CHAQUETÓN BEBÉ
Algunas personas de las que venían siguiendo mi blog hace tiempo creen que he dejado de hacer labores, que he perdido la motivación por escribir o que mi interés por meterme en proyectos nuevos continuamente ha desaparecido, porque mis publicaciones en este medio son mucho más espaciadas y me paso semanas enteras sin dar señales de vida. Pero nada más lejos de la realidad, lo cierto es que cada vez hago más cosas, estoy más ocupada y me cuesta más encontrar ratos libres para sentarme a escribir o ponerme a preparar escenas y fotografiarlas. Y todo porque, desde hace justo dos años, los nietos han llegado a mi vida y han puesto patas arriba mis esquemas de planificación. Sigo haciendo cosas, de hecho siempre traigo una labor entre manos, pero muchas veces son prendas de ropa para mis nietos, o juguetes, o una tienda de campaña, cosas que se vuelven prioritarias no por necesidad, sino por la ilusión que me hace a mí hacérselas. Y la mayor parte de las veces tengo tanta prisa en llevárselas que ni siquiera me doy el tiempo de fotografiarlas para poder después enseñarlas en el blog, simplemente las envuelvo y me voy corriendo a llevarlas a destino.
Eso sin contar con que el período de vacaciones no tengo un instante para hacer nada más que estar con ellos, jugar con ellos, disfrutar de su compañía todo el tiempo que no están durmiendo (bueno, tampoco, porque pasear y vigilar las siestas de día también corre de mi cuenta), en definitiva dedicarles las 24 horas de cada día, que cuando se tienen tan lejos cada minuto cuenta.
Pero bueno, ahora que el verano nos dice adiós y que el silencio vuelve a tomar posesión de la casa y el jardín, es de nuevo tiempo de reencontrarse con las labores y qué mejor que acabar proyectos pendientes, como mi preciosa manta bordada, ya casi a punto de terminarse y entre puntada y puntada, he sacado unos ratitos para hacerle un chaquetón de punto a Max y un jersey tejido con restos de otras prendas antiguas. Ambas prendas y alguna cosita más ya están en Alemania, para que el otoño no sea un obstáculo para salir a pasear.
La verdad es que Max ya se marchó de aquí con una maleta bien repleta de modelitos para que esté guapísimo hasta las próximas vacaciones, momento en que, además, tendrá que cambiar de talla, pero el chaquetón era un antojo mío desde que el invierno pasado conocí esta misma lana con ocasión de hacerle una chaqueta a Violeta. Se trata de una fibra natural de nombre "Miski" y de composición 100% llama peruana, de la marca Katia, un verdadero lujo de suavidad y ligereza extraordinarias y con la calidez incomparable de las fibras de estos animales de altura. Solo tejerla es una experiencia especial porque ese tacto tan sedoso y cálido es difícil de encontrar en otras lanas, hasta el punto que casi da pena terminar la labor y tener que soltarla.
Por buscarle un inconveniente, solo encuentro el de que haya que lavarla a mano, que en prendas para bebé es un pequeño handicap, pero no puedo encontrar ninguna otra característica negativa en esta maravilla de lana. El precio es un poco más elevado que el de otras fibras pero eso queda compensado por la calidad.
Todos los colores de esta calidad son tintes naturales neutros, muy suaves, perfectos para combinar con toda la ropa de otoño-invierno y en este caso he elegido un tono visón claro que me encanta.
En cuanto a la forma, me he decidido por un modelo muy sencillo, clásico, en estilo trenka con capucha, tejido en punto bobo para que sea más esponjoso y elástico, muy cómodo de llevar. No he utilizado instrucciones, sino que sobre un patrón de cartón con las medidas fundamentales de la talla adecuada, voy tejiendo y adaptando la forma de la prenda a lo que necesita cada parte del patrón. Como cierre, al no encontrar los alamares característicos de las trencas en este tamaño tan pequeño, los he fabricado con un botón parecido y un cordón de la misma lana tejido a ganchillo.
Es el tipo de prenda que crece con el bebé y suelen quedar bien durante mucho tiempo; de momento con los puños doblados y un poquito más larga y más adelante se desdoblan las mangas y queda más tres cuartos, pero sigue estando bien.
En principio pensaba hacer solo el abriguito y enviarlo sin más, pero andar revolviendo cajones suele tener consecuencias imprevisibles y el de las lanas no iba a ser una excepción. Por eso, mientras buscaba la lana del abrigo aproveché para colocar todas las bolsas de restos de lanas con la intención de refrescar la memoria y en estas me encontré con dos ovillitos de otra fibra super especial que me habían sobrado de un jersey que le hice a Paula hace un montón de tiempo.
Es también una lana que me gusta muchísimo, muy muy cálida, mezcla de Alpaca y algodón, de la marca Rowan, que ha dejado de fabricarse. Se llama "Alpaca Cotton" y su calidad es igualmente extraordinaria. Los dos ovillitos juntos pesaban 85 g, en una fibra que se recomienda tejer con agujas de 4 mm y el caso es que, valorando qué podría hacer con ellos, decidí intentar un jersey para Max que, al ser tan pequeñín, necesita menos lana. Al tratarse de una fibra muy esponjosa y con bastante pelo (aunque por su calidad no lo suelta y no resulta molesto) decidí tejerla con agujas de 5,5 mm para aumentar el rendimiento.
El tejido ha quedado igualmente precioso con esta tensión más floja y la prenda resulta sumamente amorosa y cálida, perfecta para un bebé que vive en el friísimo Norte de Europa.
Los tonos son también preciosos, gris plata y beige y los fui tejiendo a rayas aleatoriamente, preocupándome solo de consumir la misma cantidad, más o menos, de cada color, puesto que los dos ovillos pesaban casi lo mismo y había que aprovechar al máximo.
Con esas limitaciones de material no cabía meterse en filigranas, así que me decidí por la hechura más sencilla posible y respetando las medidas estrictamente, no quería arriesgarme a que se acabara la lana antes de llegar al final. Desde luego llegó, pero no creáis que con los sobrantes podré hacer más milagros, jjjjjjjjjj, vamos, casi me costó hacer la tira de botonadura que le he colocado en los hombros.
A veces nos ha pasado que alguna prenda comprada tiene una pequeña abertura y cuesta muchísimo metérsela por la cabeza al bebé y como me parece una tortura innecesaria hacer llorar a un bebé por vestirle algo, he decidido dejarle abiertos los dos hombros, así el jersey queda muy gracioso, cerrado con unos botones de madera ideales y nos aseguramos que nunca le vaya a molestar ponérselo y quitárselo.
Yo creo que con esos colores podrá ponerselo con cualquiera de sus modelitos, pero para completar el atrezzo y rellenar un poco más el paquete de camino a Hamburgo, he comprado un conjunto de pantalón, camisa y camiseta que me ha ayudado a imaginarme lo guapo que estará el peque cuando se ponga tanto el jersey como el abrigo.
A estas horas ya se lo ha probado todo y os aseguro que está precioso, aunque comprendereis que no ponga imágenes, porque no me gusta demasiado exponer a los niños en internet.
Menos mal que tenemos a osito, con una talla parecida a la de Max y que siempre está dispuesto a hacer de modelo para que podamos hacernos una idea de cómo quedará todo.
Ahora estoy esperando el momento oportuno para empezar otro chaquetón, esta vez para Violeta; ¡qué le vamos a hacer!, en cada cambio de temporada hay que contribuir al vestuario adecuado con las prendas que completen el guardarropa. Menos mal que me encanta tejer, porque ya veis que estos dos enanos me dan trabajo y he tenido que recuperar, a marchas forzadas, el hábito que en los últimos años estaba un poco apartado, aunque ya sé que nunca volveré a tener la velocidad y la precisión que en otras épocas podía disfrutar con mis agujas voladoras.
Como dice el refrán, "Entre col y col, lechuga" así que, con el programa de ropa de invierno para niños ya encarrilado, estoy deseando retomar otros miles de proyectos que iré intercalando y que estoy de momento frenando hasta terminar mi preciosa manta.
No veo ya el momento de volver al punto de cruz, al bordado (ya veréis qué idea más chula tengo para ir rellenando ratos perdidos).
En fin, el otoño nos obligará a entrar un poco más en casa y eso nos dará más ocasiones para practicar nuestros hobbies, hay que ponerse las pilas.