Voy a mostraros una de esas recetas que Paula nos va regalando y que todas acabamos haciendo nuestra porque es fácil y además está muy buena. Se trata de unas galletas diferentes, muy crujientes (mejor cuanto más duras), nada empalagosas, bastante ligeras (no contienen grasa, salvo los frutos secos) y son muy nutritivas, basta ver sus ingredientes.
La receta original es italiana, de ahí el nombre "Biscotti", palabra que significa "cocido dos veces" y que en este caso concreto hace referencia a su elaboración, como vereis enseguida.
Para hacerlas necesitamos
2 huevos enteros y la yema de otro (reservamos la clara de éste)
1 taza de azúcar
1 taza de almendra marcona pelada cruda
1 taza de avellana pelada
(La taza es, en todos los casos, tamaño mug o taza de desayuno)
1 y 3/4 tazas de harina
1 cucharada sopera rasa de levadura Royal
140 g. de chocolate 70% cacao (se puede poner menos e incluso se pueden hacer sin chocolate)
Pizca de sal
Pizca de vainilla
Y la elaboración, sencilla, sigue estos pasos:
Precalentar horno a 170º y aprovechar este momento para tostar suavemente las almendras y avellanas (incluso si ya estuvieran tostadas, les viene bien secarse un poco).
Mientras tanto, batimos con las varillas dos huevos y una yema más el azúcar, hasta que blanquee y quede espumoso y a continuación añadimos la harina, levadura, sal y vainilla en polvo y mezclamos bien. (Reservamos la clara restante para pintar las galletas al final).
Por otro lado, troceamos groseramente el chocolate y los frutos secos (que ya estarán fríos); yo les doy un pase ligero con la picadora y termino a cuchillo, porque la máquina los desmenuza demasiado y necesitamos que los trozos sean grandecitos.
Unimos todo ello a la masa base y mezclamos hasta conseguir una consistencia grumosa, como un engrudo bastante pegajoso e incómodo de manejar (la verdad es que tiene un aspecto bastante asqueroso, ya veis la foto, es normal, no hay que alarmarse).
Ahora, con las manos enharinadas dividimos las masa en tres partes y les damos forma como de baguette de pan, que colocaremos sobre la placa de horno también ligeramente espolvoreada con harina y las pintamos con la clara que habíamos reservado (previamente batida, claro está).
Horneamos unos 25 a 30 minutos, aunque como este dato es muy variable en función de las características de cada horno, nos fijaremos en el aspecto que tendrán las baguettes, que será parecido a esto
En este punto sacamos del horno, colocamos sobre una superficie fría (un papel de aluminio sobre la encimera nos sirve) y esperamos hasta que estén tibias.
Cortamos en lonchas las baguettes haciendo el corte oblicuo. Esto se hace así por dos razones: porque quedan las lonchas más bonitas y sobre todo, porque se rompen menos al cortarlas, aunque no pasa nada si se rompen, son igualmente comestibles.
Una vez cortadas, las extendemos nuevamente en la bandeja del horno, encendemos a 80º~100º y las dejamos al menos una hora para que se deshidraten y queden con su característica y súper-crujiente textura.Con la experiencia, cada uno elige la temperatura y el tiempo de secado que desea para que estén a su gusto, pero es mejor que pequen de duras, así es como se consumen en Italia y, desde luego, se conservan mejor.
En una lata metálica o en un bote de cristal con tapa, podeis tener biscotti perfectos durante semanas, esto en el caso de que no os los comáis el primer día. Son deliciosos como tentempié, solos o con café, té o leche y como exquisito acompañamiento de un "vin santo" o un Oporto, en la sobremesa.
¡Ojo!, son muy adictivos, mejor poneis la lata lejos de la vista, porque no podreis evitar meter la mano cada vez que paseis cerca.
Deseo que os gusten.