THE POTTING SHED
Estas últimas semanas he sentido una nueva fiebre adictiva con el punto de cruz, seguramente como reacción a meses anteriores en que otras ocupaciones me han mantenido alejada de él y sin poder dedicarle a mi "vicio" principal el tiempo que suelo dedicar. Y este reencuentro me ha llevado a bordar compulsivamente unos cuantos modelos que tenía atrasados y empezar otros que han ido apareciendo recientemente y que he puesto de inmediato en la lista de deseos.
Ya sabéis que defiendo con uñas y dientes el derecho al ocio, a administrar el tiempo libre que con sangre, sudor y lágrimas vamos acumulando a lo largo de la vida. Yo considero que el mayor capital que uno se gana durante toda la vida laboral no es la pensión que nos pagan al jubilarnos, sino el dominio del tiempo, la libertad de consumir las horas del día en lo que nuestros deseos disponen y más teniendo en cuenta que ese tiempo, por la edad, es irremediablemente limitado.
Así que, no tengo ninguna duda, ese tiempo que nos queda tiene que ser placentero, dedicado a las cosas que nos gustan, al relax, al ocio, a disfrutar de todo cuanto nos hemos privado durante el resto de la vida pasada. Y yo tengo muchas aficiones, que me alcanzan para ocupar todas las horas del día y alguna más, pero una de las más importantes es esa manía de hacer crucecitas de hilo encima de una tela siguiendo un gráfico; pocas cosas me relajan más.
Este que os enseño ahora es uno de mis últimos caprichos y, junto con otro gemelo que pronto os mostraré, de los diseños más deliciosos de bordar que recuerdo en mucho tiempo.
Se trata de un diseño de Brenda Gervais, la creadora de la marca "With thy Needle and Thread" que tiene un estilo que habitualmente me toca el corazón por su sencillez, el aire primitivo y vintage de sus modelos, las sabias combinaciones de motivos y colores y los acabados que propone, siempre dentro de una estética primitiva que me encanta.
Durante años admiraba sus modelos a través de internet sin encontrar el modo de conseguir alguno, por eso fue una gran alegría cuando en "La Casina Roja" empezaron a venderlos y desde entonces he venido siguiendo regularmente cada nueva publicación.
Este precioso relato titulado "The potting shed" (El cobertizo de las macetas), es perfecto para mí porque describe otra de mis aficiones favoritas, el jardín y esa permanente actividad de preparar esquejes o semilleros, que casi nunca acaban en nada útil, pero que entretienen mucho. De hecho, no hace mucho tiempo que, armada de tablas, tornillos y poco más, me construí mi propio cobertizo para las macetas, aunque en mi caso es más bien una estantería destartalada y adosada a la pared trasera de la casa, pero me hizo la misma ilusión que si me hubiera instalado el invernadero de Kew Gardens.
Realmente la escena es tan bucólica y natural que trasmite paz y la felicidad de vivir con la naturaleza; me recuerda esos días de primavera en que me pongo el delantal jardinero y las botas de goma y se me olvida hasta el hambre enfrascada en las interminables tareas del jardín. ¡Cuántos momentos de esos me rescatan de la tristeza o las preocupaciones más agobiantes!
El modelo en sí es bastante sencillo de bordar, porque los motivos son simples y están bien estructurados en una composición limpia y sin elementos superfluos, una característica de los diseños de esta mujer, que nunca coloca un detalle de más, cosa que yo agradezco porque simplifica muchísimo el trabajo a la hora de seguir los gráficos que, además, he de decir que se ofrecen en una calidad de impresión excelente, a todo color y en buen tamaño, lo que ayuda mucho a la vista.
En este caso, además, el trabajo se ha simplificado gracias a que yo tenía claro el uso que iba a dar a este diseño incluso antes de bordarlo; en cuanto yo vi en las fotos el modelo y su formato, decidí que lo usaría para confeccionar un cojín y por eso he intentado que el bordado tuviera el mayor tamaño posible.
Para lograrlo, he usado un lino que no había usado nunca, el llamado "Dublín", de la marca Zweigart, una tela de 10 hilos/cm, de trama mucho más abierta que los que uso habitualmente y que resulta delicioso de bordar porque los hilos se cuentan casi sin gafas. No se trata de que la tela sea más gruesa, sino que los hilos están más separados, con lo cual se consigue un mayor tamaño en las puntadas y un aspecto más rústico y primitivo que con linos más finos, sin perder la calidad que siempre nos dan las telas de lino para bordar.
Lo he teñido con café y té, mezclados y sin colar, de modo que los restos sólidos produzcan zonas de manchas aleatorias que contribuyen a reforzar el carácter envejecido de la tela.
La selección de hilos es la recomendada en el gráfico, una preciosa paleta conseguida mezclando colores de tres de las mejores marcas de hilos artesanales para bordar: Gentle Art, Classic Colorworks y Weeks Dye Works.
He bordado con dos hebras de hilo sobre dos hilos del tejido y he usado bastidor, ya que en una tela de trama tan abierta siempre se corre el peligro de encoger un poco la tela si se aprieta un poco la puntada y el bastidor nos evita ese feo efecto al mantener la tela tirante en todo momento.
En realidad yo siempre uso bastidor con pie, estoy mucho más cómoda, coso más rápido y encuentro que el bordado queda mucho mejor acabado, con puntadas más regulares y una tensión más controlada del hilo.
Además de usar bastidor, he procurado en este caso dejar las puntadas bastante flojas, para darles más relieve y reforzar así el aspecto primitivo y rústico del modelo y creo que lo he conseguido. El resultado ha sido espectacular y estoy decidida a usar más veces esta tela en cuanto aparezca un diseño que le encaje tan bien como éste.
El bordado terminado mide aproximadamente 33 x 18 cm y con unos bordes de tela para suplementar, quedará un tamaño estupendo de cojín rectangular.
Ahora solo falta confeccionarlo, para lo cual voy a usar un tejido de un muestrario de tapicería que ya tenía en casa y un cordón de pasamanería al tono que he comprado en una mercería tradicional.
Por las pruebas que he ido haciendo yo creo que va a quedar precioso y desde luego, os lo enseñaré en cuanto lo termine.
Con estas imágenes yo creo que ya tenéis una pista fácil de lo que pretendo hacer, más o menos, aunque siempre puede suceder que, de aquí hasta que lo haga, se me ocurra otra idea. En cualquier caso, el bordado es tan guapo que quedará bien de todos modos.