BOLSITA DE LANA "REMEMBER ME"
Es bastante habitual que empiece muchas más labores de las que puedo atender, hasta el extremo de tener que inventarme continuamente nuevos sistemas de organización de gráficos nuevos en espera, de neceseres con lo necesario para empezar nueva labor, de otros neceseres o bolsitas con labores a medias y así hasta que las tareas de clasificación me ocupan más tiempo que el mismo bordado. Lo que no es tan corriente es que deje sin usar una labor ya terminada, porque ya sabeis que enseguida quiero encontrarles una utilidad que casi nunca es ponerles un marco, que sería lo más fácil de decidir.
Sin embargo, este pequeño motivo de Blackbird Designs, que me encantó cuando lo vi y que bordé rápidamente, lleva esperando más de un año y no precisamente olvidado, porque de vez en cuando le daba una ojeada a ver si se me ocurría algo. Yo creo que se me atascó porque no me gustó la sugerencia de acabado propuesta por su autora pero en el momento tampoco fui capaz de pensar en otra cosa, lo miraba y volvía a ver el volantito alrededor y se me quitaban las ganas de hacerlo.
Pero, volviendo a los neceseres y bolsitas que tanto me gustan, hace unos días decidí hacerme una bolsita con lana, que es un material que me tiene enamorada y que cada vez utilizo más y, dudando entre hacerle un patch en la tapa o adornarla con unos bordados un poco rústicos, me acordé de pronto de este modelo y, asombrosamente, los tonos del punto de cruz se coordinaban a las mil maravillas con el color de la lana que había elegido, así que tardé apenas segundos en lanzarme a la tarea.
Esa combinación tan alegre de colores cálidos y puntos diferentes tiene tanto encanto que no necesita grandes complicaciones para resultar bonito, por eso me decidí por un formato de bolsa muy elemental y realizada en todos sus aspectos a la manera de las antiguas pioneras, es decir, aprovechando todo tipo de recursos existentes en la casa.
Una simple bolsa plana, en forma de sobre, con el bordado cosido en la tapa y con capacidad suficiente para guardar una labor o el Kindle y que ha resultado comodísima y práctica, precisamente por su sencillez.
En el interior tampoco me anduve con contemplaciones y, puesto que no tenía suficiente de la tela marrón estampada que era mi preferida para la tapa, me conformé con colocarla formando una solapa en la bolsa y forré el resto con otra tela de Moda, casi igual de bonita y que inexplicablemente también encajó a la perfección con el conjunto.
Naturalmente todo el proceso fue mucho más rápido que lo que estoy tardando en contároslo y ya lanzada en esa locura de improvisación, aún me quedaron ganas de meterle más colorines y por eso me dio la vena de hacerle a la tapa un remate de crochet (que es una técnica por la que no siento un aprecio especial). En realidad hice primero un festón usando un perlé Valdani en un tono matizado que armonizaba perfectamente con los tonos de la lana y del bordado y ahí tendría que haberme parado, pero de pronto me entraron unas ganas locas de probar qué tal quedaría un remate a ganchillo (de aquellos que mi madre hacía por todas partes), usando el hilo Valdani y me puse alegremente a darle a la aguja. Claro, como en el comer y el rascar, solo fue empezar y ya no pude parar. Ahí se quedó el experimento y ahí se va a quedar, porque no siento ningún remordimiento por el exceso; al contrario, me hace muchísima gracia todo el batiburrillo de telas y colores mezclados y en estos días es una de mis bolsas preferidas.
De paso que hacía el remate le tejí una presilla y con un botón de madera "Natura", de esos que vende Nuria en La Casina Roja, me quedó un cierre estupendo y super coordinado.
Aún me sobró una pizca de lana para hacer una práctica bolsita porta-tijeras, mucho más austera, supongo que para compensar y así tengo el conjunto completo. Además, en estas bolsas que no tienen compartimentos separados, es mejor encerrar las tijeras en una bolsita o carterita para evitar que se quede suelta dentro de la bolsa y pueda cortar por accidente los hilos o la tela o, incluso, la propia bolsa.
Ya veis que en la trasera se me habían acabado todas las fantasías y así he dejado que la lana se luzca sin otros aditamentos. Es tan bonita y tan cálida que no necesita adornos.
Estos paños de lana son una de las aportaciones más valiosas al campo de las labores, porque dan un toque especial a cualquier acabado y sus cualidades las hacen apropiadas para una variedad infinita de usos: solas, combinadas con telas estampadas, en aplicaciones, en patch, combinadas con bordados o con materiales más delicados como la seda o el encaje, cada vez las uso más y cuanto más las conozco más me apetece usarlas. Seguro que ya alguna vez os he hablado de sus colores, de su calidez, de lo bien que se lavan en la lavadora, de lo bien que se trabajan, no tengo más que elogios para ellas.
Claro que, tanto hablar de las lanas, no quiero que me distraiga de alabar los preciosos diseños de punto de cruz de Barb Adams y Alma Allen (Blackbird Designs), que siempre me llegan al corazón con sus propuestas de recuperación e interpretación de antiguos modelos. Concretamente, de este mismo libro he bordado otros dos motivos igualmente preciosos y aún haría más si tuviera más tiempo. Por eso no es casualidad que haya elegido los diseños de esta casa para proponer mi nuevo SAL "Abecedarian series", que me tiene entusiasmada.
Estoy segura de que más de media docena de vosotras tiene por ahí guardado un bordadito que está deseando convertirse en práctica bolsita y no me digais que el modelo es difícil, porque lo hareis en menos tiempo del que habeis empleado en leer este post que, como todos los míos, es más largo de lo que sería necesario.
Feliz semana