BOLSA DE PASEO
Si no fuera porque ha estado más que justificada, mi tardanza en publicar en el blog me avergozaría un poco, pero tengo que confesaros que las razones no tienen que ver con desgana por las labores ni nada parecido, sino simplemente que he estado entretenida en otros quehaceres que también me apetecían mucho y que no son como para publicar (o sí, no estoy segura). Ya os anticipaba en otro artículo que éste está siendo un verano muy atípico, distinto a lo acostumbrado en mí, con muchas actividades, muchos paseos, muchos amigos, mucha comida y hasta mucha bebida (yo, que de joven creía que era completamente abstemia) y lo he redondeado estos últimos días ejerciendo de "fontanera sin fronteras" en la casa de verano de mi amiga Rosa, donde lo hemos pasado tan bien y nos ha quedado una obra tan guapa que hoy estoy tristona porque ya la echo de menos (a Rosa, no a la obra).
Pues bien, dentro del catálogo de nuevas costumbres de jubilada aventurera, este verano también he recuperado los paseos como medio de mantenimiento físico y uno de estos días en que me disponía a salir a caminar decidí que necesitaba con urgencia una bolsa cómoda y ligera donde llevar lo imprescindible para el paseo: pañuelos, agua, dinero, móvil y una rebequita por si cambia el tiempo. Naturalmente, fue dicho y hecho; había quedado con Carmen a las 12 y a las 11 sufrí el arrebato y me senté directamente ante la máquina de coser con dos telas atrapadas al vuelo en el armario.
El resultado fue esta bolsa que veis, simple, básica y elemental, pero que me viene de perlas para lo que necesitaba. Estoy segura de que si hubiera tenido más tiempo para pensar, no me habría quedado igual porque me habría complicado con más historias. La experiencia demuestra que casi siempre "menos es más" y las cosas más simples tienen mucho encanto así que, ¿para qué complicarlas?
Ni siquiera pude decidir el tamaño, porque el trozo de tela disponible no daba para más; pero hasta en eso tuve suerte porque está perfecta así: cabe todo lo necesario y nada más que lo necesario, o sea, lo que buscaba. Mide 34 cm de alto, 38 de ancho y 10 de fondo.
La tela lisa es uno de los linos rústicos que venden en Ikea, en color gris azulado, que combina perfectamente con una de las telas de Cabbages&Roses (también de lino) que me traje de Londres. Por eso, en cuanto las vi juntas no tuve ninguna duda. están hechas la una para la otra, aunque la calidad del lino estampado es infinitamente mejor, todo hay que decirlo.
Como es tan sencilla me apetecía incluir algún adorno sobrio y he elegido los sellos de Chèrie-M, que hace tiempo no usaba. Aprovechando que el lino Cabbages tiene un orillo de 12 cm en el color de fondo sin estampado, he utilizado este borde para los sellos. Luego los he pegado con entretela adhesiva de doble cara y he pasado un pespunte con la máquina.
El otro sello lo he puesto, en una de las asas del bolso, pòr el mismo procedimiento.
La decoración se completa con un piquillo de lino tapando las costuras y unos botones de nácar, todo ello comprado en "La Casina Roja".
Para controlar mejor las llaves y el móvil le he puesto un bolsillo interior hecho con la tela estampada. Aunque no quería demasiada rigidez para que fuera blandito y cómodo de usar, he entretelado por separado la tela exterior y el forro (que es del mismo lino gris del exterior) y así mantiene muy bien la forma. Desde luego, la entretela es finita y suave, pegada con la plancha.
El diseño es el "ABC" de las bolsas: formar el tubo cerrando la costura lateral, luego coser la inferior, matar las esquinas al ancho deseado y listo. Repetir lo mismo con el forro, meterlo dentro revés contra revés, colocar las asas en su lugar entre las dos telas y coser el borde a máquina. Coser los dos botones en la inserción de las asas y planchar. Estrenar de inmediato y disfrutar del paseo.
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Es tan cómoda de usar que ahora la llevo a todas partes y estoy encantada.
Y, ahora que lo pienso, esta temporada estoy haciendo muchos bolsos de todo tipo. Yo creo que son rachas que se pasan. Ya veremos.