AÑO DE NIEVES
La noche pasada, de pronto, se puso a nevar y ese silencio enorme, denso, palpable, unido a una luz inusual a las 5 de la madrugada, me hicieron despertar. Abrí los ojos en la cama y supe que algo especial estaba ocurriendo porque nunca hay esa luz y esa calma en las noches corrientes. Me asomé tras la cortina y ya el jardín estaba entero cubierto de blanco, desde la hierba hasta los árboles; sentí ganas de gritar de alegría y contárselo a alguien pero, sinceramente, no eran horas para despertar a nadie, así que me quedé en la ventana un rato disfrutando de ese espectáculo único y luego me volví a la cama, a pensar en mis cosas mientras intentaba oir la nieve caer.
¿Habeis probado alguna vez a oir la nieve caer sobre la misma nieve?, es especial, es como el anti-ruido y produce una sensación de paz que no se consigue con nada más. Sonreí en la oscuridad pensando en los reporteros de esos programas que van por los pueblos nevados comprobando que la gente tenga el congelador lleno de comida y la leñera bien repleta para alimentar un buen fuego, cada año el mismo reportaje, el mismo arcón, la misma leña, como si fuera una y otra vez la misma nieve. Prefiero este silencio y esta sensación de inmensa calma en soledad.
Amaneció más temprano, por el resplandor del blanco y, puesto que no dormía, me puse unos zapatos de goma, la cámara y una chaqueta sobre el pijama y salí a disfrutar del instante especial. Enseguida descubrí los efectos colaterales, la mimosa está partida, una de sus ramas más grandes duerme mansamente tirada en la nieve. Siento pena, pese a que no es el árbol que más quiero de todos los que tengo, tiene un valor especial: pinta de amarillo los días más grises del invierno. El seto recién podado parece aún más bajo cargado con el peso de la nieve. Todo es distinto, un poco triste y sin embargo perfecto, lástima que ocurra pocas veces.
Hubiera preferido que siguiera nevando, 10, 15, 30 centímetros de manto blanco, pero se cansó pronto, así que pasé el día llenando los ojos de esa luz y ensimismada en mi mundo, me pasa eso cuando nieva, no quiero ver ni hacer nada más.
A mediodía ya el sol espantaba nubes y aunque no dejó de nevar de forma intermitente, fue imposible mantener la magia, así que me bajé de mis sueños y volví al trabajo.Sea como fuere, ya es año de nieves, año de bienes y este año me toca que sea cierto.
Muy pronto, casi en minutos, será día 15 y ese día tengo una cita importante, será mejor que me prepare para llegar a tiempo.
Que descanseis. Mañana será otro día. Día 15.