasera lisa, sin ningún motivo, pero a mí me gustaron tanto esas amanitas rojas de los cuentos de gnomos que no pude resistir la tentación de colocarlas y así romper un poco esa parte de atrás tan triste y sola.
El tamaño es estupendo para llevar una labor pequeña con todos sus accesorios y cabe en el bolso perfectamente (ya sabeis que yo siempre llevo una labor en el bolso a casi todas partes, especialmente en los viajes largos).
El interior no recuerdo si lo copié en el libro o simplemente me lo inventé por el mero placer de usar esas lanas tan preciosas; simplemente no podía parar de poner parches aquí y allá. Y cuando estuvo terminado tampoco quise resistirme a añadirle algunos charms de objetos de costura.
Visto así parece pequeño pero ya veis que no le falta detalle: bolso para tijeras, para reglas o bolígrafo o incluso hilos, un corazón para llevar agujas y un mega-bolso para la tela y los gráficos u otros accesorios que necesitemos. El interior de los bolsos lo he forrado con la misma tela usada en el bies.
Todas las costuras, salvo la del bies, están hechas a festón bastante abierto, a veces con hilos del tono y otras veces contrastados.
NO tenía yo muy claro en qué podría terminar aquella costumbre de ir metiendo en un cesto hasta los más mínimos recortes de lana que me iban cayendo al hacer mis labores, es más, a veces pensaba -"esto es una birria de trozo, para qué voy a guardar esto"- y ahí lo tenéis, una colección de cosillas que más parecen juguetes o caramelos que cosas de trabajar y sin embargo son verdaderamente útiles, además de muy, muy graciosas.
Creo que ya os lo había comentado en otra ocasión, pero voy a repetirlo porque no todo el mundo lo habrá leído; estas lanas son TOTALMENTE LAVABLES, no encogen, ni destiñen, ni se deforman, ni se estropean, porque ya han sido lavadas y tratadas para fieltrarlas y ya no les afecta el agua, así que no tengáis miedo en usarlas solas o mezcladas, con otras lanas o con otras telas, porque no os darán ningún problema.
Otra de las ventajas de la lana es la facilidad para trabajarla, tanto en el bordado como en aplicaciones y montaje, porque su textura es muy esponjosa y facilita la costura además de que, una vez entretelada con algún termoadhesivo, se puede recortar y no deshila ni se deshace.
|
|
|
|
Una propuesta perfecta para el tiempo de vacaciones y hasta me atrevería a deciros que muy adecuada para compartirla con los niños/as de la casa, que pueden disfrutar mucho ayudando a dibujar, recortar, aplicar y hasta pueden aprender a hacer puntadas sencillas que quedan preciosas en este tipo de motivos tan ingenuos.
Feliz verano