La "Sachertorte", en español Tarta Sacher, es una de las tartas más famosas del mundo, elaborada en Viena desde el siglo XIX y cuya marca original pertenece a los propietarios del hotel Sacher de esa ciudad y consiste en un delicioso "ladrillo" de bizcocho de chocolate con relleno de mermelada y espesa cobertura del más exquisito chocolate. Una maravillosa bomba calórica que se exporta a todo el mundo y que los turistas que pasan por Viena se llevan envuelta en una preciosa caja de madera para su mejor conservación.
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A mí no me regalaron la Sachertorte pero mi hija, que sí la recibió y que me conoce muy bien, me trajo su caja después de comerse la tarta que le regalaron a ella, segura de que yo disfrutaría mucho más de la caja vacía que de la propia tarta, aunque ésta sea un monumento al dulce. Así que esta estupenda caja lleva guardada varios años en mi cuarto de manualidades esperando una vida renovada. Nunca tiro una caja que me parezca aprovechable y casi siempre les pienso una segunda oportunidad diferente de la original. No sé por qué, es una fijación infantil que no se me cura con el tiempo y que me causa a veces problemas porque tampoco es infinito el espacio de guardar tanta porquería. Y ya no os quiero contar si, como en este caso, la caja es de madera y está perfectamente acabada y, en fin, tiene muchas posibilidades; entonces es un tesoro del que no me desprendo por nada del mundo.
Afortunadamente, diría yo, porque el que guarda, halla y en este caso la caja ha venido en mi ayuda en un momento en que buscaba sin encontrarla una utilidad para un bordado a punto de cruz terminado recientemente. Se trata del modelo "Mon petit jardin secret", creación de Nathalie Cichon (Jardin Privé), que había comprado este verano en "La Casina roja" y que una vez terminado me daba dolores de cabeza buscándole un destino apropiado, tanto por su tamaño como por su formato.
Después de pensar y anotar varias posibilidades en el cuaderno de ideas sin decidirme por ninguna, como siempre la casualidad vino en mi ayuda y buscando otra cosa en el armario me encontré con las cajas guardadas y la forma de la "Sacher" me encendió la luz de la inspiración. Olvidé de inmediato lo que había ido a buscar y me dediqué febrilmente a "presentar" la caja al bordado y el bordado a la caja, dentro, fuera, arriba, abajo, estudiando todas las posibilidades de un "maridaje" que se auguraba feliz.
Visto que, tanto forma como tamaño encajaban a la perfección, me dediqué a pensar posibilidades de decorar la caja antes de la aplicación del bordado y entre todas me decidí por una intervención rápida y que me diera poco trabajo, que es la que os voy a contar a grandes rasgos por si a alguna le puede servir de ayuda.
Una lija muy suave y una mano ligera de acrílico color magenta, solo en los cantos y paredes exteriores | En la tapa solo un poco alrededor de los bordes, por si quedara un pequeño resquicio a la vista al poner el bordado
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Seco el magenta, una segunda mano de verde oscuro, solo en el exterior | Un lijado con lana de acero muy fina (000), para suavizar y sacar a la vista en algunas zonas el magenta |
Una buena capa de cera de muebles mezclada con betún de judea | Seca la cera, sacar brillo con un paño |
A grandes rasgos, ese es el tratamiento que le di a la caja. Ya veis que la pintura solo es necesaria en las partes que van a quedar a la vista: laterales de la caja, borde de la tapa, cantos de la base y la tapa (que dejé en magenta, para hacer un pequeño contraste con el verde exterior) y ni siquiera me complico buscando pinturas muy técnicas ni nada por el estilo, solo restos de otras guerras que siempre tengo en casa. En este caso, el verde es el mismo que uso para pintar las paredes del porche y que me sirve para todos los usos; es una pintura plástica mate que cubre muy bien, se aplica muy fácil, seca rápido y se lava con agua. Pero se puede utilizar cualquier pintura acrílica sencilla que se tenga a mano.
El interior va forrado con tela, que me da calidez, limpieza, riqueza y que acaba de convertir la caja en una pieza mucho más noble y que se podrá usar para guardar los tesoros más delicados. He elegido una tela de la marca Moda, que me encanta por su calidad y suavidad, en tonos coordinados con los de la caja y el bordado.
La base de la caja va forrada con una lámina de fieltro adhesivo.
El bordado va colocado sobre la tapa y el montaje elegido es muy sencillo porque está hecho aparte y luego simplemente pegado a la caja. El montaje es similar al que hago para enmarcar o para otras tapas: cartón, una lámina de guata fina, el bordado bien tenso y pegado por detrás al cartón y una vez terminado lo pego sobre la caja. Además la caja llevaba cantoneras doradas en las esquinas de la tapa y las he recuperado, pegándolas sobre las esquinas del bordado; así lo realza al mismo tiempo que ayuda a sujetar las esquinas que son lo que más sufre con el uso. Y como la caja lleva un cierre también dorado, queda perfectamente integrado.
Ha sido realmente un proceso rapidísimo y estoy feliz con el resultado. Vamos, me parece que ha quedado tan bonita que yo creo que si los dueños del Hotel Sacher vieran mi caja me encargarían unas cuantas para regalos especiales.
Decir que ha quedado bonita es quedarse corto, más bien está perfecta, lujosa, elegante y encima es muy útil, porque sus dimensiones (24 x 24 x 7 cm) la hacen perfecta para montones de usos. Como además tiene bisagras y cierre, es muy cómoda para guardar cualquier cosa, desde la labor hasta tarjetas, fotos, pañuelos, joyas, colecciones, etc., o, incluso, las semillas más selectas del jardín, que en ella pueden esperar a salvo la siembra de la próxima primavera.
Realmente el uso es lo de menos, a mí me basta con mirarla desde todos los ángulos, acariciar esa superficie tan suave y disfrutar la alegría de haber encontrado la forma perfecta de utilizarla. Ahora la caja ha alcanzado su mayoría de edad y lo que antes era solo una caja bonita ahora es una "señora caja", que no ha perdido nada de lo que fue y que se ha enriquecido con materiales y acabados más nobles, dándole la posibilidad de ser útil mucho más tiempo.
El bordado está hecho sobre lino Belfast en color "Antique Ivory" con hilos de mouliné de algodón teñido artesanalmente por Nina's Threads y tanto estos materiales como el gráfico los he adquirido en "La Casina Roja".
La tela del interior, de la colección "Cinnamon Spice", de Moda, la he comprado en Lunares Patchwork.
Con el resto de la tela que me ha quedado he pensado hacerle, por si acaso, una funda y un fob para las tijeras. Así, si se usa para costura, tendrá sus complementos a juego y si no, yo tendré unos complementos muy monos.
Yo creo que la idea es buena para hacer un regalo y cajas de este tipo las hay en todas las casas, sean de cigarros puros, de dulces, de galletas, de calcetines, ... Cualquiera de ellas sirve para un acabado así, basta con buscar un gráfico de punto de cruz que tenga forma y tamaño adecuados y el trabajo es bien fácil, así que ya me contareis cuántas habeis sacado del fondo del trastero aquella caja que ya no recordabais.
Aunque yo no lo he hecho, porque no soy muy aficionada a los barnices, también se puede barnizar el exterior y los cantos con un barniz satinado y quizá eso le dará más impermeabilidad a la pintura. En cualquier caso, todos los tratamientos pictóricos y de acabado que le deis a la caja deben aplicarse antes de colocar el bordado en la tapa, para evitar posibles accidentes que después tendrían mala solución.
El jardín diseñado por Nathalie Cichon es tan alegre y bonito que enseguida hubo quien pensó que era el mejor sitio para pasear, rodeado de flores, abejas, macetas, estaba tan feliz que no quería irse de ninguna manera.
Desde luego, cajas hay muchas, de muchos formatos, de muchas calidades y bordados para ponerles encima hay más todavía, también de todas las formas y colores. O sea que, si quereis lanzaros a la aventura, os lo recomiendo porque se pasa genial y encima acabas con algo tan bonito en las manos y además os aseguro que es muy sencilla de hacer. Claro que si no haceis la prueba, nunca sabreis la de cajas preciosas que podeis hacer.
Feliz fin de semana