THE PASTORAL
Como en todas las cosas de la vida, también en el campo de mis hobbies yo tengo preferencia por determinadas casas, marcas de diseñadores y/o distribuidores de materiales, a los que recurro siempre que quiero invertir en mi tiempo libre.
En el diseño de bordados, "The Drawn Thread" es una de mis marcas preferidas y es muy difícil que me resista a quedarme cada uno de los modelos que llegan a la tienda donde yo compro habitualmente (La Casina Roja). Hasta tal punto que, además de haber bordado ya un sinfín de modelos de esta diseñadora, los gráficos que aún tengo en la lista de espera y que seguramente bordaré algún día, ocupan dos cajones completos de mi armario.
Naturalmente, no es la única firma que me gusta, hay otras cuatro o cinco que también consiguen siempre encapricharme y así sucede que no soy capaz de bordar tan deprisa como ellas publican, con lo cual yo compro los gráficos y luego se me van quedando por ahí, unos empezados y otros bien envueltos en su celofán, sin estrenar. Siempre digo que algún día tendré que poner una tienda para dar salida a tantos materiales como llevo acumulados hasta ahora.
Pero esta vez el diseño era tan bonito que no lo dejé atrás, fue llegar el paquete a mis manos y ponerme a bordar sin más aplazamiento que lo necesario para preparar la tela y los hilos.
Que una se enamore de los diseños de Cynthia Zittel es prácticamente inevitable, porque no se debe solo a sus méritos estéticos, que a la vista están, sino que sus detalles técnicos tan sabiamente desplegados, las instrucciones de montaje maravillosamente presentadas, los gráficos de gran calidad, las lecciones de bordado que se contienen en cada uno de sus motivos, hacen que el bordado fluya sin ningún esfuerzo y que siempre tenga un acabado perfecto.
El diseño está dividido en secciones, cada una de las cuales será después una parte concreta del costurero y están articuladas para componer un todo que cuenta una historia en cuanto se pliega.
En todas esas partes se reproducen motivos campestres y bucólicos que forman parte de una única escena , llena de elementos esenciales de la naturaleza, como los árboles, las flores, los pájaros, mariposas, mariquitas, la ovejita bordada con lana, la casita de campo, sin olvidar los abecedarios, que tanto nos gustan a las aficionadas al punto de cruz.
Unos motivos que yo adoro, porque representan el medio en que vivo y que me emociona siempre, máxime cuando se representan con esa finura y esa delicadeza, cuidando cada detalle, cada punto, cada color, haciendo imposible aburrirse de bordar; es más, sucede siempre que una se queda con ganas de más cuando se termina uno de estos proyectos tan bonitos.
Todos los diseños de The Drawn Thread se caracterizan porque en ellos el punto de cruz siempre va acompañado y complementado por otros puntos de bordado que, sabiamente administrados, enriquecen el resultado final y le dan un aspecto mucho más sofisticado y profesional, más elegante y refinado, que en definitiva los distingue de cualquier otro. Yo soy admiradora incondicional de este estilo inconfundible, de ahí que me encante bordar todo lo que proponen y solo puedo lamentar no tener tiempo para más.
Para este proyecto he utilizado lino Belfast, de Zweigart, en color "Dirty linen" y lo he bordado con hilos de Gentle Art, Weeks Dye Works y DMC, en colores equivalentes a los recomendados, ya que esta diseñadora trabaja casi siempre con hilos de seda de marcas americanas que no se encuentran fácilmente por aquí.
El gráfico viene en semi-kit, es decir, con algunos accesorios necesarios para montar el costurero, como el botón de cierre y las anillas para colgar hilos, todos de hueso y los botoncitos diminutos que sujetan la lana porta-agujas.
Para terminar de armar una pieza realmente valiosa, he forrado el interior con una seda salvaje en color burdeos -a juego con los tonos de los hilos-, que tenía reservada desde que me la regaló mi amiga Rosa y que le da un toque maravilloso.
También he puesto una guata fina entre capas con el fin de darle un poco de consistencia.
Cuando una pieza así ha sido diseñada por alguien que también borda es natural que tenga la configuración que toda bordadora necesita, un tamaño discreto pero la funcionalidad perfecta para contener todo lo necesario en una labor: los hilos, un poco de tela, el gráfico y una tijera, además de una colección de agujas para todas las necesidades.
De lo que se trata es de tener siempre accesorios disponibles adecuados para meter en el bolso y lllevarlos con nosotras para dar unas puntaditas en cualquier momento, que de eso se trata. Y os aseguro que no es lo mismo ese rato que sacamos para sentarnos a bordar un poco, si desplegamos a nuestro alrededor todos estos accesorios divinos, tan bonitos que convierten en mágico el acto de bordar.
Aquí lo podeis ver en todas sus facetas, desplegado, con un bolsillo porta-objetos sobre el que se coloca la lana para las agujas, plegado a medias y cerrado del todo, por delante y por detrás. No me digáis que no es una monada, apetece tenerlo en las manos todo el tiempo.
Con el cambio de hora que nos imponen hoy y que no me gusta nada, yo empiezo la temporada de invierno, que me obliga a madrugar más para poder aprovechar la luz de la mañana y que me mete en casa a partir del mediodía, porque más tarde no hay luz y no hay quien aguante el frío para intentar bordar en el porche.
Vienen muchos meses de días cortos y noches largas, meses de estar en casa, de abrir los armarios y sacar todos los proyectos pendientes, de disfrutar de las manualidades al amor de la lumbre, días cálidos, íntimos, vividos más hacia adentro y más en silencio, rodeados de estas pequeñas cosas que nos hacen la vida más bella.
Ya que no hay sol, al menos pongamos color y calor.
Nuevas ideas están en marcha y otras muchas irán apareciendo para que no me quede un minuto vacío. Lo importante es sentir que tenemos cosas que hacer, que hay que despertarse, espabilarse, organizarse, sentirse útil; ni un solo momento dejado al aburrimiento, a la tristeza o a la negatividad.
Feliz semana