Hace ya algunos meses me compré un librito muy pequeño pero precioso y lleno de buenas ideas; me enamoró la frescura de las telas en las que predominaba el rojo y el blanco con el apoyo del lino en color natural y la sencillez de los diseños y también lo fáciles que resultaban de hacer. Se trata del cuadernillo titulado "Simply rouge" de "House on the hill" y lo compré en Stitcher's Inn, la tienda online de Carmen a quien conocí en un taller de aplicación en "Dos en Punto", en Madrid.
Como todas las cosas que se nos antoja comprar, durmió durante algún tiempo en el cajón de las esperas, aunque no llegué a olvidarme de él ni un instante; siempre estaba pensando buscar un hueco para ponerme a hacer alguna de sus propuestas y algún tiempo después me compré en "Lunares" unos cuantos trozos de telas en rojo y blanco dispuesta a empezar. Incluso me lo planteé como una recompensa para intercalar entre labores más complejas y disfrutar con esos pequeños proyectos que, como ya sabeis, me encantan, porque son rápidos y enseguida se disfruta el resultado.
Así que los empecé un poco por capricho pero enseguida les encontré la utilidad perfecta. Ana acababa de comprar su nueva casa y yo sabía que iba a necesitar muchos complementos y fruslerías para decorar; por otra parte, conociendo sus gustos, yo intuía que este estilo le encajaría muy bien en algún dormitorio. Así que, con casi cuatro meses por delante, fui coleccionando poco a poco en un gran cesto todos estos mini-cojincillos que ahora ya están perfectamente adaptados en su dormitorio de invitados y desde luego quedan ideales.
Estos dos fueron los primeros y me encantan. Realizados sobre unas telas de algodón de rayas con sencillas aplicaciones a festón y unos botones diminutos como adorno, apenas miden 15 x 20 cm, o sea que se terminan en menos de lo que se tarda en contarlo.
Aunque las telas que me compré son todas preciosas, no puedo resistirme al clásico "Vichy", que queda bien en casi cualquier utilidad y que combina con todo. Yo creo que a todas las chicas de mi generación nos encanta porque hemos convivido con estos cuadritos toda la vida.
Otra monada, combinando el vichy con los lunares (otro clásico imprescindible) y el lino rústico. Este es un poquito mayor, 20 x 25 cm y además de las aplicaciones lleva bordados a punto de tallo.
Aquí la versión solo lino con aplicaciones de tela y trocitos de cintas, además de bordados a punto de tallo.
Sobre lino antiguo en color blanco, combinado con un algodón estampado en rojo y blanco, el mismo tipo de motivos florales sencillísimos que se aplican en un santiamén.
Aunque sean muy pequeñitos, todos llevan botones en la trasera, más que nada porque adornan mucho y así son más fáciles de lavar. Todas las traseras son de una de las telas predominantes en los frentes.
El libro está también lleno de corazones que, en según qué cosas, me encantan, así que después de hacer unos cuantos cojines me decidí por estos dos mega-corazones (bueno, no tanto, unos 20 cm), el uno sobre vichy con aplicación de un lino estampado y el otro en lino rústico con una aplicación de encaje antiguo sobre tul que le queda delicadísimo. Yo creo que son preciosos.
Entre tanto cojín de adorno me entretuve haciendo este panel de bienvenida (en alemán, claro, porque allí casi todas las visitas son alemanas). Realizado con las mismas técnicas y colores, para mi gusto es uno de los trabajos más bonitos del libro y fue una delicia de hacer. está montado sobre una tablilla y lleva una capa de boata porque así la tela queda más tensa y luce mucho más. El cartelito "Willkommen" está bordado sobre lino en punto de cruz sobre un hilo de la tela. En la parte inferior he aplicado tres trozos de puntillas de bolillos que tenía por ahí rodando
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Algunos detalles del panel |
Cuando ya había hecho bastantes "miniaturas", pensé en hacer algún cojín de tamaño más normal con la idea de darle utilidad real y además dar un poco de coherencia al conjunto. Para esa idea rescaté una funda de almohada resto de un viejo juego de sábanas heredado de mi madre y cuya sábana ya no existe. Lo corté en dos, aprovechando la parte bordada y con ayuda de unas puntillas y unos trozos de estampados en blanco y rojo monté dos almohadones de 40 x 60 cm que han quedado muy bonitos.
El uno....
...y el otro.
Ya cuando has cogido carrerilla te vale todo y al revolver en el armario encontré un viejísimo visillo de lino bordado ¡casualmente! con mi inicial y que estaba tan roto que solo pude rescatarle la gran letra, bordada a punto de cruz. Usé el mismo esquema, tela blanca, puntilla, tela estampada y aquí está el tercero de los cojines grandes, éste un poco más pequeño, 30 x 40 cm aproximadamente. Y si os fijáis, sobre la parte estampada he colocado un trocito de lino blanco con un sello de "Cherie M". A ver, no es que fuera un detalle imprescindible....salvo que suceda algo no inusual en mí, que es el actuar como una loca impulsiva y hacer las cosas como si alguien me fuera persiguiendo y claro,... un tijeretazo inoportuno, justo en medio del cojín,... En fin, menos mal que siempre encuentro la manera de hacer una trampa resultona que si no.... ;-)))))
Ahí teneis todo el conjunto tirado sobre la mantita que os enseñé en el post anterior. Bueno, todo no, porque con las mismas telas también le hice un montón de corazones pequeños, rellenos de lavanda, para colgar en los armarios.
¡Qué bonito el bordado!, llevaba tantos años guardado y por fin le he encontrado la manera de volver a la luz. Yo sé que Ana lo va a cuidar muy bien y así lo disfrutaremos de nuevo mucho tiempo.
Si tenéis oportunidad de conseguir el librito os aseguro que no tiene desperdicio. Es más, cuando se coge carrerilla ya no se puede parar, porque es todo tan bonito y tan fácil de hacer que no hay manera de resistirse.
Otra pequeña contribución a la casa de Ana, para que sea confortable, para que sea guapa y para que vivan felices en ella muchos años.
Y ahora que recuerdo, rojo y blanco son dos colores muy queridos para Ana que, sin que nadie sepa muy bien por qué, desde casi bebé ha sido siempre fan del Athletic club de Bilbao ;-)