CARTERITA PORTATIJERAS
Estos últimos días he estado sumamente estresada preparando los últimos detalles del SAL que acabo de convocar y que ha tenido un éxito tan inesperado que por momentos ha llegado a desbordarme e incluso a bloquearme.
En momentos así, hay que hacer autoterapia y echar mano rápidamente de los resortes que tenemos guardados en diversos rincones remotos de nuestro interior para restablecer la paz y poder pensar con claridad. Son las ocasiones en que te sientas en el suelo rodeada de los cajones de los hilos y colocas, descolocas, cambias de postura, reorganizas y luego vas al armario de los trapos y los sacas todos fuera, los miras, los doblas de otra forma, los acaricias, piensas en cosas que podrías hacer con ellos y los vuelves a colocar. Terapia, terapia gratuita y al alcance de cualquiera. Siempre funciona.
Trapos, telas, retales, cortes, trozos,....un armario que se va llenando en años de guardar todo lo que sobra en mil y una labores que hemos hecho o que solo han quedado en proyecto; restos de éxitos o restos de naufragios, pero en cualquier caso restos de historias que nunca tiramos porque forman parte de nosotras.
Pues bien, esta última revisión de fondos de armario, dio como resultado una carterita portatijeras y agujas que hoy os voy a enseñar para que la hagáis. Sí, sí, para que os pongáis a hacerla ya, porque este largo fin de semana va a estar frío y lluvioso o quizá no, qué más da, pero tampoco os ha llegado el material para empezar el SAL y estáis un poco enfurruñadas o porque os ha llegado y estáis histéricas queriendo hacer en dos días el trabajo de todo un mes que aún falta para acabar la etapa.
Lo de menos es la excusa y lo importante es desbloquear o, como decimos en Asturias, "tirar palante, que patrás ya no hay camín".
A lo que vamos: una tela, un lino cualquiera, de cualquier color o incluso de dos colores, no importa mucho. Yo elegí dos trocitos de lino de un raro pero precioso color verde grisáceo llamado "Tin roof" de la marca Weeks Dye Works, que eran tan pequeños que me sentía incapaz de hacer algo con ellos. Hasta que llegó su día. El grande medía 19 x 13 cm y el pequeño 10 x 13 cm.
Un trocito de tela de algodón y otro de guata fina también aparecieron oportunamente.
Luego, un par de hilos que combinen bien; en este caso elegí dos sedas de Gloriana que hace años compré para algo y que nunca volví a utilizar. En verde y en fresa, dos colores complementarios que además armonizaban bien con la tela.
No tenía gráfico, solo un espacio muy limitado y ninguna idea concreta. Así que saqué una carpeta donde guardo muchos gráficos antiguos, fotocopias, recortes de revistas que ya tiré (había Labores del Hogar en mi casa desde el año 78) y empecé a bordar pequeños detalles sueltos que fui combinando a mi manera hasta llenar el espacio que tenía disponible.
Al terminar el bordado, con uno de los hilos del bordado, pasé un pespunte por todos los contornos para que los cantos queden más marcados una vez terminada la labor. Y una línea de puntos de cruz marca el lomo del librito.
Estoy segura de que todas teneis montones de gráficos para sacarles una greca de aquí, unas letras de allá, un motivo pequeño, una esquinita, todo puede servir porque el espacio disponible son pocas cruces y se llena rápido. Y si no teneis ganas de discurrir, os voy a hacer otra propuesta: yo pongo fotos grandes, donde se puedan contar bien las cruces de mi carterita y vosotras las copiáis en un papel cuadriculado, así de fácil
¡Ahhhhh! , que no tienes cuadrícula para hacer gráficos de punto de cruz. Pueeeeeees entonces......¿Tienes impresora?
Perfecto, voy a regalarte una cosa práctica. Hace años mi hija Ana me hizo una plantilla para que nunca me faltara cuadrícula para mis gráficos; así, siempre que quiero dibujar alguno, imprimo una hoja y en un instante me pongo a dibujar. Haz clic aquí para descargarte el archivo. Imprímelo en modo económico para gastar menos tinta.
Ahora mira las fotos y vete pasando cruces a tu papel
La parte trasera del librito
La portada
El abecedario
Y la otra mitad
Con esto ya puedes empezar a bordar.
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Cuando hayas acabado el bordado cose cada una de las piezas con el forro que hayas elegido (puede ser el mismo lino o una telita de algodón) y coloca una guata fina para dar un poco más de consistencia y protección a la funda.
Coser el bolsillito de la tijera con puntadas ocultas pero bien firmes, dejando la abertura en la parte superior. POner un broche automático transparente en la mitad de la abertura para evitar que se nos caigan las tijeras.
En la otra parte del librito cosemos un trocito de lana o de fieltro para llevar unas agujas de reserva.
Si deseas ponerle cierre, mete un bucle de cordoncillo en la costura lateral y cose un botón en el otro lado de la carterita.
Si todavía te sobra un minúsculo trocito de la tela, puedes hacer un cojincillo busca-tijeras y así completas el juego.
No me digáis que esto no es suficiente para quitarse la pena por no poder empezar hoy el SAL. Además, en un SAL tan largo vais a necesitar un equipo accesorio elegante y atractivo, como una bolsa ideal y esta imprescindible carterita para tener a mano la tijera especial y unas agujas estupendas de las que bordan solas.
¡Ah! Y en el bolsillito de la tijera también cabe un precioso guardahilos de nácar con los hilos del SAL
Yo también pensaba que no necesitaba algo así y ahora estoy pensando en hacerme otra. Vosotras veréis, pero creo que debéis cancelar todas las absurdas tentaciones que teníais previstas para este fin de semana largo: nada de cocinar dulces, que luego los coméis; nada de salir a pasear, que hace frío; nada de dormir en el sofá, que luego da tortícolis.
Una preciosa carterita de agujas es la solución. Recordad que ya os dije desde el principio que nuestro SAL tiene que ser compatible con otras labores, de lo contrario se convertirá en una tiranía y acabareis odiándolo. Hay que dosificarse y el poco tiempo que yo sé que teneis, da para más de una cosa, pero solo una cada vez.
Feliz fin de semana.