NUEVO AÑO
Acabadas las celebraciones navideñas, he dedicado los últimos quince días a quejarme de una sinusitis aguda que hacía mucho tiempo no padecía y con el dolor, la fiebre, las molestias y las pastillas he tenido excusa para esconderme de la tristeza que cada vez provoca la separación. Ya sabéis que las personas más importantes de mi vida viven lejos y que nuestra cotidianeidad consiste en saludarnos y despedirnos, circunstancia que intentamos vivir como normal, pero que va dejando un poso en mí que me hace pasar de la pena a la rabia o la impotencia y rebelarme contra un mundo en el que se me obliga a renunciar a lo único valioso que tengo y encima se espere que me muestre muy feliz de hacerlo. En fin, que ya sé que muchos de vosotros vivís situaciones similares, pero no quiero aplicar el perverso refrán de "mal de muchos....", sobre todo porque se trata de asuntos lo bastante delicados como para reducirlos a materia de chiste fácil. Es verdad que nuestros hijos se han ido en pos de una pretendida (y a veces no conseguida) prosperidad y es verdad que nosotros mismos los hemos preparado para que puedan hacerlo, pero eso no debe impedir que reivindiquemos que, tanto para ellos como para nosotros, eso no es lo ideal ni mucho menos, directamente yo lo considero una desgracia.
El caso es que con unas cosas y otras llevo ya dos meses sin publicar nada y esto de los blogs es una cuestión de hábitos y, si lo vas dejando, cada vez cuesta más encontrar el momento de sentarte y ponerte a escribir, teniendo en cuenta, además, que para ponerte a escribir tienes que tener un poco de buen ánimo y haber discurrido algo que sea digno de ser contado, tienes que haber hecho una buena colección de fotografías, haberlas revisado y seleccionado, editado y preparado para subirlas, en fin, un montón de horas de preparación que solo con una disciplina regular se consigue mantener.
Tanto es así que yo misma llego a olvidar las cosas que he hecho en este tiempo (pese a que las fiestas navideñas no dejan mucho tiempo para las manualidades) y cuando pienso empezar un post soy incapaz de recordar qué era aquello que quería contar. Así que esta madrugada, en un par de horas de insomnio, he hecho el esfuerzo de estrujar la memoria y poner en orden la lista de proyectos que he terminado en estas últimas semanas y son más de las que yo misma recordaba, o sea que lo que realmente me ha fallado ha sido el protocolo de inventariar, fotografiar y organizar mi "catálogo" de ideas y el consiguiente remate de publicar cada realización, pero si me sereno un poco, seré capaz de contaros muchas historias de trabajitos.
En esa colección de imágenes que veis arriba trato de mostrar un resumen de mis tareas durante estos dos meses y ya os advierto que de algunas de ellas no tengo más fotografías que estas, pero al menos os hacéis una idea de que, de una u otra forma, siempre me las apaño para trastear en mis aficiones.
Pues veréis, desde que publiqué mi último post y recetas de cocina aparte (que también he probado unas cuantas), he restaurado y pintado muebles viejos, he tejido un abrigo para Catalina y un jersey y un par de bufandas para Violeta, he bordado y confeccionado los calcetines de papá Noel para mis tres nietos y algún otro diseño de punto de cruz, he aprovechado restos de telas para hacer un neceser para mis bastidores y unas bolsas para el punto para regalar, he tejido un muñeco para Max y he bordado un neceser con lanas para probar una técnica nueva, he planificado la forma de rellenar los huecos de un cajón de imprenta....
En fin, son unas cuantas cosas, momentos arrancados al sueño muchas veces o "sisados" a otras obligaciones menos apetecibles, pero que a trancas y barrancas han acabado por salir adelante y de ellos os hablaré en lo posible en próximos posts. Muchas veces tengo varios de esos proyectos en curso al mismo tiempo y eso me permite saltar de uno a otro esquivando el aburrimiento.
Es difícil sacar tiempo para estos hobbies cuando ando de viaje o cuando tengo a toda la familia en casa, pero esta temporada, además, se añadió la fatalidad de mi caída de la escalera que me dejó muy impedida bastante tiempo y en estos últimos quince días esta latosa sinusitis me causa muchas molestias, especialmente al agachar la cabeza, lo cual me obliga a reducir los ratos que puedo coser o tejer. Pese a todo me pongo a prueba y lo intento cada día, un poco cada vez, más que nada por no aburrirme. Afortunadamente voy mejorando y espero no tardar mucho en estar a tope.
Aunque ya ha terminado la Navidad, os enseñaré antes de nada los calcetines o botitas de Papá Noel. Entre las muchas cosas "útiles" que he terminado, he encontrado ratitos para dedicar a una de mis aficiones favoritas, el punto de cruz, dedicado en este caso a bordar los calcetines de Noel de mis tres nietos, para que luzcan en sus árboles de Navidad y los guarden de recuerdo mientras quieran.
He utilizado algunos de los modelos propuestos en el libro de Blackbird Designs titulado "Home for the Holidays" con las modificaciones necesarias para incluir en cada uno el nombre de mi nieto/a y su año de nacimiento. Este es un librito maravilloso, que recoge una recopilación de los mejores modelos navideños de la firma y que se puede convertir en una fuente inagotable de recursos para futuros proyectos navideños.
He bordado los calcetines en lino Belfast teñido con té en un tono tostado suave que combina perfecto con los hilos en tonos granate y burdeos que elegí entre las recomendaciones de la diseñadora y mis fondos de armario (Hilos Gentle Art y Weeks Dye Works)
El hecho de que el diseño requiera solo un par de tonos de la misma gama, me dio libertad a la hora de bordar y lo hice sin seguir al pie de la letra el gráfico, sino alternando los dos tonos como me apetecía en cada momento, así el trabajo fluía mucho más rápido y libre, improvisando sobre la marcha y la verdad es que he disfrutado muchísimo haciéndolo.
Para el montaje de los calcetines he rebuscado entre mis retales de telas de Patchwork, donde nunca faltan estampados fáciles de coordinar con estos bordados, porque los granates y beiges son seguramente los colores predominantes de mi armario de costura.
En este caso, la elección fue muy fácil, entre preciosos cuadritos country y algunos estampados pequeñitos, como estrellas y topos, no tuve demasiados problemas para decidirme en un momento. En todos los casos he combinado dos telas, una para el interior del calcetín y otra para la trasera exterior.
También he puesto una entretela termoadhesiva fina, que he pegado en el forro, para dar un poquito de consistencia y he metido una cinta para colgar en el borde superior.
El montaje es muy sencillo, porque el propio libro trae un patrón para cortar la plantilla del calcetín y basta copiar ese patrón en un acetato fuerte y así todas las piezas de tela quedan perfectamente cortadas a la medida exacta.
Los calcetines estuvieron listos a tiempo para formar parte de la decoración del árbol de Navidad y espero que hagan disfrutar a mis niños muchos años más, al menos, todos los que ellos quieran.
No son los únicos diseños navideños que he bordado este año, pero sí son los únicos que he conseguido terminar con montaje incluido; otros, pese a gustarme mucho, siguen esperando en la cesta a que se me ocurra una forma de darles acabado definitivo, aunque ahora pueden esperar hasta la próxima Navidad. La verdad es que el librito de Blackbird es una tentación continua y me encantaría copiar todos sus modelos; por el momento he bordado los tres calcetines y un maravilloso diseño de mayor tamaño al que quiero dedicar un acabado especial digno de la belleza del bordado. Espero enseñarlo muy pronto pero para que os hagáis una idea os dejo una imagen.