INDIVIDUALES DE PRIMAVERA
Aunque una haya nacido optimista, en general los largos años de vicisitudes van rebajando esa tendencia y situando las expectativas en niveles más realistas, aunque siempre quedan restos de esa alegre inconsciencia, ráfagas que de pronto te colocan en disposición de ignorar el sentido común y esperar que las cosas irán perfectamente o, mejor aún, que irán como tú las deseas.
Es lo que me ha pasado este año con la primavera, esa estación que en muchos lugares de España viene anunciando el verano y que en otros, como aquí, en realidad no existe, sino que se vive como un invierno que se resiste a marcharse y se arrastra hasta que de pronto un buen día, alguien anuncia que ha llegado el verano. Que tampoco creáis que es tal, porque en mi pueblo, como dicen, solo hay tres estaciones, el invierno, la de autobuses y la del tren. Así que los lugareños, obedientes y resignados, aceptamos la separación administrativa de las estaciones pero en realidad nos ponemos la misma ropa todo el año, aunque elegantes como somos, nos compramos ropa de temporada, como debe ser. Luego nos ponemos un abriguito encima y todo resuelto. Si pensáis que exagero, hoy es día 10 de Junio y a escasos 15 días de entrar oficialmente en el verano, os estoy escribiendo con pantalón largo, chaqueta de lana, calcetines de lana y una bufanda bien calentita y aun así de vez en cuando tengo escalofríos (dentro de casa, claro, del exterior ya ni hablamos)
Esto venía a cuento porque, hace como un mes, de pronto un día me levanté y hacía un sol espléndido en un desacostumbrado cielo azul y solo ver esa luz me dio un chute de energía tal que de pronto decidí que había llegado la primavera y, en consecuencia, me puse a hacer planes de primavera, una enorme lista de tareas que emprendo cuando me entra esa alegría de estrenar buen tiempo.
Lo primero que hago es sacar la vida al porche, trasladar mis trastos, costureros, bolsas de punto, libros, accesorios de manicura, yo qué sé, todo lo que se me puede ocurrir hacer cuando no estoy obligatoriamente ocupada dentro de casa y, por supuesto, suelo empezar por preparar el espacio para poder estar cómoda, revisar y limpiar a fondo los muebles, revisar cojines, reponer plantas de adorno, poner un poco de orden y crear un espacio agradable.
Esta vez coincidió que acababa de encontrar en un cajón un resto de un charm-pack de telas que sobraron de otras labores y cuando vi que eran estampados de rosas, en tonos muy pastel y muy ñoños, pensé que venían estupendamente para hacer unos individuales para el desayuno y esa labor emprendí sin pensarlo dos veces, porque desayunar fuera es también un clásico del buen tiempo y me gusta poner un poco de romanticismo en esos desayunos, con una mesa bien puesta, mantel, unas flores, en fin, unos toques de delicadeza.
Como mis manteles casi siempre son blancos y prácticamente cada día yo experimento con las leyes de Murphy, es raro que no se me caiga boca abajo una tostada untada con mermelada de cereza negra, de fresa o de mora, que son las que más manchan, por eso decidí que unos individuales monos, colocados encima del mantel, podrían evitar lavar este cada día.
Para estos mantelitos individuales pensé en el formato más cómodo de hacer, compré un par de telas para bordes y bieses, rebusqué por los armarios una tela apropiada para la trasera, un poco de guata y manos a la obra para poder estrenarlos cuanto antes. Claro que, como os comentaba al principio, esto fue solo un espejismo y, pese a que fui muy rápida con mi máquina de coser, para cuando los terminé, aquel espejismo de primavera se había ido y no ha vuelto todavía hasta el punto de pensar, en contra de la opinión de los científicos, si el cambio climático que nos anuncian no será en forma de glaciación.
Hasta he pensado mucho estos últimos días, mientras bordo aquí encajada en mi sillón y tapada con una mantita, en escribir un glosario meteorológico asturiano que pudiera servir de guía para turistas inexpertos, ayudándoles a interpretar la cantidad de expresiones locales relativas al tiempo atmosférico que no son otra cosa que rebuscados eufemismos destinados a consolarnos y no gritar de desesperación. Pongamos por caso el tan popular "Igual más tarde abre" y que significa exactamente "13º, ligera llovizna, humedad relativa de 90%, brisilla impertinente, cielo completamente cubierto sin previsión de mejorar" y así un extenso catálogo que deberíais conocer si vais a venir a Asturias de vacaciones y os arriesgáis a que un lugareño os haga una previsión. Luego no digáis que no os avisé, en verano hay que traer chubasquero siempre, paraguas plegable en el bolso, rebequita de lana y no vendrá mal un foulard, que además están de moda.
Bueno, el caso es que con las prisas de estrenarlos ya veis que no me compliqué nada con el formato, he usado los cuadros de 6 pulgadas tal como vienen en el pack, combinando seis de estampados diferentes pero coordinados y para los bordes elegí una tela de cuadritos en los mismos tonos, En la trasera he puesto una tela blanca que tenía por casa y el bies es un estampado menudo en verde y rosa, a juego con el resto de las telas.
Tampoco he discurrido nada con el acolchado, hecho a máquina, pero es que en estas labores tan de andar por casa no me gusta consumir mucho tiempo, me apetecen precisamente porque puedo hacerlas deprisa y empezar a usarlas cuanto antes. Unos pespuntes siguiendo las diagonales de los cuadrados son lo más socorrido en este caso. A fin de cuentas, son para comer encima y se van a lavar y planchar continuamente, por lo que tienen que ser prácticos y sin complicaciones.
Aunque os parezca mentira, los uso cada día, porque por fría que sea la mañana, yo me pongo la ropa que haga falta y salgo a vivir la ilusión de que es primavera y que me encanta ver el jardín mientras me tomo el café calentito. Luego hago un poco de sobremesa y ya, cuando me he quedado congelada, me recojo en el interior porque es imposible aguantar mucho rato por grande que sea la ilusión.
No obstante, cada día espío el cielo desde detrás de los cristales y me repito como un mantra esa frase que antes os ofrecí traducida: "Igual abre más tarde"