Allá por los años 60 y 70, los y las aprendices de hippy y antecesores del grunge, íbamos más o menos uniformados, como siempre han ido las distintas tribus que las modas y los modos van haciendo florecer a lo largo y ancho del mundo. Hubo momentos para todo y en esta ocasión recuerdo especialmente una estètica otoñal-invernal muy casual, confortable y cálida que me ha venido a la cabeza en cuanto he cogido las agujas y la lana: se trataba del conjunto inseparable de la falda larga de vuelo en tejidos y estampados de tipo hindú, el jersey o chaqueta extragrande tejido en lana natural, color crudo y con los llamados puntos irlandeses (trenzados diversos mezclados con otros puntos de fuerte textura) y unos botos camperos o también los socorridos "carapijos"; todo ello acompañado de largas greñas despeinadas al viento y adornadas de boina calada o sombrero de fieltro en distintas versiones.
Ahora, 50 años después, rescato la memoria de aquel atuendo para tejer una chaqueta que Violeta estaba "necesitando" en cuanto llegaron los primeros fríos del otoño y que ya acaba de estrenar en este fin de semana que ha pasado en Asturias. En realidad, el modelo apareció ya el año pasado en una de las revistas de lanas "Katia" para bebé (enlace aquí) y me hizo gracia en cuanto lo vi, pero Violeta era entonces muy pequeña y reservé el modelo en la memoria para este año. Ahora que ya camina y que pasa mucho tiempo de paseo y en el parque, es el momento para lucir chaqueta y estar cómoda y calentita mientras juega.
Pese a que la revista propone unas calidades de lana determinadas, yo he conservado la referencia de la utilizada en el cuello (calidad "Bombón", color crudo) y he cambiado la de la chaqueta por una calidad merino 100% que se lava en lavadora y que tejo con agujas nº 4, un poquito más gruesa que la recomendada. Todo lo demás, puntos y patronaje, lo he seguido según la revista, con la lógica adaptación del grosor elegido por mí.
Los puntos elegidos y la estética de la chaqueta pertenecen a ese estilo llamado Irlandés o Aranés, en este caso bastante simplificados porque en una prenda tan pequeña no tendría sentido añadir más complicaciones y pese a que la lana no es demasiado gruesa, ya tiene aspecto de chaquetón, aunque no es demasiado voluminosa y queda perfecta debajo de la gabardina o el chubasquero.
El cuello, tejido a punto bobo en la calidad Bombón, es una auténtica delicia de suavidad y calidez, perfecto para poner un toque especial a la chaqueta y el detalle de los botones de madera satinada termina de redondear el estilo rústico pero refinado de la prenda.
Hoy en día es una suerte que existan materiales naturales para prendas infantiles de calidades tan maravillosas que permitan un uso intensivo y ser lavados en lavadora sin ningún problema. Algo muy de agradecer cuando se trata de un color tan claro y una prenda que se va a usar a diario. De hecho, a la media hora de estrenarla nos fuimos a tomar el aperitivo y nos dimos (las tres: Violeta, la chaqueta y yo) un homenaje de buenísimas patatas bravas cuya salsa, ¡cómo no!, pasó a inaugurar el modelito. Ya sé que os preguntais si una niña de 14 meses debe comer patatas bravas y no sé lo que dicen los manuales pero esta niña lo hace y no parece que le sienten mal.
Así que primer día, primer lavado y, de hecho, las fotos están hechas después de lavada sin que parezca haber perdido ninguna de sus cualidades, así que este será solo el primero de muchos lavados, espero, porque este modelo aún tiene una cualidad añadida y es que los puntos que lleva le dan mucha elasticidad, con lo cual podrá crecer con Violeta durante unos cuantos meses más, al menos hasta el final de la próxima primavera, un plazo más que suficiente para que haya merecido la pena el rato que se tarda en hacerla. Bueno, también merece la pena por lo guapa que está con ella, eso por supuesto.
Sin duda un diseño clásico renovado que siempre estará de moda y que queda igual de bonito con faldas que con pantalones, perfecto por tanto para niña y para niño y muy fácil de encajar en looks muy diferentes. Por ejemplo Violeta lo ha probado con leggin y botas Martins y estaba monísima, pero con falda tutú de tul, leotardos y botas de peluche tipo UGG está preciosa.
Me ha encantado hacerla porque el tipo y el grosor de la lana es perfecto para tejer muy deprisa y he recuperado el gusto por los puntos trenzados, que siempre me encantaron y que son tan divertidos de tejer. Además las explicaciones de la revista y la variedad de tallas que ofrece son una ayuda excelente que garantiza el éxito seguro.
Las lanas y la revista las he adquirido en "Lanas Marigel", en Oviedo y los botones de madera son de Lunares (Avilés).