BOLSO DE PATCH
Empieza el curso en el grupo de patchwork y voy engrasando las agujas, los dedos, la máquina de coser y también las ideas, a ver si esta nueva temporada soy capaz de sacar adelante algún proyecto más que el pasado, en el que estuve un poco vaga, la verdad, aunque claro, no nos vamos a engañar, la principal motivación de acudir a un grupo-clase de patchwork durante años acaba siendo la relación que se establece con compañeras y profesora, el buen rato que pasamos, lo que nos reimos, lo que compartimos, lo que aprendemos unas de otras, mucho más que las ganas de coser.
En este caso, os presento mi primera labor de este curso, elegida y decidida en un instante, en cuanto vi en la tienda (Lunares pachwork) el modelo y no tuve duda de que era justo lo que hacía tiempo estaba buscando y que me venía que ni pintado para regalar a una persona especial.
Se trata de un bolso grande y cómodo, ligero y resistente, de colores sufridos, fácil de combinar con la ropa de otoño e invierno y con capacidad suficiente para ir de compras, para ir de viaje o para ir a trabajar, como creo que será en este caso, ya que es un regalo para una buena amiga, la persona que cuida a Violeta y sé que le vendrá muy bien para sus largos desplazamientos de cada día, en los que necesita llevar un sinfín de cosas, desde el periódico, libro, ropa, paraguas, los recados que hace al ir y al venir, en fin, los mil detalles necesarios y los "por si acaso" que casi siempre acabamos llevando en la primera bolsa de la compra que encontramos a mano y que en este caso yo quiero que ella los lleve en un bolso bonito, porque es lo que merece alguien que quiere tanto a mi nieta y que la cuida como un tesoro.
Es una delicia empezar con un proyecto tan agradecido, porque eso me anima a emprender otros enseguida y me desencadena un chorro de ideas que resulta muy estimulante.
Vamos, me ha gustado tanto y es tan entretenido de hacer, que no descarto hacer alguno más, para regalar o para quedármelo, porque ese colorido queda ideal con la ropa sport, especialmente con los vaqueros, las botas, la gabardina, una chaqueta de punto grueso, en fin, que le veo muchas posibilidades.
Lógicamente, si el modelo te lo dan ya diseñado y completamente pensado, el trabajo se vuelve muy fácil, porque solo hay que copiar y coser; pero si, además, el tejido patch formado por esos cuadraditos tan bien cosidos, viene también hecho de fábrica, entonces comprendereis que apuntarse a esta tarea no requiere ningún talento especial y la pereza se despeja en un abrir y cerrar de ojos. Ya hace meses, desde que lo vi por primera vez en Lunares, me había hecho mucha gracia esa tela, que no es estampada sino realmente cosida (que he visto en tonos granates, verdes y este en azules) y había pensado usarla para alguna labor, pero lo fui dejando hasta esta ocasión en que me encontré con el modelo perfecto para probarla.
El interior lo he forrado con otra tela de cuadritos muy country , en tonos rojos en este caso, que hacen un contraste perfecto con la tela exterior y le he puesto dos bolsillos grandes, uno de ellos cerrado con cremallera para mayor seguridad. La consistencia imprescindible de las paredes del bolso se ha conseguido con una guata semi-rígida que es flexible pero que mantiene la forma perfectamente incluso cargando peso y además, si se deforma, recupera enseguida la forma con la plancha. Un automático grande de adorno en color bronce ayuda a mantener bien cerrada la abertura superior del bolso.
El fuelle lateral se recoge con dos lazadas de adorno en la parte superior, lo cual ayuda a mantener la forma y da un perfil más elegante y bonito, pero si se aflojan o se sueltan en un momento dado, se aumenta muchísimo la capacidad del bolso en caso de necesidad.
La costura de los lacitos sobre el bolso se refuerza y al mismo tiempo se oculta con unos grandes botones de madera de coco cosidos con perlé Valdani y rematados con un nudo que deja los cabos a la vista. Las asas, de cuero, van cosidas sobre la pared del bolso atravesando todas las capas (exterior, guata y forro), porque eso refuerza mucho el conjunto del bolso repartiendo las cargas entre todas las capas.
El llavero de las florecitas, trabajo inaugural del curso en clase de patchwork, es un divertidísimo ejercicio de costura que se hace en un ratito y lo he colgado en el bolso como adorno de presentación pero no forma parte de él; supongo que puede usarse como está o meterlo dentro y usarlo para lo que está pensado, eso quedará a cirterio de su destinataria. Este es el primero que hice pero ya he hecho otros dos y aún haré alguno más para regalar, porque son muy graciosos y vienen perfectos para aprovechar pequeños trocitos de telas sobrantes. Para colgar el llavero en el exterior del bolso he utilizado un imperdible de acero envejecido comprado en La Casina Roja, un accesorio que coordina perfectamente con el estilo del bolso.
La próxima semana llevaré el bolso a su destino y espero que a MC le guste y sobre todo que le sea verdaderamente útil, porque yo lo he hecho con toda la ilusión y desde luego, con mucho cariño aunque, claro está, falta saber si mis gustos encajan con los suyos, ojalá que sí.
Las fotografías hechas en contextos tan particulares y planos tan cortos no ofrecen referencias de escala fiables, por eso, para que os hagáis una idea de las dimensiones reales del bolso, os comento que este es un poquito mayor que el original que yo vi y que adapté a lo que me pareció más apropiado para el uso que pienso va a tener. Este mide 41 cm de largo, 37 cm de alto y 13 cm de fondo, o sea que es un bolso bastante grande y capaz, aunque el efecto de los lacitos atados lo hace parecer muy discreto. Las asas no son graduables, así que las he dejado a una longitud cómoda para llevar al hombro pero no demasiado larga por si se quiere llevar en la mano y lo he medido por mí, que enseguida arrastro los bolsos por el suelo, ya me entendéis.
Espero que os guste, ya veis que es un modelo muy sencillo y al alcance de cualquiera que tenga pequeñas nociones de costura, el mérito es de la tela que lo pone muy fácil.
Feliz semana